Si hay responsables, ¡los capitalistas y los Gobiernos a su servicio!
Desde hace semanas asistimos a una de las mayores catástrofes naturales que haya conocido la humanidad, los masivos y virulentos incendios que están asolando el sureste de Australia. Hasta el momento se han quemado más de 10 millones de hectáreas, una superficie superior a la de Andalucía; han muerto 1.000 millones de animales, entre ellos un tercio de la población de koalas; se han destruido ecosistemas únicos, como el de la Isla Canguro que ya se ha quemado en una tercera parte; Camberra se ha convertido en la ciudad más contaminada del mundo, con 5.000 microgramos de partículas tóxicas por metro cúbico de aire (más allá de 200 microgramos es nocivo para la salud); miles de viviendas ha quedado arrasadas, más de 300.000 personas han sido evacuadas y casi 30 personas han muerto. Los daños se cuantifican en miles de millones de dólares, y se prevé que las nubes de humo, que ya han alcanzado la estratosfera afectando a las condiciones atmosféricas, den la vuelta al mundo.
Al tiempo que se producía esta catástrofe, el reaccionario primer ministro australiano, Scott Morrison, disfrutaba de sus vacaciones en Hawái. Al igual que Trump, Scott Morrison niega demagógicamente el cambio climático de cara a defender los negocios de las grandes multinacionales capitalistas, y en este caso, del poderoso lobby del carbón. Tanto en la cumbre del clima de París como de Madrid, su papel de cara a evitar cualquier mínimo compromiso ha sido muy importante.
La ausencia del primer ministro y de otros miembros del gabinete durante este terrible desastre, ha añadido aún más rabia e indignación entre la población. Fruto de ello, han comenzado a producirse manifestaciones masivas en las principales ciudades del país, exigiendo la inmediata dimisión de este reaccionario, que se adopten medidas inmediatas contra el cambio climático e inversiones de cara a dotar a los servicios de bomberos y forestales de los medios necesarios para hacer frente a los fuegos.
Un Gobierno al servicio de las multinacionales del carbón y de combustibles fósiles
Todos los años Australia sufre la llamada temporada de incendios durante el verano. Sin embargo, en esta ocasión, fruto de la subida de las temperaturas por el calentamiento del planeta, se alcanzaron cifras récord llegándose a una temperatura promedio de 41,9 grados, la mayor registrada, alcanzándose 48,9 grados en zonas de Sídney y 49,8 grados en Eucla. Mientras la tierra se ha calentado en torno a un grado, en Australia dicho calentamiento, por su cercanía con el polo, es aún mayor, habiendo alcanzado 1,52 grados según la Oficina de Meteorología australiana. Una situación que permite ver en Australia fenómenos que padeceremos en el resto del mundo a medida que sigan subiendo las temperaturas.
Al mismo tiempo, un fenómeno meteorológico llamado el dipolo del Océano Índico cada vez se manifiesta de forma más extrema fruto del cambio climático, tal y como han advertido los científicos, produciendo peores sequías en la parte oriental (sudeste asiático y Australia) y lluvias torrenciales e inundaciones en la parte occidental (África). Lo que es indudable, es que estos mega incendios devastadores, tal y como reconoce toda la comunidad científica, son consecuencia directa del cambio climático.
A pesar de todo, el actual Gobierno australiano y su Primer Ministro, Scott Morrison, tratan de negar la evidencia de cara a defender los intereses de la lucrativa industria del carbón y otras industrias de combustibles fósiles. Australia es uno de los países más contaminantes del mundo, ya que es el mayor exportador junto a Indonesia de carbón, el combustible fósil más contaminante del mundo, y junto a Qatar de gas natural licuado, lo que le convierte en el mayor exportador neto mundial de combustibles fósiles después de Rusia y Arabia Saudí.
El Gobierno sigue apostando por la industria del carbón como uno de los pilares de su economía. De ahí que ya se haya aprobado la apertura de la mayor mina de carbón del mundo en la región de Queensland, con una producción de 28 millones de toneladas. El proyecto además podría contaminar las aguas de la región, tal y como han denunciado científicos y organizaciones ambientalistas, y contribuir a la definitiva destrucción de la Gran Barrera de Coral, que se está degradando aceleradamente fruto del cambio climático.
¿Carbón o desempleo? Una mentira para garantizar los lucrativos negocios capitalistas
Scott Morrison y su partido centraron su última campaña electoral en plantear la necesidad de expandir aún más la industria del carbón, señalando que es el “oro de Australia”, y amenazando con una catástrofe económica y desempleo masivo en el caso de que se prescindiera de dicha industria. Una argumentación falsa y un chantaje que busca atemorizar a sectores de la población de cara a garantizar los negocios de un puñado de multinacionales.
