¡Nativa o extranjera, la misma clase obrera!

El pasado viernes 16, los compañeros y compañeras de Izquierda Revolucionaria y del Sindicato de Estudiantes participamos en la manifestación del barrio madrileño de San Blas para mostrar toda nuestra solidaridad y apoyo a los menores inmigrantes no acompañados que están siendo víctimas de persecución por parte de grupos neonazis.

La última de estas agresiones se produjo el pasado 13 de octubre, cuando dos nazis se dirigieron a un grupo de menores, profiriendo todo tipo de amenazas, llegando incluso a utilizar palos. Finalmente, los menores consiguieron defenderse y zafarse de la agresión. Pero ante la pasividad absoluta de la policía decidieron ir más alla. Al día siguiente, más de un centenar de neonazis de todo Madrid se personaron en el portal de uno de estos jóvenes para amenazarle en su propia casa, insultarle y realizar canticos fascistas y racistas.

La actuación policial de nuevo fue de total permisividad. Actitud que contrasta con la mantenida frente a los jóvenes de los barrios obreros que luchamos por la defensa de unos servicios públicos y de calidad, como se vio con total claridad en Vallecas hace apenas unas semanas. El racismo y la violencia se premian con la impunidad pero la defensa de nuestros derechos más elementales se paga con la más salvaje de las represiones ¡Es completamente vergonzoso!

Pero esta no es, ni mucho menos, la primera vez que se dan situaciones como esta en el barrio de San Blas. Estos elementos son de sobra conocidos en el distrito madrileño por  sus actos vandálicos y por su agresividad.

La derecha y sus medios de comunicación señalan, y los fascistas actúan

Los menores inmigrantes no acompañados han sido blanco de la derecha durante los últimos años. PP, Cs y Vox llevan adelante una salvaje campaña de mentiras y persecución contra ellos, convertiéndoles en criminales por el simple hecho de ser inmigrantes.

Los propios medios de comunicación de la derecha han manipulado los hechos de manera escandalosa, señalando que se produjo una agresión cuando los menores solo se defendieron, y calificando la protestas neonazi, encabezada con una pancarta con el lema "fuerza y honor", como una protesta pacífica de jovenes y vecinos del barrio. ¡Vaya cinismo!

Hace menos de un año, Vox realizó un mitin frente a uno de los centros donde viven estos menores, tachándoles de delincuentes y exigiendo su expulsión del país. Las consecuencias de este escarnio público no tardaron en llegar: en los siguientes meses se produjeron varios asaltos a estos centros por parte de grupos neonazis, donde llegaron incluso a lanzar una granada de mano.

Este es el verdadero objetivo de la derecha y extrema derecha: criminalizar la pobreza e intentar introducir el veneno del racismo y la xenofobia en nuestros barrios para dividir a los trabajadores y a la juventud obrera. Lejos de conseguirlo, han logrado que nos movilicemos cerca de 1000 vecinos y jovenes del barrio contra el fascismo y el racismo. Un claro ejemplo del absoluto rechazo que existe en el barrio a este discurso reaccionario y las acciones de las bandas fascistas.

Solo con la lucha podemos acabar con la extrema derecha

La movilización del día 16 marca el camino que tenemos que seguir: organizarnos y luchar en las calles para frenar al fascismo, a Vox, al PP y a Ciudadanos. Los máximos responsables de estos ataques son precisamente quienes están al frente del Ayuntamiento y de la Comunidad de Madrid, que  permiten, jalean y justifican estas actuaciones.

La izquierda madrileña, Mas Madrid, Unidas Podemos y el PSOE, y los sindicatos, deben tomarse muy en serio esta amenaza, solidarizarse con estos menores inmigrantes y el movimiento antifascista, y pomover desde las calles la caída de estos reaccionarios mediante una huelga general. La imagen de operarios quitando a martillazos las placas de Prieto y Largo Caballero, victimas también del fascismo, ponen en evidencia como la derecha en Madrid esta a la ofensiva. ¡Hay que pararles los pies!

Por otro lado, son necesarias condiciones dignas para estos menores inmigrantes, muchos de ellos casi niños, y acabar con un racismo institucional que empieza con la propia existencia de la Ley de Extranjeria, que diferencia entre ciudadanos de primera y de segunda. El Gobierno central y especialmente Unidas Podemos deben dar un paso adelante y hacer real la consigna que tanto hemos cantado en las calles: ¡Ningun ser humano es ilegal!

¡Basta de agresiones fascistas! ¡No pasarán!

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