Las elecciones más disputadas de la historia reciente de Colombia y las tareas de los revolucionarios

Durante casi una semana he tenido la oportunidad de visitar Colombia y compartir con diferentes activistas de izquierda del país hermano. Además, he podido conversar con distintas personas, desde militantes del PCC y el Polo Democrático Alternativo (PDA), hasta gentes que habitualmente no votan ni participan en política y en cuestión de semanas han pasado de la apatía a apoyar de manera entusiasta  a Antanas Mockus. Incluso he podido escuchar en diferentes conversaciones accidentales qué piensan y cómo sienten algunos votantes uribistas. Lo que más  llama la atención de todo lo visto y oído es la gran expectativa de cambio y esperanza que por primera vez en años se respira al otro lado de la frontera

Las elecciones más disputadas de la historia reciente de Colombia y las tareas de los revolucionarios

 "El marxismo, totalmente hostil a todas las fórmulas abstractas, a todas las recetas doctrinarias, exige que se preste mucha atención a la lucha de masas en curso que, con el desarrollo del movimiento, el crecimiento de la conciencia de las masas y la agudización de las crisis económicas y políticas, engendra constantemente nuevos y cada vez más diversos métodos de defensa y ataque".(Lenin)

Durante casi una semana he tenido la oportunidad de visitar Colombia y compartir con diferentes activistas de izquierda del país hermano. Además, he podido conversar con distintas personas, desde militantes del PCC y el Polo Democrático Alternativo (PDA), hasta gentes que habitualmente no votan ni participan en política y en cuestión de semanas han pasado de la apatía a apoyar de manera entusiasta  a Antanas Mockus. Incluso he podido escuchar en diferentes conversaciones accidentales qué piensan y cómo sienten algunos votantes uribistas. Lo que más  llama la atención de todo lo visto y oído es la gran expectativa de cambio y esperanza que por primera vez en años se respira al otro lado de la frontera

Frente a las contradicciones de Petro y Mockus, votar en blanco no es ninguna alternativa

La posibilidad real (impensable para muchos hace pocas semanas) de que el uribista Partido de la Unidad Nacional (Partido de la U) y su candidato, el ex Ministro de Defensa de Uribe Juan Manuel Santos,  puedan ser derrotados en las elecciones presidenciales colombianas de este 30 de mayo ha abierto una situación nueva en la sociedad colombiana y despertado expectativas en todo el mundo. El candidato del Partido Verde, Antanas Mockus - un catedrático de filosofía y ex alcalde de Bogotá al que las últimas encuestas pronostican un empate con Santos en primera vuelta y dan como favorito para una posible segunda vuelta-es en estos momentos el séptimo político del mundo que recibe más visitas en su web.

Pero Mockus, a la par que cuestiona los vínculos del régimen uribista con el paramilitarismo y reclama más sensibilidad social y paz, o habla de respeto escrupuloso a la vida humana, provoca un lógico rechazo entre sectores de activistas de izquierda ya que no sólo acepta el capitalismo como único sistema posible sino que incluso defiende buena parte de las medidas neoliberales que ha aplicado la burguesía en todo el mundo. Por su parte, el candidato de la izquierda (el Polo Democrático Alternativo -PDA-) Gustavo Petro, pone el acento en las políticas sociales y denuncia más claramente que Mockus los vínculos del uribismo con los paramilitares pero acepta también el capitalismo y marca públicamente distancias con Chávez y la revolución venezolana, dando por buenas muchas de las calumnias que contra ésta  lanza diariamente la oligarquía colombiana.

Así las cosas, y con todas estas contradicciones en el discurso y programa del PDA, y más todavía en el  del Partido Verde, entre muchos activistas de vanguardia en Colombia y Venezuela existe perplejidad y desorientación a la hora de decidir cómo actuar en estas elecciones. Incluso hay quienes  defienden el voto en blanco o la abstención como forma de mostrar el descontento con todos los candidatos. Sin embargo, desde un punto de vista marxista, esta posición sólo puede ser considerada como un grave error. Abstenerse o votar en blanco en la práctica sólo beneficia a Santos y Uribe. Además, esta posición política tiende a alejar a aquellos que la promuevan de los activistas y militantes  de la principal organización de izquierdas, el Polo Democrático Alternativo (PDA) facilitando la labor de los reformistas de derecha en el seno de este para acusar a los revolucionarios de sectarismo estéril, de no tener alternativas concretas para cambiar las cosas, etc. Esta posición también resulta incomprensible para  amplios sectores las masas, que tanto entre la población colombiana residente en Venezuela  como aún más en la propia Colombia, intentan expresar  con su voto a candidatos como Petro o Mockus sus anhelos de cambio y su rechazo tanto a las políticas sociales de Uribe como a sus crímenes y barbarie: vínculos al paramilitarismo, los llamados falsos positivos (el asesinato de jóvenes en barrios populares por parte del ejército y la policía y su traslado a zonas en conflicto para presentarlos como guerrilleros caídos en enfrentamientos con el ejército -"positivos"-), etc.

