bancos_espanolesLa economía española es un de los eslabones débiles de la crisis capitalista en Europa, y dentro de la economía española el sector bancario constituye una verdadera bomba de relojería. Entre 1997 y 2007 la relación entre el crédito inmobiliario y el PIB pasó del 27,9% al 100% en 2007. Con el estallido de la burbuja inmobiliaria, la caída de los precios y las ventas de los pisos, el agujero generado es gigantesco. Una parte considerable de los préstamos concedidos por la banca española a constructores y promotores fueron financiados, a su vez, con préstamos de los bancos europeos, por lo que las conexiones entre una eventual cadena de quiebras bancarias en el Estado español con el resto de Europa son evidentes. Si los bancos españoles no pudieran hacer frente al pago de sus deudas, el Estado, que ha avalado la emisión de deuda privada bancaria por un valor 100.000 millones de euros, tendría que responder ante los acreedores. Sólo el Banco Financiero y de Ahorros (BFA), el banco “malo” de Bankia  que concentra todos los activos tóxicos inmobiliarios, emitió en febrero 15.000 millones en deuda con el aval del Estado. Es decir, si quiebra BFA quiebra el Estado. Eso explica en gran medida la brutalidad de la presión de la banca internacional y española para que se recorten los gastos sociales. Quieren garantizar no sólo el saqueo presente de las finanzas públicas, sino el futuro, que será aún mayor. Las tensiones sobre la deuda pública española en las últimas semanas también tienen que ver con el brutal impacto que tendría en las finanzas públicas un eventual rescate de alguna o algunas entidades bancarias. El tipo de interés a 10 años se sitúa ya al 6%, a niveles semejantes a los que tenía la deuda irlandesa o portuguesa antes del rescate.
Los datos sobre la situación de la banca no paran de empeorar (lo que no significa que sus dueños no sigan extrayendo cuantiosos beneficios especulando con la deuda pública). La pérdida del valor en Bolsa de la banca española es espectacular. Tras la caída que se produjo en la tercera semana de abril, los siete bancos del Ibex suman un valor similar al que tenía tan sólo el Banco de Santander en 2007. La morosidad de los créditos concedidos a particulares y empresas alcanzó en febrero el 8,15%, con lo que rozó la cota máxima de octubre de 1994, cuando marcó el 8,2%. La morosidad engrosó en más de 30.000 millones de euros en el último año.
La llamada economía real ya ha entrado, de nuevo, en recesión. Con la contracción del 0,4% entre enero y marzo se suman dos trimestres consecutivos de caída. A la depresión del consumo interno se añaden las expectativas a la baja de las exportaciones, debido al agravamiento de la crisis en Europa. Funcas prevé que la economía caerá un 1,7% este año y un 0,2% el que viene.   La situación es más bien de depresión.
La economía española sigue firmemente subida a un espiral descendiente, constituyendo una firme candidata a protagonizar nuevos espasmos financieros con consecuencias mundiales. A diferencia de Grecia, Portugal o Irlanda, la economía española sería difícilmente rescatable (para el conjunto de 2012 se estima en 400.000 millones de euros el vencimiento de la deuda pública y privada en el Estado español), ahondando aún más la situación de incertidumbre que vive toda la zona euro y exacerbando todavía más las tensiones entre las clases en todo el continente.

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