Tras los duros embates propiciados a la Educación Pública, por los sucesivos gobiernos de Samper, Pastrana, Uribe y ahora Santos, miles de jóvenes estudiantes empiezan a salir a las calles para reclamar con vigor y sin ambigüedades, una educación digna, de calidad, gratuita y al servicio de las mayorías.
Poco a poco y con paciencia, se han empezado a tejer diversas estrategias organizativas, que empiezan a transformar poderosamente años de represión y asesinatos, en un mar de inconformidades bien orientadas, que desde todos los rincones del país reivindican un nuevo modelo de educación superior pública, basado en un "programa mínimo" que de una u otra manera, cristaliza los anhelos de muchísimos bachilleres neutralizados por la baja cobertura, padres de familia agobiados por una política laboral nefasta, docentes mal remunerados por un sistema que desconoce sus logros y evita el compromiso al largo plazo, y estudiantes condenados a una educación mediocre, desfinancializada y con serios amagues de ser intervenida por el capital privado.
Dicho "programa mínimo" desarrolla puntos centrales como:
-La necesidad de discutir e implementar un nuevo modelo pedagógico, acompañado de la visión de equilibrar la "investigación" con el énfasis social (investigación orientada a las necesidades de las mayorías), donde además se tenga en cuenta la problemática medioambiental, y se mire con preeminencia la solución política al conflicto armado colombiano, como parte del paquete para orientar una nueva política educativa.
-También se habla de la Financiación plena de la Educación: Pago inmediato de la deuda del estado colombiano con los centros de estudio superior y el freno a la autofinanciación por parte de las Universidades Públicas, procedimiento presente en el que ellas deben asumir gastos insostenibles, y entrar en la lógica de mercado, lo que les implica vender servicios para generar autosostenimiento.
-En ese sentido, se toca también el tema de la Defensa de la Autonomía Universitaria, en términos de la Autodeterminación política, académica y de cátedra.
Con respecto a la Calidad Académica, ese programa mínimo, exige el acrecentamiento de las plantas docentes, la no estandarización, y el aumento de la cobertura sin detrimento de la calidad. Asimismo, ahonda en el tema de las Garantías de bienestar universitario, que aluden directamente al tema de la permanencia estudiantil y los índices de deserción.
Se habla también del rechazo categórico a la Flexibilización laboral, en lo que tiene que ver con la vinculación a personal docente no docente, y del tema de la seguridad privada, que estando acompañado de la intervención policial en varios centros académicos, lleva a que se exija contundentemente la des-militarización, el respeto a los estudiantes y sus organizaciones, que es han visto perseguidas, amenazadas e intervenidas en casos que no lo ameritan.
Recogiendo experiencias vivas de situaciones como las recientemente presentadas en Chile y los testimonios de lucha de un pueblo atropellado por años y años de miseria académica obligada en Colombia, los estudiantes avanzan hacia un generalizado clima de combate argumentativo y de movilización que empieza a arrojar frutos desde una acertada política de mano tendida, en la cual se logró, por ejemplo, conformar la Mesa Amplia Nacional Estudiantil conocida ya con el nombre de MANE, una estructura supraregional que empieza a desarrollar tareas de coordinación, comunicación - información, planificación, cohesión y liderazgo asertivo que invita al ruedo de la praxis y la acción transformadora a las Universidades públicas del país y por supuesto, a todos los estudiantes en general, independiente de su curso en entidades de carácter privado o de educación media, técnica o tecnológica.
Se barajan en ese contexto fechas determinantes y concertadas, que avizoran un camino lleno de alegría revolucionaria y de nuevos desarrollos dentro del movimiento estudiantil colombiano, sujeto tantas veces a las lógicas mecanicistas y sectarias, pero que dados los acontecimientos vividos con el Proyecto de Reforma a la ley 30 del 92, presentado por la Ministra de Educación, Maria Fernanda Campo, en el que de forma descarada, impositiva y aleve, se busca abiertamente imponer una educación pública con ánimo de lucro, en la que se reproducen modelos ya caducos provenientes otros países del hemisferio, pero que de una u otra manera logra cohesionar una lucha que ya rebasa lo coyuntural y que llega a perspectivas impensables años atrás:
7 Septiembre: Primera gran jornada de movilización estudiantil popular nacional
8 Septiembre: comité operativo nacional evaluará las actividades anteriores y decidirá hora cero del paro nacional universitario
6 Octubre: consultas
12 Octubre: 2da gran jornada de movilización con interés a cese de actividades.
El pueblo avanza ya exigiendo lo que le pertenece, y este próximo 7 de septiembre todas las ciudades de Colombia y su habitantes, se vestirán de estudiante, de creatividad, de lucha, de amor por el porvenir educativo, porque el pueblo ya no aguanta más mentiras, porque la conciencia se echó a andar y sus jóvenes defenderán con dignidad y garra lo poco que aún queda...
¡Viva el paro Nacional Universitario!
¡Viva la lucha de los Estudiantes Colombianos!
¡Viva la unidad de los trabajadores y los estudiantes colombianos!