Todas las contradicciones anteriormente citadas y otras muchas han sido analizadas de forma brillante por los camaradas de la CMR colombiana, en el artículo "El fenómeno Mockus: Una expresión ideológica de la lucha de clases". En dicho artículo también se explica porqué los marxistas de la CMR pedimos el voto para el PDA al mismo tiempo que llamamos a construir una corriente marxista en su seno para luchar por un verdadero programa socialista, el único que puede resolver d todas las contradicciones analizadas y conducir a un cambio real en el país vecino. Un ejemplo  de la búsqueda de una explicación marxista de lo que ocurre en Colombia por parte de una capa de activistas (y de la escasez de explicaciones y alternativas coherentes de los dirigentes de las principales organizaciones de izquierda) lo proporciona el que este artículo se haya  convertido en el segundo más leído durante las últimas semanas en Kaos en la red Colombia como el incremento de visitas que ha experimentado la web colombiana de la CMR durante los últimos días.

La primera tarea de los revolucionarios, al mismo tiempo que criticamos las políticas contradictorias e incorrectas de la dirección del PDA  y rechazamos el programa económico procapitalista y neoliberal que presenta Mockus, es entender qué está pasando, cómo piensan y sienten las masas, para partiendo de ello intervenir en el movimiento, elevar su conciencia política y ayudarles a sacar conclusiones que rompan con los prejuicios que forja la burguesía y les ayude  a encontrar un programa que sirva para transformar realmente la sociedad.

¿Qué significa el fenómeno Mockus?

El llamado fenómeno Mockus no puede ser despachado, como hacen algunos sectarios formalistas, diciendo simplemente que se trata de una moda. O de una especie de sparring político para Santos inventado por la oligarquía para crear la sensación de que hay democracia. Decenas, sino centenares de miles, de personas que hasta hace escasas semanas se consideraban apolíticas o simplemente pensaban que era imposible un cambio de gobierno en Colombia de repente se han puesto en marcha, convirtiéndose de la noche a la mañana casi sin pensarlo en publicistas y agitadores políticos. Envían correos por Internet pidiendo el voto para un partido de reciente creación que sólo tiene cinco senadores y tres diputados  y cuyo candidato hace medio año ni siquiera era mencionado como posible opción presidencial.   Muchas de estas personas inundan la red con caricaturas de Uribe o Santos, o dibujos en los que -por ejemplo- un lápiz tapa el cañón de una pistola; elaboran sus propios diseños gráficos, canciones y slogans; escriben a amigos y contactos en su Facebook o Twitter explicando por qué van a votar a Mockus y pidiéndoles que hagan lo mismo, cuelgan carteles pidiendo el voto en las ventanas de sus casas, ... Varias canciones e imágenes que los verdes han incorporado a su campaña han sido ideadas por estos seguidores y circuladas masivamente de manera espontánea a través de Internet.

Muchas de esas personas que participan en la llamada ola verde afirman no haber votado nunca antes. La mayoría son jóvenes y buena parte proceden de  sectores de clase media, especialmente profesionales y en general lo que podríamos llamar pequeña burguesía ilustrada. Esto es también significativo. Como siempre ha explicado el marxismo, en determinadas circunstancias sociales -especialmente si el movimiento obrero no encuentra una dirección que unifique su lucha y le permita ponerse al frente del resto de los oprimidos ofreciéndoles un programa revolucionario- la pequeña burguesía intelectual y los estudiantes actúan como un barómetro de los cambios que de manera subterránea se están produciendo en la sociedad.

Una anécdota ocurrida en los últimos días resulta bastante ilustrativa del carácter e ímpetu de la llamada ola verde. Un grupo de simpatizantes de Mockus convocan un flashbo  en un centro comercial de Bogotá. La gerencia del centro comercial envió a los vigilantes con la orden de impedir esta concentración, ya  que según ellos que estaban prohibido realizar actos políticos en el mismo. Sin embargo, la participación resulta tan masiva y entusiasta que desborda completamente a los vigilantes y tiñe de verde todo el centro comercial. Al final más que un acto político dentro de un centro comercial lo que hay es un centro comercial dentro de un acto político.

Para cualquiera que haya seguido mínimamente la situación colombiana durante los últimos años, esto -independientemente de las opiniones confusas y contradictorias que respecto a distintos temas se pueden encontrar en este movimiento (especialmente entre sus dirigentes) significa un cambio brusco respecto a la inercia de escepticismo, miedo y desconfianza de los últimos años.

Uno de los rasgos más interesantes de la llamada ola verde está siendo, como explica el camarada Doroteo Zapata en el artículo anteriormente citado, cómo los simpatizantes verdes se apropian del discurso ideológicamente vago y completamente contradictorio de Mockus, e intentan llenarlo con sus propios contenidos y aspiraciones. Entre las pancartas, mails por internet o afiches que la gente espontáneamente pega estos días en distintos espacios he podido leer en los últimos días algunos que llaman poderosamente la atención: no más opresión, salud y educación gratuitas para todos, trabajo digno y respeto a la democracia, legalidad democrática, no más violencia, no más muerte...

