Contra la precariedad laboral
Contra la precariedad laboral
La aguda crisis económica por la que atraviesa el sistema capitalista está afectando especialmente a los sectores más desfavorecidos de la sociedad. Durante este año y medio de recesión económica las juventud en general, y los jóvenes trabajadores en particular, ha sido golpeados muy duramente. De hecho, la juventud no ha vivido las "mieles" del crecimiento económico, pues en la última década ha tenido que soportar la privatización progresiva de la enseñanza pública, los precios abusivos de la vivienda, la precariedad en el empleo y los bajos salarios.
Con la irrupción de la crisis toda la situación ha empeorado claramente. Respecto a la temporalidad, a inicios de 2009 había más de 2 millones de jóvenes que tenían contratos laborales inferiores a un año de duración, y 300.000 que no llegaban ni siquiera a un mes. Las tasas de desempleo entre los jóvenes se han disparado durante los últimos meses, afectando actualmente al 40% de la juventud menor de 30 años (el doble que en la Unión Europea). También los salarios que recibimos los jóvenes se han venido abajo, situándose en los primeros meses de este año en una media de 765 euros brutos al mes.
En este contexto, el acceso a una vivienda digna, más que nunca, se ha convertido en un sueño imposible. De esta forma actualmente si un joven quisiera emanciparse y acceder a la propiedad de un piso de 40 m², necesitaría invertir en el mismo el salario íntegro de trece años consecutivos. Todas las promesas del gobierno del PSOE de poner en marcha planes públicos para facilitar una vivienda en alquiler asequible a los jóvenes han quedado en un engaño total.
A esta situación se ha llegado por diversos factores, entre los que no debemos de olvidar, como un elemento fundamental, la ausencia de una política sindical combativa que respondiese a estos ataques. La estartegia de pactos y consensos llevada a cabo por los dirigentes de los principales sindicatos ha permitido que se comenzasen a recortar los derechos laborales y sociales de los trabajadores más jóvenes, en condiciones más precarias y con salarios más bajos. Nosotros hemos sido el banco de pruebas para poner en práctica todo tipo de ataques que más tarde se han trasladado a los sectores del movimiento obrero más veterano, con más derechos y mejor organizado.
Las condiciones cada vez más duras que soportan los jóvenes trabajadores están acumulando una gran cantidad de malestar y rabia. Aplastados por deudas hipotecarias que nos condenan de por vida, sometidos al chantaje de los empresarios y sus amenazas de despido, la juventud trabajadora y desempleada puede convertirse en la punta de lanza de una respuesta masiva y en el semillero de una nueva generación de luchadores y cuadros sindicales. Estamos viendo síntomas de lo que se prepara en la actitud de cientos de jóvenes obreros que se deciden a conformar comités de empresa en condiciones sumamente difíciles, enfrentándose a la presión salvaje de los patronos y, a veces, a la incomprensión y el rechazo de los aparatos sindicales. También, en la participación activa y militante de miles de jóvenes trabajadores en las movilizaciones más importantes del último año y medio, en las huelgas del metal en Galicia, en en el sector del automóvil, en las manifestaciones, encierros y huelgas en el campo andaluz, en la huelga general del 21 de mayo de 2009 en Euskal Herria...
La realidad del sistema capitalista empuja cada vez más a los jóvenes trabajadores a organizarse sindicalmente para enfrentarse a todos estos ataques y pelear por un futuro digno. Es necesario pues defender en los sindicatos de clase un programa combativo, democrático y de clase para dar un cauce a las aspiraciones y necesidades de la juventud trabajadora. Esta será la mejor manera para preparar al movimiento obrero con las herramientas necesarias para defender y recuperar nuestros derechos.