“La música es una herramienta. Puedes convertirla en un altavoz para difundir las ideas revolucionarias”

‘Raps de combate’ es el segundo trabajo de Fuera de Control, el rapero asturiano Ángel Novoa y compañero de Izquierda Revolucionaria, donde milita desde hace varios años, y a quien ha decidido ceder todos los beneficios de su venta. En esta entrevista conocemos un poco más sus inicios, sus influencias y los motivos que le hicieron dar el paso a la militancia anticapitalista.

EL MILITANTE.- Explícanos cuál ha sido tu relación con el rap, tus orígenes.

Ángel Novoa.- Yo crecí en un barrio bastante humilde, en la Carriona, y ya con diez u once años, muchos chavales empezábamos a escuchar hip hop, que era una música distinta a la que escuchaba todo el mundo. Nos llegaban vídeos de EEUU, con todos aquellos negratas calentándose en torno a un bidón de gasolina, en barrios tan destartalados como el nuestro… y queríamos hacer algo como aquello, algo que hablara sobre cómo era nuestra vida a pie de calle.

Escuchábamos a Cypress Hill, Public Enemy, Naughty by Nature… No entendíamos las letras, pero nos gustaban las canciones, el ritmo. Luego comenzó a aparecer el rap en castellano: CPV, Kase.O…, y después Violadores del Verso o Mucho Muchacho. Gente que te describía la calle y el día a día de una forma muy cruda, que te incitaba a desobedecer, a salirte de lo establecido. Nosotros nos identificábamos con todo eso, nos representaba.

EM.- ¿Qué te impulsa a dar un paso más, a decidirte a componer tus propios temas?

AN.- No es algo que hagas de manera muy consciente. Se empieza rapeando las canciones de los grupos que escuchas y, poco a poco, te vas animando a rapear algo, vas haciendo las primeras letras, que suelen ser tan malas [dice entre risas] que quieres olvidarlas para siempre, y luego vas haciendo rap un poco más en serio. Entonces hacía sobre todo el rollo competi, que era lo que se estilaba en los 90.

Luego saco una maqueta, en la que empiezo a cambiar un poco el enfoque. El título, Cover UP, hacía alusión a la técnica de tapar un tatuaje con otro, era como tapar un tipo de rap con otro donde ya había una crítica más profunda a muchas de las cosas que veía a mi alrededor. Y poco después tuve una época de decepción con el rap, o más bien con todo el mundillo que se mueve a su alrededor, por lo que tiene de falso, de postizo, de interesado. Entonces es cuando decido que quiero pelear para cambiar las cosas, no sólo criticarlas, y comienzo mi militancia en Izquierda Revolucionaria.

EM.- Pero ahora has vuelto a rapear y acabas de sacar un CD muy comprometido políticamente…

AN.- Sí. El tema de volver a rapear tiene que ver con dos cosas. La primera con el rapero que llevo dentro, la necesidad de hacer rimas, de plasmar mis pensamientos sobre una instrumental… Y, por otro lado, poder gritarle al mundo todo lo que está pasando. Porque llega un momento en que pienso: tengo que conseguir que todo esto que estoy peleando, todo esto que estoy debatiendo con los compañeros, lo que saco cuando leo a los grandes revolucionarios… tengo que buscar una manera, con lo que yo sé hacer, de que esto llegue a más gente. Y lo que yo sé hacer es rap, y creo que es una herramienta cojonuda para esto.

De ahí nació Raps de Combate, en cada renglón hay un diálogo con los trabajadores, con los oprimidos, sobre diferentes temas que nos afectan a todos. Lo que quiero es que cualquiera que lo escuche se pueda sentir identificado con los temas del CD. Y hacerlo sin pervertir la esencia del hip hop, sin caer en lo panfletario, ni en el dogmatismo.

EM.- ¿Crees que desde la música se puede contribuir a la lucha social?

AN.- La música es una herramienta, como lo pueden ser otras, puede aportar en la medida en que puedas convertirla en un altavoz para difundir las ideas revolucionarias que necesitamos para cambiar esta realidad que nos oprime, y que haya gente que al escucharla diga: “pues mira, yo estoy de acuerdo con esto, y creo que merece la pena salir a pelear”.

EM.- En ese sentido, ¿destacarías algún tema en especial del CD?

AN.- Bueno, no es fácil decantarme por una canción en concreto. Todas están hechas desde el corazón y con temas que para mí son importantes, muy sentidos. Musicalmente me quedo con No nos van a callar, donde reivindico la lucha, a pesar de la represión con la que pretenden silenciarnos. Pero en cuanto a un tema que me haya costado hacer señalaría Fronteras, sobre el drama de los refugiados que mueren a las puertas de Europa. Es uno de los primeros que grabé. Me dolía mucho lo que estaba pasando, ver cómo las “democracias europeas” dejaban (y dejan) morir en el mar a mujeres, niños, hombres… y todo el trato que recibían los refugiados sirios. Cuando lo plasmaba en la canción, más de una vez estuve al borde de las lágrimas.

Y también las dos colaboraciones que hay en el disco son para mí muy especiales. Una con Isabel, compañera de Izquierda Revolucionaria, que tiene una voz increíble y con la que grabé Otro mundo, un tema optimista, superpositivo, sobre cómo podrían ser nuestras vidas sin el capitalismo que nos asfixia. El otro, con mi hija África, con la que he hecho una canción de amor muy bonita, donde he querido dejarle un montón de reflexiones para el futuro, y donde ella rapea el trozo final y que me parece genial, muy simpático.

EM.- Tu rap tiene poco que ver con otras escuelas, también muy en boga, como el gangsta o el trap. ¿Qué opinión te merecen?

AN.- Ese estilo es una degeneración de lo que fue el rap en sus orígenes, incluso en sus vertientes más marginales, de aquellos que se situaban fuera de la legalidad, y que se plasmaba en sus letras. Ahora, esta deriva, que casi hace apología del estilo de vida de las mafias, ha sido alentada por las grandes discográficas, que han desviado un movimiento que nacía de los barrios pobres como una protesta y una vía de escape. Lo han prostituido (como hace el capitalismo con todo) para acercar a la gente joven a los aspectos más destructivos y “antisociales”: drogas, violencia, delincuencia…, pero a la vez los más inofensivos para el capitalismo.

Si tú potencias un tipo de rap como éste, en el que el más chulo tiene de todo y lo tiene en base a pisar a los demás, ¿qué es eso sino la ideología capitalista concentrada? Por no hablar del mensaje misógino que difunden, donde las mujeres son meros objetos para uso y disfrute de los hombres.

EM.- ¿Qué les dirías a los jóvenes que empiezan a hacer rap en este momento, un período tan convulso del capitalismo mundial?

AN.- Que miren la realidad de frente, con honestidad. Que se organicen para cambiar las cosas, que no tengan miedo de ir a contracorriente, y busquen lo auténtico, sin más.

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