Como dice el artículo antes citado al analizar los resultados electorales de las legislativas de marzo:  "si miramos el estado de conciencia del pueblo, no el de los activistas que militamos en primera línea, veremos que el Partido Verde, que logró posicionar 5 senadores y tres representantes, es visto por el pueblo como partido de oposición, con el aditivo de no estar ensuciado mediáticamente y ser considerado como "exitoso" en las alcaldías que sus integrantes ejecutaron en Bogotá; de esta manera, no desde  lo que es en términos objetivos, sino desde lo que la conciencia política del pueblo percibe como "oposición", resulta que esta no disminuyó, sino que aumento su votación; hay que tener en cuenta no sólo el nivel de conciencia de la izquierda militante, sino el de la sociedad votante, por más distorsionada que sea dicha conciencia, para aproximarse a una interpretación política adecuada. Por último, la abstención, que siguió siendo mayoría pese al fraude (55.5% del potencial votante), expresa un potencial de descontento social abrumador, y precisamente este es uno de los puntales del "fenómeno Mockus" (...) la así denominada "ola verde" surge como una triple respuesta: primero, a los resultados electorales viciados de las elecciones del 14 de marzo, que no expresaron, ni con mucho, el nivel de descontento social existente: segundo, a la posibilidad de un continuismo de las políticas de guerra, corrupción, saqueo de los recursos naturales, persecución a la oposición, terrorismo estatal (no mencionado así, sino como "ilegalidad" de la política de seguridad), el deterioro del sistema de salud y la masiva precariedad laboral; tercero, al pésimo manejo de las relaciones internacionales, que han devenido en un desastre económico y social en lo que respecta a las fronteras con Venezuela y Ecuador. Es sintomático de esto el que el motor impulsor del fenómeno verde sean los estudiantes y, en general, la clase media, compuesta por abogados, ingenieros, médicos, diseñadores, estudiantes universitarios etc., y que tras ella se haya movilizado una amplia franja del electorado tradicionalmente abstencionista. (...) De hecho, el que el potencial porcentaje de votación haya aumentado para las próximas elecciones expresa muy bien que los tradicionales no votantes son críticos de la política gubernamental general de la oligarquía"

Para los marxistas este es un elemento fundamental. Refleja el despertar a la vida política de amplios sectores de las masas. Como suele ocurrir cuando se produce un  despertar semejante, y máxime después de un retroceso histórico como el vivido en Colombia, el mismo tiende a  manifestarse de manera compleja y muy contradictoria, combinando elementos de la vieja situación (como la aceptación de numerosos elementos de la llamada seguridad democrática) con otros que anuncian la nueva: el rechazo al uribismo y el paramilitarismo, la demanda de investigación de los crímenes y respeto a la vida y la democracia, etc.

¿Qué expresan las divisiones en el seno de la burguesía colombiana?

A lo largo de los últimos años, cuando en el seno de la izquierda colombiana, venezolana e internacional predominaba la idea de que era imposible una derrota electoral de Uribe, desde la CMR hemos insistido en el enorme malestar que se estaba gestando. El mismo había comenzado a expresarse en distintas luchas y movimientos sociales pero lamentablemente los dirigentes de la CUT y el PDA no unificaron las reivindicaciones de los distintos sectores -como llegaron a proponer los líderes de la Minga (asamblea indígena)- ni crearon un gran frente único de la izquierda contra el uribismo en torno a un programa para cambiar la sociedad. De este modo desaprovecharon la posibilidad de  darle una expresión política consciente y organizada dirigida por las organizaciones tradicionales de la izquierda a ese malestar acumulado. Pero como entonces dijimos en distintos artículos y volantes,  este anhelo de cambio pese a todo tarde o temprano buscaría expresarse nuevamente.

También explicamos cuáles eran las tareas que debía abordar la dirección del Polo si quería convertirse en cauce y referencia capaz de expresar y encauzar ese inevitable despertar y  analizamos cómo las divisiones tácticas y la lucha por el control del poder político y el reparto del botín económico que existen en el seno de la burguesía colombiana estimulaban un creciente cuestionamiento entre las masas. A su vez, explicábamos, este cuestionamiento y deseo de cambio creciente -dialécticamente- alimentaban y agudizaban aún más dichas divisiones, hasta hacerlas cada vez más difícilmente controlables para la oligarquía

Como resultado de toda esta dinámica, finalmente los sectores del imperialismo y la burguesía colombiana contrarios a la reelección de Uribe se impusieron. Una victoria en el referéndum al que les obligaba la constitución no era segura, antes al contrario, y un fraude o un golpe constitucional podían despertar esta misma ola de descontento y ansias de cambio que ahora vemos pero no con la forma festiva y un tanto ingenua que por el momento ha adoptado (y que tanto  gusta destacar a los comentaristas burgueses) sino con un contenido en el que predominarían claramente la rabia y la indignación

En esos mismos análisis explicábamos como un sector (al menos hasta entonces) minoritario de la burguesía, empezaba a no ver con malos ojos la opción de un recambio a la mafia uribista. Los sectores que controlan medios de comunicación como Semana o El Espectador marcaban distancias con el uribismo y destapaban con sorprendente vehemencia sus escándalos. Por primera vez, no era solamente la izquierda la que denunciaba la parapolítica o los falsos positivos sino medios de comunicación de masas  considerados "respetables". Esto ha tenido a su vez el efecto de amplificar y acelerar el proceso de cuestionamiento al régimen uribista anteriormente comentado entre amplias capas de la juventud y la clase media.