Obviamente, aunque se prescinda del carbón, hay alternativas. Lo que es necesario es que en las regiones que se vean afectadas por este proceso de reconversión industrial se instalen nuevas industrias ecológicas y se organicen planes que aseguren nuevos puestos de trabajo 100% ecológicos. Los capitalistas y los Gobiernos que les representan tratan de situarnos ante este dilema: o respetamos el medio ambiente o tenemos puestos de trabajo. ¡Pero es mentira!
Hoy existe la tecnología para desechar para siempre la industria del carbón y progresivamente el grueso de los combustibles fósiles, y además crear puestos de trabajo verdes de calidad. El problema es que los capitalistas no tienen ningún interés en hacer las inversiones necesarias para ello, ya que solo piensan en la obtener beneficios a corto plazo a costa de lo que sea. Por eso mismo es más urgente que nunca expropiar y nacionalizar bajo el control de las y los trabajadores las multinacionales mineras, las petroleras y las eléctricas, y el conjunto de las grandes industrias capitalistas y la banca de cara a comenzar a planificar la producción en base a criterios sociales y medioambientales.
Recortes en los servicios de bomberos, e inversiones multimillonarias en la industria militar
Otro de los aspectos que ha despertado la indignación de la población ha sido la falta de inversiones de cara a dotar a los bomberos y a los servicios forestales de los medios necesario para hacer frente a las temporadas de fuego, a pesar de las numerosas advertencias e informes existentes.
Una organización integrada por los jefes de los principales de servicios de bomberos del país advirtió al Gobierno desde abril sobre una situación catastrófica como la que hoy se está viviendo, solicitando reunirse de cara a coordinar medidas y planes frente a esta amenaza. Tal y como han indicado, el Gobierno no solo no quiso reunirse y escuchar sus advertencias, sino que evitó abordar cualquier aspecto que supusiera “hablar del cambio climático.” Desde hace años se han publicado numerosos informes que advertían sobre este desenlace, sin que se haya tomado medida alguna al respecto ni por este ni por anteriores Gobiernos.
Por otro lado, la colación liberal-nacional de Gobierno ha recortado este año el presupuesto tanto de los servicios de bomberos y de rescate, como del servicio rural de incendios, en 12,9 millones de dólares (un 1,6%) y en 26,7 millones de dólares (un 4,8%) respectivamente. Sin embargo, al tiempo que el Gobierno señala que no hay dinero para los bomberos, se gasta 80.000 millones de dólares en la construcción de una flota de submarinos militares de última generación.
Además, parte del servicio de extinción de incendios durante la temporada de fuegos depende de voluntarios, una forma de ahorrarse dinero y de precarizar el servicio. De hecho, el propio Gobierno, tras negarse a pagar a los voluntarios planteando que el propio debate suponía una distracción, se ha visto finalmente forzado a establecer una compensación para todos los voluntarios fruto de la enorme presión social.
El capitalismo mata el planeta. El único camino, ¡luchar por el socialismo!
Pero la trágica situación que esta padeciendo Australia, tiene otra cara, la de la solidaridad y la de la lucha en las calles. En los últimos días miles de personas en decenas de ciudades han salido a las calles para decir basta, ¡basta de mentiras y basta de gobernar al servicio de un puñado de capitalistas! El Gobierno y la policía intentaron desesperadamente impedir las manifestaciones, señalando que los efectivos policiales estaban ayudando en los incendios, por lo que no podrían “garantizar la seguridad” de las mismas, y pidiendo a los organizadores que las desconvocaran. ¡Vaya cinismo!
Obviamente, la razón real es el miedo a que un movimiento masivo en las calles tumbe a esta Gobierno incompetente y reaccionario. Por eso mismo es más importante ahora continuar con las movilizaciones exigiendo la inmediata renuncia de Scott Morrison y de todo su gabinete, así como la apertura de un proceso penal para enjuiciar al mismo y a todos los altos responsables gubernamentales que no hicieron nada para evitar esta situación y que ignoraron las numerosas advertencias existentes. Hay que acabar con la impunidad de todos estos individuos.
Por otro lado, tal y como señalan los manifestantes, todos los recursos del país deben destinarse inmediatamente a frenar los fuegos actuales y prevenir los futuros, recortando inmediatamente el gasto militar y exigiendo que los grandes capitalistas, tanto australianos como extranjeros, paguen por los enormes daños que se han producido. Para ello, en primer lugar es necesario expropiar y nacionalizar tanto la industria del carbón como el resto de industrias fósiles, así como la banca, diseñando un plan que reconvierta el tejido productivo y la industria en base a criterios exclusivamente ecológicos y sociales. Por otro lado, la reconstrucción debe llevarse adelante por empresas públicas, bajo el control de las y los trabajadores, de cara a evitar que los capitalistas, responsables de esta catástrofe, se lucren haciendo nuevos negocios. Solo así podrán empezar a cambiar realmente las cosas.