Hace poco más de diez días el Partido Popular y Vox llegaron a un acuerdo para gobernar en coalición el País Valencià. La ultraderecha de Abascal apoyará la investidura de Carlos Mazón, y los populares ceden a Vox tanto la vicepresidencia de la Generalitat como la presidencia del Parlament. Este pacto se sustenta sobre un programa de “50 puntos” que da puro terror leer. 50 puntos que son un aullido de guerra contra el feminismo, el colectivo LGTBI, la juventud y la clase trabajadora y que suponen un ataque frontal a todos nuestros derechos democráticos y sociales.

Ambas formaciones dan saltos de alegría. Las tímidas reticencias y dudas mostradas por algunas voces del Partido Popular han sido disueltas. Feijóo ha sido claro bendiciendo la entrada de Vox a las instituciones valencianas: “respetamos el deseo de cambio y avalamos la gobernabilidad” y añade que “no renunciaremos a nuestros principios”. En eso estamos de acuerdo: los principios y la ideología de unos y de otros es la misma basura franquista. Tanto es así que este mismo lunes, la presidenta de Vox Llanos Massó, esta ultracatólica antiabortista miembro de Hazte Oír, ha sido elegida presidenta de les Corts con los votos a favor de toda la bancada azul. Por otro lado, el presidente de Vox se frota las manos ante la oportunidad que tienen por delante. “Es un buen ejemplo para toda España”, “pacto razonable, sensato y satisfactorio”, decía Abascal. ¿Su objetivo? Poder repetirlo a escala estatal.

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La diputada de Vox Llanos Massó, esta ultracatólica antiabortista miembro de Hazte Oír, ha sido elegida presidenta de las Cortes con los votos a favor de toda la bancada del PP. 

Unidad de España, muerte al separatismo y nada de memoria histórica 

El Partido Popular y Vox abren su documento programatico de la siguiente forma: 1. Defenderemos la unidad de España, la igualdad entre españoles y la riqueza y diversidad cultural. Toma ya. Sólo les la faltado añadir al final “¡Viva España! ¡Viva Franco! ¡España es una y no cincuenta y una!”.

Pero es que la cosa continua: 2. Reivindicaremos la historia de España y de la Comunitat Valenciana y garantizaremos la libertad de memoria y el absoluto y pleno respeto a los derechos y libertades de todos. Por ello, se derogarán las normas que atacan la reconciliación en los asuntos históricos. / 3. Aprobaremos una Ley de Señas de Identidad que proteja los valores y costumbres y tradiciones de la Comunidad Valenciana como parte esencial de la plural riqueza de España. Por ello, eliminaremos las subvenciones a las entidades o asociaciones que promuevan los “països catalans”.

No pueden ser más franquistas, son los herederos de la dictadura que aplastó durante 40 años todas las libertades sociales, democráticas y culturales, y quienes ahora nos dicen que “no hay que reabrir heridas del pasado” porque nunca llegaron a pagar sus crímenes y sus torturas. Para dejarlo más claro aún, el escogido como Vicepresidente y Consejero de Cultura es un torero y un declarado fascista, Vicente Barrera, quien en sus redes sociales vanagloria a Martín Villa –el asesino de la matanza del 3 de marzo de 1976 en Vitoria– y saca pecho de sus origenes familiares golpistas.

Tanto para el PP de Mazón como para la extrema derecha, las “señas de identidad” que hay que proteger nada tienen que ver con las tradiciones del movimiento vecinal o la cultura popular. Ellos quieren potenciar los toros, els bous al carrer y cualquier actividad que conlleve maltrato animal. Todos los festejos más atrasados y reaccionarios seguirán recibiendo fondos a raudales.

¿Sobre el idioma? Nada de valencià, nada de derechos lingüísticos. La inversión lingüística en la Comunidad ya estaba muy tocada y, en la práctica, era inexistente fruto de más de 20 años de gobiernos autonómicos del Partido Popular, pero ahora quieren darle el golpe de gracia. Punto 27 del acuerdo: “Garantizaremos la libertad de educación, la libre elección de centro y la libre elección de la lengua de enseñanza entre las dos oficiales en todas las etapas educativas”. Es decir, potenciar la concertada y el castellano a tope. Además, ya han anunciado que cerrarán la Oficina de Drets Lingüístics, una comisión creada en 2017 para proteger el valencià en las aulas. Todo esto en un momento en el que sólo el 15% de la población habla valencià y un ridículo 5,3% se comunica habitualmente en esta lengua en la capital.