El giro hacia una oposición mucho más marcada al uribismo por parte de los dirigentes del Partido Liberal e incluso sus coqueteos con la izquierda también se explica en este contexto. Incluso el desarrollo del Partido Verde, impulsado por tres ex alcaldes bogotanos, o el lanzamiento del movimiento político independiente del ex alcalde de Medellín Sergio Fajardo, se inscribían en el mismo proceso. En aquel momento, leyendo los análisis de Semana y algunos otros de los portavoces mediáticos de los sectores "críticos" de la burguesía, era evidente su simpatía por el movimiento que intentaban crear Fajardo por un lado y también aunque en menor medida por el de Mockus, Garzón y Peñalosa. De hecho, ya se escuchaban algunas voces planteando una posible unificación de todos ellos y unas primarias para elegir un posible candidato común ajeno a los partidos tradicionales. Ganaba posiciones la apuesta por un posible candidato alternativo a Santos que a la vez impidiese una segunda vuelta claramente polarizada a derecha e izquierda entre éste y el candidato del Polo, que en aquel momento además parecía que podía ser el más vinculado a su ala izquierda, Carlos Gaviria. Finalmente en las primarias del Polo (en las que no sólo participaron sus militantes) y con sorprendente apoyo mediático se impuso el candidato más a la derecha: Petro.

Aunque desde el punto de vista de la burguesía seguramente Fajardo parecía un candidato más fiable y previsible que Mockus, la derrota de su movimiento en las legislativas de marzo frente al avance del Partido Verde y la victoria clara de Mockus en las primarias verdes acabó de crear las condiciones para que éste último apareciese como el candidato sorpresa de estas elecciones. La propia incorporación de Fajardo como fórmula vicepresidencial de Mockus supuso un nuevo espaldarazo mediático para éste y aumentó la sensación de que podía tener alguna posibilidad en la contienda electoral.

Desde este punto de vista, es cierto que el fenómeno Mockus cuenta con el apoyo de un sector de la burguesía que busca un cambio de fachada sin que cambie nada fundamental. Pero lo importante para las marxistas no es lo que dice y piensa de sí mismo Mockus, ni siquiera qué piensan y quieren los sectores burgueses que le apoyan, lo importante es cómo -ausente una alternativa transformadora de masas-  la necesidad y anhelo de cambio existente entre las masas son tan profundos que amplios sectores de éstas han agarrado el instrumento que tienen a mano para desalojar a los uribistas del poder y buscar un cambio. Al hacerlo además lo han convertido en una botella vacía que cada elector llena con sus propias esperanzas e ilusiones. Esto tiene importantes implicaciones para el futuro.

Cambio de época

Durante los últimos 8 años "la barbaridad con la que ha actuado el régimen ha podido pasar de agache, o con complicidad social, tan sólo porque el pueblo colombiano ha sido víctima de un cerco mediático masivo, que señala a todo el espectro de la oposición como "aliado del terrorismo", al par que las acciones, métodos de lucha y estrategias políticas aplicadas por los dirigentes   de la propia insurgencia guerrillera han dado pie para que esta propaganda burguesa calara en la mentalidad colectiva.(...) Tanta barbarie militar y paramilitar sólo ha sido el marco necesario para que la oligarquía colombiana apuntalara su dominio económico, y feriara el país al capital multinacional (...) mientras el país era rifado al mejor postor, a los trabajadores les arrebataban uno a uno todos sus derechos laborales y sociales (...)" (D. Zaptaa, "El fenómeno Mockus: una expresión ideológica de la lucha de clases")

Como explicamos anteriormente: "Si en la superficie política de la sociedad, gracias al terror, la atemorización, la desmoralización de sectores de las masas y la manipulación mediática, la oligarquía ha podido ostentar una aparente hegemonía ideológica, bajo la misma el descontento social se manifestó en no pocas ocasiones. El que este descontento no haya convergido políticamente en un movimiento popular masivo se debe, entre otras razones, al desprestigio en que ha caído la izquierda, en gran medida por la campaña difamatoria de la derecha orquestada desde el DAS y con la complicidad de los medios de comunicación burgueses; pero, más importante aún, el hecho de que la misma izquierda política, nucleada en torno al PDA, el partido de masas a través del cual se expresan los explotados en Colombia, ha caído en continuas contradicciones entre sus alas de izquierda y derecha, y a que los resultados de sus administraciones en cargos como la alcaldía de Bogotá, por la propia orientación reformista de los electos alcaldes, ha dejado mucho que desear, por decir poco"(ídem).

