¡Hacia la huelga de alquileres! ¡Todos a las manifestaciones del 5 de abril!

El sábado 5 de abril en las calles de las principales ciudades del Estado español volverá a resonar un grito masivo exigiendo una solución al cada vez más grave problema de acceso a una vivienda digna y asequible.

Desde las primeras manifestaciones a principios de 2024 en las Islas Canarias hasta las gigantescas movilizaciones de Madrid y Barcelona en octubre y noviembre, millones de personas, sobre todos jóvenes, hemos salido a luchar contra la especulación inmobiliaria y la rapacidad de unos caseros rentistas que se apropian de una parte cada vez mayor de nuestros salarios.

Un movimiento que está demostrando un enorme potencial, y que debemos organizar y fortalecer para hacer realidad la huelga de alquileres. El impacto que tuvo esta consigna hace unos meses, con todos los tertulianos y opinadores a sueldo de los medios de comunicación del régimen desatando una feroz campaña contra esta idea, demuestra el auténtico temor que tienen.

Esta lucha se ha convertido en una denuncia atronadora de las políticas capitalistas que nos empobrecen a millones. No solo señala directamente al Partido Popular y a los grandes empresarios de la construcción y el sector inmobiliario, también al Gobierno PSOE-Sumar por su evidente responsabilidad a la hora de no tomar ninguna medida efectiva y por su nefasta protección de los caseros rentistas.

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¡Hacia la huelga de alquileres! ¡Todos a las manifestaciones del 5 de abril! 

El Gobierno PSOE-Sumar favorece el enriquecimiento de especuladores y rentistas

Los datos no dejan lugar a dudas: los alquileres han experimentado una subida histórica del 14% en 2024. Millones de familias se dejan el 60% de sus ingresos para pagar su casa, un porcentaje que aún es más brutal para la inmensa mayoría de los jóvenes.

La crisis de 2008 marcó un antes y un después. En 2002 el 80,7% de los hogares tenían la vivienda habitual en propiedad. Veinte años después ese porcentaje había caído al 72%. Esta tendencia se está acelerando y la concentración de la propiedad inmobiliaria avanza a pasos agigantados. La compraventa de vivienda en 2024 alcanzó la cifra de 641.919 operaciones, la segunda mayor desde 2007, con una media de incremento de precios de un 11,2% respecto al año anterior, superando los del momento más álgido de la burbuja inmobiliaria de 2008.

Una inversión en inmuebles estrechamente vinculada a la expansión y auge del sector del turismo, y que se ha convertido en una fuente salvaje de especulación y negocios para esos pequeños y medianos propietarios, racistas y machistas, que son la base del PP y Vox, y para grandes empresas e inversores internacionales.

Las medidas anunciadas periódicamente a bombo y platillo por el Gobierno PSOE-Sumar son pura demagogia. La creación de vivienda pública se quedan en nada porque la iniciativa de su construcción se deja en manos privadas. ¿Qué promotor inmobiliario va a optar por construir vivienda a precios limitados cuando actuando en el mercado de segunda mano puede hacerse con beneficios fastuosos?

Es más, estas medidas benefician a rentistas y especuladores, ofreciéndoles jugosas subvenciones, generalmente a través de deducciones fiscales, para que moderen voluntariamente el precio de los alquileres. El resultado final, los precios no bajan y las ayudas se las embolsan estos parásitos.

La respuesta que el Ayuntamiento de Barcelona, gobernado por el PSC con el apoyo de Barcelona en Comú, ha dado a la lucha de los inquilinos de Casa Orsola amenazados de desahucio por un fondo buitre va en esta misma dirección. En lugar de plantear la expropiación, el Ayuntamiento decidió comprar el inmueble por un precio un 70% superior al que el fondo buitre pagó en 2021. Esto no es luchar contra la especulación, ¡sino alimentarla y engordarla con dinero público!

Por el camino que han emprendido el PSOE y Sumar no hay solución al problema de la vivienda. Nada debemos esperar de ellos y, por eso, para que el enorme descontento que se expresa en nuestras movilizaciones se convierta en una fuerza efectiva, necesitamos levantar un programa que vaya a la raíz del problema. Este es el programa que proponemos desde Izquierda Revolucionaria:

- Expropiación sin indemnización de las viviendas en manos de bancos, fondos buitre, especuladores y caseros rentistas, para constituir, junto con las viviendas que aún gestiona la Sareb, un parque de dos millones de viviendas de titularidad pública para alquiler social, que no puedan ser enajenadas y cuyos alquileres no sobrepasen el 20% del SMI. Este parque de vivienda universal pública debe estar bajo control y gestión democrática de los sindicatos, asambleas y colectivos de la vivienda implicados en la lucha.

- Topar de inmediato todos los alquileres, estipulando un máximo por metro cuadrado que suponga una rebaja del 50% en la media de los precios actuales. Prohibición de todo tipo de cláusulas abusivas, con sanciones ejemplares a los caseros infractores.

- Establecimiento de contratos indefinidos de alquiler que protejan a los inquilinos e impidan las subidas abusivas.

- Expropiación sin indemnización del suelo urbano y urbanizable en manos de fondos de inversión, bancos y especuladores inmobiliarios. Expropiación de las grandes inmobiliarias y empresas de la construcción. Creación de una red estatal de empresas públicas de la construcción en todos los territorios, bajo control obrero. De esta manera se acabaría con la corrupción sangrante de las licitaciones públicas y se sacaría la vivienda del mercado.

- Prohibición del alquiler turístico o de temporada en zonas con déficit habitacional.

- Prohibición de los desahucios por ley. Basta del empobrecimiento de la clase obrera. Autodefensa vecinal y obrera contra los escuadristas fascistas de Desokupa y su negocio inmobiliario.

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Para vencer hay que transformar este grito atronador de rabia e indignación, en una lucha prolongada y contundente capaz de doblar el brazo al Gobierno central y colocar contra la pared a bancos, fondos buitres y caseros rentistas. 

Gracias a la movilización y a la lucha colectiva en estos meses hemos transformado nuestra rabia en un conflicto social muy poderoso. Este 5 de abril seremos protagonistas de manifestaciones multitudinarias unificadas en un mismo día, lo que supone un gran paso adelante. Pero para vencer hay que transformar este grito atronador en una lucha prolongada y contundente capaz de doblar el brazo al Gobierno central y colocar contra la pared a bancos, fondos buitres y caseros rentistas.

Por eso hay que organizar ya la huelga de alquileres y extender la acción al conjunto de la población trabajadora. Y acumulando esa masa crítica de apoyo en esta acción, hay que trabajar desde abajo para paralizar completamente el país en una gran huelga general, contado con la participación del sindicalismo combativo y de todas las organizaciones y movimientos sociales que están dispuestos a dar la pelea.

Como en los años setenta del siglo pasado, con una estrategia de lucha clasista, en la que los trabajadores y trabajadoras pongan su sello y su fuerza paralizando el país, lograremos revertir esta situación y conquistar una victoria real.

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