Este sábado 20 de marzo un dispositivo integrado por más de 1.000 efectivos de la policía y los antidisturbios ha impedido celebrar la manifestación por la libertad de Pablo Hasél. Desde primeras horas de la tarde, las identificaciones de jóvenes, los registros de mochilas, las fotografías a DNIs... nos trasladaban otras épocas. Represión y una gran mordaza para acallar la protesta social y la ira de la juventud es la receta.
En los últimos meses, con la excusa de defender la "salud pública", hemos visto en Madrid y en todo el Estado un importante despliegue represivo contra cualquier manifestación de la izquierda, feminista, por los servicios públicos o la libertad de expresión, mientras se permite a los fascistas y negacionistas movilizarse con total impunidad.
El delegado del Gobierno del PSOE, José Manuel Franco, ilegalizó las concentraciones del 8-M, impuso multas a compañeras por manifestarse y mandó un despliegue policial brutal contra las manifestaciones de Pablo Hasél, mientras los nazis podían hacer apología del holocausto contra el pueblo judío tranquilamente. No contento con el escándalo de estas semanas, ayer volvimos a vivir en la capital un nuevo episodio represivo del delegado del Gobierno que ha decidido cargar contra la juventud sin ningún miramiento.
Desde tiempo antes de empezar la concentración, decenas de furgones policiales rodeaban el lugar donde se iba a celebrar. Había un despliegue brutal e intimidatorio de centenares de policías. Los antidisturbios y la policía secreta tenían tomadas las salidas del metro para amenazar y obligar a los jóvenes a retirarse. En esos momentos ya comenzaron a identificar a compañeros y compañeras del Sindicato de Estudiantes e Izquierda Revolucionaria, obligándoles a abrir las mochilas y mirándo las propaganda que tenían.
En el momento de empezar la concentración, las mas de 500 personas que estábamos allí fuimos completamente rodeadas por los antidisturbios que nos impidieron ejercer nuestro derecho a la libertad de expresión. Cuando la concentración intentó salir en manifestación, los antidisturbios en bloque pusieron todo su empeño para evitarlo, colocándose los cascos y el escudo en formación militar para cargar en cualquier momento.
Una vez que la manifestación fue desconvocada y nos intentamos retirar, cientos de jóvenes fuimos rodeados y cercados por la policía, que siguió con las identificaciones, fotografiando DNIs y lanzando amenazas. En nuestro caso nos volvieron a abrir las mochilas e hicieron fotos a nuestra pancarta y a los periódicos y panfletos que habíamos repartido.
Es un completo escándalo la actitud represiva del PSOE para impedir la protesta de la juventud. Propia del franquismo. Mientras dejan campar a sus anchas a nazis y cayetanos, la juventud y la clase trabajadora somos reprimidos por querer manifestarnos por nuestros derechos y libertades. Pero como demostramos el 8-M, no nos van a intimidar.
Desde Izquierda Revolucionaria y el Sindicato de Estudiantes exigimos la inmediata dimisión del delegado del Gobierno. Es completamente inaceptable que un Gobierno que se dice abanderado de los derechos y libertades permita estos despliegues represivos y las cargas policiales. También exigimos a los dirigentes de UP que condenen esta actuación, que no legitimen unos operativos policiales que refuerzan el discurso de criminalización de la protesta que tanto benefician a la ultraderecha de Ayuso y Vox.
Por la libertad de Pablo Hasél y la derogación de la Ley Mordaza y toda la legislación represiva.
¡Basta de reprimir a quienes luchamos!
¡Delegado del Gobierno dimisión!