¡Construyamos una izquierda revolucionaria!
Las elecciones legislativas de este 25 de Mayo tienen lugar en un contexto internacional marcado por la ofensiva de la ultraderecha fascista global contra la clase trabajadora y los pueblos oprimidos del mundo. Una ofensiva que está impactando la conciencia de millones de personas, con el holocausto que está organizando -con el apoyo de Trump- el régimen nazisionista de Netanyahu en Palestina, con decenas de miles de personas asesinadas por las bombas y el exterminio por sed, enfermedades y hambruna. Y de la que también forman parte las deportaciones masivas y persecución racista del Gobierno de Donald Trump contra las y los migrantes latinos, musulmanes y de otros pueblos.
En Venezuela, la derecha y ultraderecha al servicio del imperialismo estadounidense acude a estas elecciones dividida. María Corina Machado, siguiendo la línea de fascistas militaristas como sus amigos Netanyahu, Trump, Milei, Uribe o Bolsonaro apuesta por el boicot y reforzar los planes para intentar llegar a Miraflores mediante una ofensiva violenta y golpista. Manuel Rosales y Henrique Capriles han asumido participar en estas elecciones con los partidos Un Nuevo Tiempo (UNT) y Unidad y Cambio (UNICA) a las que se han sumado otras organizaciones que formaban parte de la Plataforma Unitaria liderada por María Corina Machado, la cual decidió expulsarlos considerándolos traidores que habían pactado con el gobierno de Maduro.
El Gobierno pacta con la derecha y los empresarios para intentar debilitar a la ultraderecha de MCM
Estos sectores apuestan por acuerdos con el Gobierno que les permitan conseguir más concesiones y políticas a favor de los empresarios mientras intentan beneficiarse electoralmente del malestar social, decepción y rabia con Maduro y el resto de dirigentes del PSUV que se impusieron en las elecciones presidenciales del 28 de Julio de 2024.
El Gobierno ha liquidado todos los avances conquistados por la clase obrera y el pueblo con la movilización y la lucha bajo los Gobiernos de Chávez y está aplicando políticas cada vez más antiobreras, represivas y antidemocráticas contra la izquierda y el sindicalismo combativo provocando un reflujo de la participación política del pueblo y los trabajadores.
Su objetivo es consolidar un régimen bonapartista, es decir: cada vez más elevado por encima de las masas y basado en la utilización del poder judicial, la policía y el ejército para reprimir la lucha obrera, popular y estabilizar un capitalismo de estado.
Varios dirigentes reconocidos del partido Primero Justicia que asumieron la ruptura, decidieron sumarse al proceso electoral con el llamado que expresaba su líder: “El voto es un instrumento para hacer sentir vivo un sentimiento de cambio” De esta manera fijaron posición contra la línea política de abstención que plantea MCM.
Los demás partidos de la derecha, agrupados en la Alianza Democrática entre otros, no han perdido el tiempo para consolidar su pacto con el gobierno y avanzar en su política oportunista de buenos negocios como representantes de los empresarios. Cínicamente llaman a un “gran pacto nacional de concordia” y prepararse para la reforma constitucional que ha prometido Maduro.
Quieren una reforma que garantice los avances en la liquidación de los derechos conquistados por los trabajadores y favorezca a los capitalistas, ante esto la burocracia y el Gobierno parecen totalmente dispuestos. Y no solo porque con ello esperan dar un duro golpe a los factores extremistas de MCM sino porque han asumido el capitalismo como único modelo posible. Lo que les diferencia de Capriles, Machado y Rosales es que quieren ser ellos quienes lleven el timón de los acuerdos con los capitalistas venezolanos y extranjeros. Y dentro de la lucha entre los bloques imperialistas por el control del planeta, mientras la derecha y ultraderecha apuestan por seguir dependiendo de Estados Unidos, ellos han esterchado cada vez más lazos con los imperialistas rusos y chinos.
La unidad de acción contra la derecha y la burocracia se construye en la lucha y con una política revolucionaria
Desde las elecciones del 28J , e incluso antes, la burocracia del Gobierno ha ejecutado medidas políticas antidemocráticas para filtrar la participación electoral, decidiendo ellos quienes pueden ser aspirantes a cargos públicos y quienes no, declarando "traición a la patria" cualquier cosa que no les gusta.