Una de las primeras premisas de las que debe partir un revolucionario, si quiere que sus análisis y propuestas sirvan para algo, es partir no de lo que es evidente para él sino de lo que piensan y sienten las masas. En situaciones en las que el movimiento ha experimentado derrotas o retrocesos importantes esto es cien mil veces más cierto.  Estamos en los primeros momentos de un cambio político. Las masas intentan sacudirse la inercia del escepticismo y la costumbre y empiezan a buscar explicaciones y caminos diferentes a los que la oligarquía le ha mostrado en el pasado, pero  -ausente una alternativa de masas de izquierdas con un programa claro- sólo pueden hacerlo arrastrando todavía muchos de los prejuicios y losas del pasado. Lo más importante para los revolucionarios es entender que que el muro de desconfianza que las mantenía paralizadas y apartadas de la lucha política ha empezado a romperse.

El avance de Mockus, y sobre todo el movimiento de masas que le empuja, ha empezado a sembrar inquietud entre algunos sectores de la clase dominante (en primer lugar la paraburguesía, pero no sólo). Su propuesta de acabar con la ilegalidad, luchar contra la parapolítica, etc. y la aspiración de muchos de sus partidarios de que haya una investigación de los crímenes de los últimos años y limpieza en el aparato del estado se está viendo acompañada por varias iniciativas legales por parte de un sector de la clase dominante y de la propia justicia burguesa para investigar los vínculos de Uribe y su círculo más cercano (incluido el propio Santos) con las actuaciones criminales del paramilitarismo.

Durante estos últimos días de campaña electoral se han anunciado revelaciones de un alto oficial de la policía colombiana denunciando con pelos y señales al hermano menor de Uribe, Santiago, como responsable directo de la acción de varios de estos grupos paramilitares y se han iniciado los trámites para su posible procesamiento. El Washington Post ha reproducido estas denuncias. El primo de Uribe, Mario, ya está en encarcelado y cada vez el cerco de denuncias parece salpicar más de cerca al actual Presidente y al propio Santos. Por otra parte, el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel ha pedido públicamente un proceso en la Corte Penal internacional de La Haya contra ambos. Por otra parte sectores del imperialismo, como la propia burguesía española (con el grupo PRISA a la cabeza) y otras burguesías europeas han enviado también en estos últimos días un mensaje de apoyo a su "parcero (amigo) paraco" y le han declarado el mejor presidente latinoamericano de la década. ¡Y ciertamente si atendemos a como han crecido sus cuentas de beneficios en el país andino y las facilidades que han encontrado para saquear los recursos de Colombia manteniendo a raya pistola en mano al movimiento sindical y popular para ellos sin duda ha sido el mejor Presidente!. Más importante todavía que este reconocimiento es la firma de un TLC entre Colombia y la UE que supondrá jugosos beneficios para los capitalistas de ambos países pero representará un misil más en la línea de flotación para diferentes sectores de la economía colombiana.

Y, sin embargo, el nerviosismo en el entorno de Uribe y Santos es evidente. "Al defender las acusaciones en contra de su hermano Santiago y criticando los informes de prensa The Washington Post y del diario argentino Página 12 dijo que "los criminales tienen la capacidad de convertir en idiota útil a un Premio Nobel de la Paz, tienen la capacidad de convertir en idiota útil a un sacerdote y tienen capacidad de penetrar un periódico serio como The Washington Post" declaraba Uribe tras ser informado de la investigación contra su hermano, según recoge el diario El Espectador (www.elespectador.com)

Los uribistas diseñaron una campaña cuyo objetivo era ponerle piel de oveja a Santos y prometer todo tipo de mejoras sociales a los sectores más humildes de la población. En ese mismo sentido incorporaron como fórmula vicepresidencial del halcón y oligarca Santos (propietario del principal grupo de comunicación del país) nada más y nada menos que a Angelino Garzón, un ex sindicalista y ex líder de la Unión Patriótica (organización de izquierdas exterminada durante los años 80 por los paramilitares siguiendo instrucciones de la propia oligarquía). Como me decía cáusticamente un activista de izquierda, Angelino Garzón, en  el colmo del cinismo -y como ha ocurrido también en Venezuela con otros ex líderes de la izquierda- decidió tirar ya hace tiempo a la basura la hoz y el martillo de la clase obrera  para levantar ahora el fusil y la motosierra de los paracos.

Con un "sindicalista" como Garzón intentan lavarle la cara a Santos y al Partido de la U ante sectores de las masas. No obstante, como expresa un dicho popular, "aunque la mona se vista de seda mona se queda". La polarización existente en la campaña ha llevado a Santos y Uribe a lanzar una campaña  llena de suciedad y calumnias acusando a Mockus de ateo, de estar dispuesto a ceder a la guerrilla, y otras cosas por el estilo. Pero como también se explica en el artículo "El fenómeno Mockus: una expresión ideológica de la lucha de clases", con esto lo que están provocando es un incremento de la polarización política y aumentando el cuestionamiento al sistema y el papel de los medios de comunicación entre muchos simpatizantes verdes y acercándolos a la izquierda, al conocer estos mediante su propia experiencia  algunas de las mismas políticas de tergiversación y distorsión mediática que ésta sufre habitualmente.

