Carmen Sixto Beceiro, trabajadora de los Astilleros Navantia en Ferrol y afiliada a CGT
Me afilié a Izquierda Revolucionaria en 1993. Cuatro años antes había empezado a trabajar en los astilleros de la antigua Bazán, hoy Navantia. Tradicionalmente, la empresa contrataba a jóvenes que después de un período de formación pasaban a formar parte de la plantilla con carácter indefinido.
Junto con otros compañeros yo había pasado el examen de acceso para ser aprendiz, pero cuando nuestro contrato de aprendizaje estaba terminando la empresa nos comunica que no tienen intención de renovarnos. Después de muchos paros, encierros y diversas movilizaciones junto con toda la plantilla de la empresa, pasamos a ser fijos.
Ésta fue mi primera experiencia de lucha, y en ese contexto conocí a compañeros de Izquierda Revolucionaria. Empecé a comprar el periódico El Militante de forma regular y al cabo de algún tiempo un compañero me animó a que me afiliara.
En aquel momento era la única organización que me daba respuestas a la cantidad de dudas que tenía, políticas y sindicales. Ahora, 25 años después sigo pensando que somos una organización con una visión muy clara del movimiento obrero, de la lucha de clases y, por tanto, muy necesaria para la transformación socialista de la sociedad.