Estas medidas no tienen como único ni principal objetivo a la ultraderecha, aunque el Gobierno intente justificarlas de ese modo. Los primeros atacados y excluidos en las elecciones del 28J fueron las fuerzas de izquierda y el desarrollo de una alternativa revolucionaria de la clase trabajadora, con una voz y política propias, independenientes de la derecha. Esto último para la burocracia es lo que más les preocupa.
Han preparado en conjunto con sectores políticos de la derecha y empresarios conciliadores un escenario totalmente favorable, intentando evitar la posibilidad de alguna alternativa donde los trabajadores y el pueblo humilde expresen su indignación contra las políticas antiobreras, antipopulares y antirrevolucionarias que lleva adelante el gobierno de Nicolás Maduro.
Lastimosamente hay sectores del chavismo crítico que siguen apostando a conseguir una solución por el camino de llegar a acuerdos con la burocracia y resolverlo todo burocráticamente, sometidos a los limites de la falsa democracia que ofrece este Estado.

El gobierno se ha garantizado un proceso electoral totalmente controlado, muy vigilado, donde no permitirán ningún cabo suelto. Más cuando tienen previsto convocar a la Reforma Constitucional tras imponerse en estas elecciones. Por eso han fomentado que se presente Rosales y han permitido participar a Capriles después de haberlo inhabilitado en las elecciones presidenciales del 28J. Les sirve para lavarse la cara y decir que las elecciones han sido democráticas.
En cambio las candidaturas de izquierda e incluso socialdemócratas que puedan expresar el malestar por la izquierda con sus políticas, abrir una brecha y convertirse en altrenativas son reoprimidas y liquidadas.
¡Construir una izquierda revolucionaria con la clase trabajadora y el pueblo humilde! ¡Defender un programa anticapitalista y antiburocrático!
Para enfrentar a la burocracia corrupta del gobierno no se puede seguir con la táctica de buscar acuerdos con sectores de la derecha ni plantear como consigna y horizonte de la lucha consignas que no tienen ningún contenido anticapitalista como la “defensa de la Constitución y el Estado de derecho”. Estos planteamientos dejan la iniciativa en manos de la derecha, contribuyendo a que la desmoralización y el miedo se refuercen. Generando un ambiente que facilita la represión selectiva de dirigentes y luchadores sociales, como ya conocemos que están sufriendo exmilitantes del PSUV y dirigentes sindicales, a lo que no se ha podido responder con fuerza masiva y organizada.
Lo que necesitamos es intervenir en las distintas luchas que se estén dando en sectores obreros y populares con un programa y una alternativa política que explique claramente que solo el pueblo salva al pueblo y plantee combatir al imperialismo, a la derecha golpista y a esta contrarrevolución capitalista dirigida por la burocracia del Gobierno.
Debemos responder a la represión contra la izquierda y los pactos entre Gobierno, partidos de derecha y empresarios que van a imponer un parlamento totalmente controlado por ellos. enfrentando esta situación con organización paciente y consciente. La lucha es el único camino, sin atajos y construyendo desde abajo.
Sin la fuerza necesaria, no perdamos el tiempo en escenarios donde la burocracia tiene el control. Dediquemos nuestras energías a reconstruir el movimiento obrero y popular con un trabajo paciente, un programa de clase que recoja y unifique todas las necesidades y reivindicaciones obreras y populares, rechazando cualquier concesión, confianza o compromiso tanto con sectores burocráticos que intentan frenar las luchas y la organización de la clase obrera, como con la derecha que intenta manipular el descontento con discursos demagógicos.
Hay que impulsar comités de lucha independientes que sirvan para organizar al pueblo contra las políticas capitalistas del Gobierno, recogiendo las reivindicaciones y necesidades que existen en cada barrio, centro de estudio y trabajo, unificándolas y organizando movilizaciones en su defensa, denunciar el intento de utilizar la Reforma Constitucional que prepara el Gobierno con los empresarios para eliminar de la Constitución derechos y conquistas alcanzados con la lucha.
Necesitamos levantar un liderazgo genuino nacido de las entrañas obreras y populares para enfrentar este Estado putrefacto de burócratas y capitalistas, confiscando las industrias fundamentales, los latifundios y los bancos para colocarlos bajo la administración directa y democrática de representantes revocables y elegibles de forma inmediata en asambleas de trabajadores y del pueblo organizado, que es la única forma de garantizar los derechos mínimos y el bienestar popular.