Un dato que muestra la última encuesta publicada por la revista Semana antes de la cita electoral, refleja esta creciente polarización, así como la simpatía hacia la izquierda (Polo) que expresan mayoritariamente los votantes de Mockus. Cuando se pregunta  a los encuestados cuál sería su segunda opción si no pudiesen votar por el candidato que han elegido, solamente un 18% de los que dicen que votarán a Mockus tiene como posible segunda opción a Santos, mientras un 50% afirma que si no pudiese votar a Mockus apoyaría al candidato del Polo, Petro. A su vez entre los votantes de Santos, únicamente el 13% contempla como posible segunda opción a Mockus y un 0% a Petro.

Esta polarización podría volverse finalmente contra ellos, especialmente en una hipotética segunda vuelta, aunque el resultado final sigue estando bastante abierto. La clave para que Santos pueda ser derrotado es que los sectores que habitualmente no votan -pertenecientes  en su mayoría a los estratos más humildes (1 y 2), a sectores como los desplazados por el conflicto militar, etc.- se movilicen masivamente en apoyo  a un cambio. Todas las encuestas anuncian un aumento de la participación. De ahí que Santos intente combinar la promesa de políticas sociales a estos sectores y al mismo tiempo agitar el fantasma de un posible recrudecimiento del conflicto armado que vendría ocasionado según él por un debilitamiento de la lucha militar contra la guerrilla. Este es un punto que a menudo cuesta comprender a activistas de izquierda en Venezuela y otros países. Como hemos explicado en otros artículos, como resultado de décadas de violencia y enfrentamiento armado que han generado un cansancio creciente entre la población, la burguesía -que es quien ha creado el creado y alimenta el conflicto armado- aprovecha su enorme poder mediático y toda una serie de errores políticos y estratégicos de los dirigentes guerrilleros para fortalecer una base social contra la guerrilla y durante las últimas décadas ha logrado ganar la batalla de la propaganda (y en gran parte también avanzar significativamente en la militar) extendiendo entre sectores considerables de la población (incluidas gentes que simpatizan políticamente con la izquierda) la idea de que la responsabilidad de la violencia es de los guerrilleros, que la existencia del ELN y las FARC no está justificada y que la única forma de conseguir la paz es intensificando la presión militar sobre estos para obligarles a rendirse. Asuntos como los rehenes en poder de la guerrilla o los soldados muertos en enfrentamientos con esta son utilizados de manera asquerosamente cínica pero efectiva por la clase dominante cada vez que lo necesita. Sólo comprendiendo esto y dotándose de un método, un programa y una estrategia revolucionarios, basados en la lucha de masas, será posible combatir de manera efectiva esta estrategia del imperialismo y derrotarla.

¿Es posible un fraude?

En todas las elecciones que se celebran en Colombia hay un elemento de fraude. Además del elemento de fraude consustancial a toda democracia burguesa que suponen el poder de los medios de comunicación, su juego sucio, etc. en el caso concreto de Colombia el control de toda una serie de zonas del país por la llamada narcoparaburguesía uribista y sus bandas fascistas ya sea mediante redes clientelares y de compra de votos ya mediante la coacción militar a través de sus bandas armadas arrastra en cada convocatoria un porcentaje de votos que algunos ubican por encima del millón de sufragios hacia el campo del uribismo. En las pasadas legislativas este elemento de fraude fue aun más extenso de lo habitual y resultó clave para la victoria clara del Partido de la U en varias zonas

Con los precedentes que tiene en su prontuario la oligarquía colombiana,  y un movimiento como el uribista que tiene claros nexos con los sectores más mafiosos de la clase dominante y cuyos dirigentes tienen bastante que temer en caso de que Mockus, cediendo a la presión de muchos de sus electores decidiese abrir una investigación a fondo sobre las prácticas de terrorismo de estado desarrolladas durante los últimos años, la posibilidad de un fraude  masivo obviamente no puede ser descartada.

Por otra parte, el problema que enfrentan para hacerlo, es el mismo que les impidió modificar la ley de manera anticonstitucional para que Uribe pudiese reelegirse o forzar un referéndum ilegal y ganar fraudulentamente el mismo. Las divisiones intestinas en el seno de la clase dominante son tan profundas que dificultan el consenso necesario para abordar una estrategia de este tipo. Dado además el nivel de movilización y participación social alcanzado en la campaña, hacerlo podría significar una explosión social. Por supuesto la propia actuación subjetiva de Mockus sería un factor determinante en ese caso. La burguesía colombiana ya tiene precedentes de cómo un fraude electoral masivo desata un poderoso movimiento de radicalización social, como el que siguió al fraude organizado en 1970 contra un candidato que viniendo del sistema (Rojas Pinilla) agrupo a su alrededor a las masas deseosas de un cambio. Entonces, la traición de este militar con un programa nacionalista burgués al movimiento evito el estallido de una insurrección victoriosa a corto plazo pero marco el futuro inmediato del país durante los años siguientes, impulsando la radicalización hacia la izquierda de amplios sectores de la base social de  la ANAPO 8el movimiento creado por Rojas Pinilla) De aquel fraude incluso nació un movimiento guerrillero como el M19.