Guerra contra el feminismo, el colectivo LGTBI y la educación inclusiva

Por supuesto, el plato fuerte del pacto PP-Vox está dedicado a las mujeres, al colectivo LGTBI y todo lo que tenga que ver con atacar el modelo de familia tradicional, católica, apostólica y romana. Sorprende la claridad con la que se expresan estos negacionistas de la violencia de género cuya principal bandera es la opresión de las mujeres y las personas LGTBI. El Partido Popular ha aceptado la petición de Vox de sustituir el término “violencia machista” por “violencia intrafamiliar” quedando uno de sus puntos redactado así: 43. Defenderemos los derechos de las familias y promoveremos políticas que perseguirán erradicar la violencia intrafamiliar. Por supuesto, nada de hablar de feminismo, de igualdad, de diversidad o de tolerancia en las aulas: 28. Los padres elegirán libremente y en su caso autorizarán el contenido de las actividades extracurriculares. / 29. Reforzaremos la inspección educativa para preservar la calidad de la enseñanza sacando la ideología de las aulas. Es el mismo discurso que llevan repitiendo desde que presentaron su famoso Pin Parental: mis hijos son míos, mi mujer es mía, yo soy el macho, yo decido.

No hay que olvidar que el principal referente de Vox en la Comunidad Valenciana es nada más y nada menos que Carlos Flores, un bestia que está condenado por maltratar, perseguir y agredir a su expareja en público, amenazándola de muerte con barbaridades como “puta, ladrona, secuestradora de niños, te joderé durante toda la vida”. Un “divorcio duro” según Alberto Núñez Feijóo. Pero es que el número 2 de estos ultras, José María Llanos, no se queda atrás: “La violencia de género no existe, la violencia machista no existe”.

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El elegido como vicepresidente y consejero de Cultura es un torero y un declarado fascista, Vicente Barrera, quien en sus redes sociales ensalza la figura de Martín Villa. 

Es una guerra declarada por todo lo alto. No perdonan el desafío que el movimiento feminista de masas ha supuesto para la clase a la que defienden, para los capitalistas, los empresarios y caciques. No olvidan esos 8 de marzo donde València, Castelló, Alacant y decenas de localidades más se han teñido de morado con un sello antifascista impresionante. Saben que la lucha por la liberación de las mujeres trabajadoras ha sido un ejemplo tremendo para toda la clase obrera y la juventud. Tratar de aplastar, cortar la cabeza y desmoralizar a quienes hemos construido desde abajo esta marea tan poderosa, es algo prioritario para ellos.

Ley, orden y mano dura

El racismo, la persecución de los inmigrantes y la criminalización de plataformas sociales como la PAH, también tienen su hueco en estos “50 puntos de Gobierno”. No hay nada nuevo, sólo la materialización por escrito de los ejes en los que la extrema derecha basa su discurso demagógico, españolista y xenófobo: 46. En el caso de que se produzca una ocupación ilegal de un inmueble, los poderes públicos garantizarán el derecho a la propiedad... / 48. La Generalitat Valenciana dentro del ejercicio de sus competencias pondrá en conocimiento de las Fuerzas y Cuerpos de seguridad del Estado los posibles casos de inmigración ilegal / 50. Aseguraremos el orden público y la seguridad de los barrios.

Es evidente que todo este programa está redactado con un objetivo claro: incrementar la represión contra quienes se atrevan a no callar, tratar de introducir el veneno de la división racista, machista y nacional entre los trabajadores y jóvenes, y desmoralizarnos para que ellos puedan hacer y deshacer a su antojo.

El ejemplo del pacto en la Generalitat Valenciana es solo un ejemplo, de momento el más reaccionario y oscurantista, de la ola reaccionaria que a nivel institucional ha llegado a 187 municipios y ciudades de todo el Estado. Es una guerra declarada, es un intento de enviarnos de nuevo a épocas donde no se podía casi ni hablar.

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La manifestación del pasado sábado del Orgullo LGTBI, fue una muestra del potencial que existe para levantar la verdadera resistencia antifascista en las calles.

No nos dejaremos amordazar

Estos reaccionarios están viviendo una cierta luna de miel tras su victoria el 28 de mayo. Pero que tengan cuidado, porque estos últimos años hemos aprendido mucho y hemos sacado muchas lecciones. La paz social, la desmovilización impuesta, las políticas de “conciliación autonómicas”, no sirven para frenar los pies a la reacción. La experiencia nos demuestra que si queremos proteger nuestros derechos e impedir que el reloj de la historia retroceda, tenemos que basarnos en la organización militante y la movilización contundente, unificando cada lucha y conflicto que surja, y defendiendo un programa antifascista y revolucionario, que señale que para barrer a la escoria fascista necesitamos acabar con el sistema putrefacto que les da alas: el capitalismo. La manifestación del pasado sábado del Orgullo fue una muestra del potencial que existe para levantar la verdadera resistencia antifascista en las calles.

Fascismo ni en las aulas, ni en los centros de trabajo, ni en las calles. ¡Fascismo nunca más! Únete a Esquerra Revolucionària para plantarles cara.

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