Tanto la presión del imperialismo como la de los sectores más lúcidos de la burguesía en caso de victoria de Mockus, parece ir hoy en el sentido de buscar un acuerdo entre éste y Uribe que evite un escenario potencialmente tan peligroso como el descrito, buscando la manera de desactivar los puntos que podrían ocasionar choques (incluido el de la parapolítica). Aunque esta es la perspectiva que parece más probable, ya hemos visto en otros escenarios como el camino que parece más deseable para la burguesía no siempre es el que se impone. En una situación tan volátil e inestable, y con una burguesía tan fragmentada como la colombiana y con sus tradiciones de resolución violente de los conflictos internos, la posibilidad de que un sector del uribismo intente un fraude masivo o cualquier otra forma de impedir que la voluntad de cambio que existe en la sociedad pueda expresarse no debe ser descartada. Ello, dependiendo de distintos factores, podría tener implicaciones dramáticas a corto y medio plazo y la izquierda tiene que estar preparada para todas las posibilidades.

¿Qué pasará si gana Mockus? ¿Qué pasará si se impone Santos?

Las perspectivas están muy abiertas. En otros artículos (De la victoria uribista en las legislativas la fenómeno Mockus) hemos esbozado en líneas generales la dirección más probable que en nuestra opinión podrían seguir los acontecimientos, tanto si ganase Mockus como Santos. En cualquier caso una cosa esta clara: en el marco del capitalismo no hay ningún margen para que los anhelos que expresa la gran mayoría de votantes de Mockus, y por supuesto del Polo, sean satisfechas siquiera mínimamente. A un ritmo u otro, la ola de descontento y búsqueda de un cambio que hoy intenta expresarse votando a Mockus (y que como hemos explicado es un reflejo confuso y contradictorio de procesos económicos, sociales y políticos profundos) seguirá desarrollándose.

Si temporalmente, mediante una combinación de  fraude,  miedo,  calumnias mediáticas,  o claudicación del propio Mockus ,  la paraburguesia uribista lograse contenerla, en un contexto de crisis económica  profunda a nivel mundial y  tensiones crecientes con Venezuela que obligarán a Santos y Uribe a continuar e incluso radicalizar sus políticas ultrareaccionarias de los últimos años un poderoso movimiento social de oposición no tardaría en resurgir y probablemente a un nivel superior y más radicalizado. En caso de que la marea verde,  pese a todas las maniobras y obstáculos del uribismo, lograse llevar a Mockus a la presidencia, tras la euforia e ilusiones iniciales, esto no resolvería ninguno de los problemas que la han desatado. Antes o después, tenderá  a dividirse en líneas de clase.

Un gobierno Mockus se vería desde el principio sometido a presiones enormemente poderosas por parte de la burguesía. Teóricamente, la posibilidad de que bajo la presión de sus bases Mockus pudiese intentar llevar a cabo -al menos en algún punto-  medidas que no corresponden exactamente a los intereses y exigencias de la burguesía no puede descartarse. De ocurrir, toda la polarización política que hoy ya vemos en la campaña de manera embrionaria crecería y se agudizaría e incluso podría provocar que intentasen quitarle de en medio. Pero esto no nos parece lo más probable, máxime teniendo en cuenta la etapa todavía muy prematura y confusa que atraviesa el movimiento. Lo más probable es que Mockus , en la medida que el mismo defiende el capitalismo y quiere mantenerse dentro de este sistema, defraude  a las masas que hoy le apoyan e incluso  se vea obligado por la crisis mundial y las exigencias de los capitalistas  a lanzar ataques contra éstas similares  a los que otros gobiernos capitalistas e incluso reformistas están lanzando en todo el mundo.  Inicialmente esto podría ocasionar un shock entre algunos sectores, pero la situación del capitalismo colombiano y mundial no deja mucho margen para que la decepción pueda imponerse a la rabia mucho tiempo.

A causa del retroceso del periodo anterior y de la ausencia de una dirección y un programa claro en el PDA y la CUT, el proceso de toma de conciencia  de la necesidad de transformar la sociedad se dará con bandazos a derecha e izquierda, avances y retrocesos y como estamos viendo ya en medio de una enorme confusión y contradicciones internas pero lo importante para todos los revolucionarios es que el dique de desmoralización, miedo y falta de confianza en sus propias fuerzas que mantenía alejada de la participación política a la gran mayoría de las masas ha empezado a romperse y no es nada fácil devolver las aguas a su cauce una vez que el río crece.

¿Por qué los marxistas de la CMR llamamos  a votar por el Polo?

Lo más importante de la ola verde es el ambiente social que refleja y las oportunidades que abre para la izquierda. Lamentablemente, el programa del Polo deja mucho que desear y eso, unido a su actuación en la Alcaldía de Bogotá, es la principal causa de que el deseo de cambio que hoy se manifiesta en la ola verde no haya sido recogido por la izquierda política y siga este desarrollo tan tortuoso. Ciertamente, Petro -especialmente en la segunda mitad de campaña ante el avance espectacular de Mockus- ha tenido que poner el acento en las cuestiones sociales y formular algunas propuestas que aunque tímidamente suponen un guiño desde la izquierda  a las masas. Sin embargo, esto no es suficiente para entusiasmar a nadie y provocar un giro hacia el Polo. En el folleto publicitario de Petro que se repartía estos días a la entrada de la Universidad Nacional después de enunciar "Lo que hemos hecho" y  explicar como Petro ha denunciado en el congreso los falsos positivos, la parapolítica y diversas corruptelas del uribismo podemos leer en un apartado titulado "Lo que no haremos" lo siguiente:"No imitaremos al Presidente Chávez. No queremos la dictadura para Colombia. Defenderemos la separación de poderes. No vamos a expropiar el trabajo de los colombianos. Queremos un país de libre emprendimiento"

Esta y otras declaraciones parecidas han provocado el lógico rechazo de muchos activistas de izquierda en la propia Colombia y más aún en Venezuela y que, como decíamos al inicio de este artículo, entre muchos de ellos haya tomado fuerza la opción de votar en blanco. Los marxistas de la CMR comprendemos esta reacción que expresa la lógica indignación ante la política adoptada  por los dirigentes reformistas del PDA con Petro a la cabeza, sin embargo, como decíamos antes, llamar a abstenerse o a votar en blanco, como está haciendo algún colectivo del propio Polo, sólo ayuda  a que los reformistas de derecha puedan marginalizar y atacar a la izquierda dentro del propio Polo.

Los jóvenes y trabajadores colombianos, pese a los errores y carencias de sus dirigentes, deben votar al Polo y al mismo tiempo organizarse para luchar en su seno por una política y un programa completamente diferentes, un programa de transición al socialismo que partiendo de las preocupaciones, reivindicaciones y necesidades más inmediatas de las masas (empleo, salud, educación, vivienda digna, y por supuesto paz...) explique que éstas sólo podrán tener respuesta avanzando hacia una sociedad socialista donde los recursos que produce la mayoría con su trabajo sean propiedad colectiva de la sociedad y estén gestionados democráticamente con el único objetivo de satisfacer las necesidades sociales y no la sed de beneficios de un puñado de parásitos.

Como han insistido una y otra vez los camaradas de la CMR los votantes y militantes del PDA  deben tener una actitud compañera con los sectores de las masas que hoy miran con ilusión a Mockus y explicar pacientemente que el cambio que la mayoría de la población colombiana desea sólo se podrá lograr organizándose masivamente en las filas del PDA para luchar por un programa genuinamente socialista y marxista. Esa es la alternativa que nuestros camaradas de la CMR están defendiendo.

¿Cómo cambiar la sociedad en Colombia?

En los próximos meses y años cada vez más sectores de activistas y votantes del PDA  e incluso de los verdes comprenderán a través de su experiencia que este es el único camino. El desempleo y la economía informal han aumentado y aunque la inflación está baja los salarios alcanzan cada vez para menos. El descontento que ya existe se convertirá en un cuestionamiento generalizado al capitalismo. En estos últimos días de campaña electoral en Colombia hemos visto nuevas movilizaciones como la de los productores de leche y otros sectores en contra del TLC entre Colombia y la Unión Europea, que supondrá beneficios para los capitalistas pero un duro golpe a la economía colombiana y especialmente a los trabajadores y campesinos. Este tipo de luchas irá en aumento durante el próximo período y creará numerosas oportunidades para fortalecer el movimiento sindical y que la clase obrera recupere la iniciativa y se ponga al frente del descontento popular, creando condiciones más favorables que en el período anterior para la construcción de las fuerzas del marxismo en la patria de Gaitán y María Cano

Al mismo tiempo que resulta imprescindible que la izquierda colombiana se organice y luche por un programa genuinamente socialista la mejor contribución que desde Venezuela podemos hacer al avance de la izquierda en Colombia es llevar nuestra revolución hasta el final. La burguesía colombiana utiliza las fallas que todavía acumulamos y las constantes tergiversaciones del discurso y propuestas del comandante Chávez, las frases sacadas de contexto, las calumnias y mentiras para intentar levantar un muro de basura entre los trabajadores  y el conjunto de los oprimidos en Colombia y Venezuela e impedir que los  explotados en el país hermano miren hacia la revolución venezolana y busquen una salida a su situación en las ideas del socialismo.

Pese a todo su poder mediático, si los 5 millones de personas de origen colombiano que hoy viven en Venezuela o los colombianos que diariamente atraviesan la frontera viesen que la revolución en Venezuela logra acabar con todas las lacras que genera el capitalismo: que no hay corrupción, y los trabajadores gestionamos la sociedad y las empresas, que se construyen viviendas masivamente y se acaba el problema habitacional, que hay empleo digno para todos, que hay seguridad no porque la represión del estado o de los paramilitares expulsa o extermina a indigentes sino porque se elimina la causas de la marginalidad y la delincuencia (la propia existencia del capitalismo) una revolución socialista en Venezuela se transformaría en un poderos imán para las masas colombianas y cambiaría en poco tiempo el curso de la historia. La unidad entre los dos países hermanos, Colombia y Venezuela, en realidad una misma patria y un mismo pueblo, por la que incansablemente luchó Bolívar se haría realidad.

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