Los y los estudiantes universitarios llevamos meses siguiendo las clases de forma telemática. Sin embargo ahora, en la cresta de la tercera ola, nos estamos viendo obligados a realizar los exámenes presencialmente ante la desidia e irresponsabilidad del ministro de Universidades, Manuel Castells, y los rectores de las universidades. Una vez más esta decisión no ha ido acompañada de ninguna medida para asegurar que podamos realizar los exámenes de forma segura, por lo que las aglomeraciones en los pasillos y en las propias aulas se han convertido en la norma.

Esta indignante situación se ha agravado además con la borrasca Filomena: las nevadas que han colapsado ciudades enteras, la ola de frío que dejará temperaturas de hasta -15 grados en muchas provincias del Estado, ponen de manifiesto todavía más el peligro que supone para miles de estudiantes poder desplazarse.

Los exámenes presenciales son un riesgo para nuestra salud

Desde el comienzo de la pandemia, el Ministerio de Universidades ha hecho caso omiso a todas las reivindicaciones que los y las estudiantes hemos puesto sobre la mesa. Se negaron a por dar el curso por finalizado con continuos lavados de manos y medidas laxas e insuficientes, se mantuvieron los exámenes de forma online a pesar de que miles de universitarios no podían acceder a este tipo de evaluación por la brecha digital, se nos ha sobrecargado con trabajos para tratar de ocultar las graves carencias del sistema público universitario…

Ahora, después de un semestre en que la mayoría de estudiantes universitarios no hemos pisado nuestras facultades, después de meses en que se nos ha negado una educación pública de calidad, se nos plantea que los exámenes de enero son obligatoriamente presenciales para el conjunto de los estudiantes. Y esto se hace llegando a alegar que con los exámenes online es mucho más difícil controlar que los alumnos copiemos y hagamos trampas.

El mismo argumento de criminalización que se utilizó el curso pasado para vulnerar todos nuestros derechos en las pruebas online –mediante la instalación de programas y plataformas que consistían en la invasión de nuestra intimidad– hoy se utiliza para defender que pongamos en riesgo nuestra salud y seguridad y las de nuestras familias para evitar un “fraude”. Es sencillamente insultante.

Pero para mayor vergüenza esta noticia llega al mismo tiempo en que los datos del Ministerio de Sanidad respecto al avance de la Covid-19 en el Estado español han vuelto a descontrolarse: alcanzamos más de 2 millones de casos confirmados y más de 70.000 muertos según datos del INE. Durante las vacaciones de Navidad y los días posteriores, el Gobierno central y las distintas CCAA han establecido restricciones de movilidad, cierres perimetrales, la fijación de un máximo de personas para celebrar las fiestas en nuestras casas… para controlar la ola de contagios. Pero al mismo tiempo se da el visto bueno a que 150, 200 o 250 estudiantes nos amontonemos en un misma aula para realizar nuestros exámenes de forma presencial. ¡Es auténtico disparate!

La “solución” de las administraciones: abrir ventanas, abrigarse y acatar

Tratando de quitar importancia a la gravedad de la situación, algunos rectores han asegurado que se garantizará la ventilación en las aulas y en las facultades ¡¡abriendo las ventanas!! No, desgraciadamente no se trata de una broma de mal gusto. La realidad supera la ficción y la “solución” ofrecida por las direcciones de la Universidad es convertir las salas donde estaremos horas realizando exámenes en auténticas neveras. Es decir, que si no cogemos la Covid-19 seguramente cojamos una neumonía.

A los rectores parece ser que les da igual que una ola de frío y grandes nevadas estén dejando récords de bajas temperaturas o que ciudades enteras estén paralizadas. Por ejemplo, en la Comunidad de Madrid, hay miles de hogares desprotegidos frente al frío en los barrios obreros, hospitales y personal sanitario aislados en pleno pico de la pandemia por la nieve, carreteras cortadas, centenares de autobuses bloqueados, árboles caídos en las calles de la capital… En medio de este desastre –que no sólo es producto del temporal sino de la falta de previsión y la incompetencia del Gobierno de Ayuso–, se pretende desplazar a miles y miles de estudiantes a sus universidades. Para rizar aún más el rizo, algunas facultades nos han recomendado ir con ropa de abrigo a las pruebas o incluso con mantas. Pero, ¿qué tipo de educación es esta en la que importa más poner una nota numérica al lado de nuestro nombre que garantizar nuestra salud?

Tenemos derecho a una educación pública, digna y de calidad

Esta situación es la consecuencia de la incapacidad y abandono del ministerio de Universidades para preparar el periodo de exámenes en este contexto de pandemia y temporal. Es francamente sorprendente que mientras hay un clamor en la Universidad contra la realización de los exámenes ante esta falta de medidas, el ministro Castells permanezca en un silencio atronador. Una postura que, lamentablemente, no ha variado desde el estallido de la pandemia.

Los exámenes presenciales no garantizarán que demostremos con más rigor nuestras competencias académicas. Tampoco los exámenes online son la alternativa, como ha quedado más que demostrado durante la pandemia, ya que expulsan del sistema educativo a aquellos estudiantes universitarios con menos recursos económicos. Necesitamos acabar con este modelo educativo basado en la memorización de contenidos, currículos inabarcables, horas lectivas y dedicadas al estudio que superan cualquier jornada laboral, exámenes y notas finales que no reflejan nuestros conocimientos. Un sistema sin espacio para la reflexión, el debate ni la experimentación, donde las habilidades, las competencias y la atención individualizada son una utopía.

La Universidad pública debe dejar de ser un coto privado solo al alcance de quienes puedan pagarla. Es una urgencia que no puede posponerse más. El Gobierno PSOE-Unidas Podemos, en especial los compañeros y compañeras de UP y el ministro de Universidades, deben impedir que se siga jugando con nuestra salud y con la de nuestras familias y proteger y garantizar los derechos fundamentales de la clase trabajadora y la juventud en este contexto de pandemia y temporal sin precedentes. Por ello desde el Sindicato de Estudiantes exigimos:

1. La cancelación inmediata de todos los exámenes del semestre en esta situación de emergencia sanitaria, y que estos se sustituyan por distintas formas de evaluación adaptadas a la situación extraordinaria que padecemos: trabajos de las diferentes materias, presentaciones del contenido ante los profesores, debates entre estudiantes para poner en común lo cursado en la materia...

2. La puesta en marcha un plan urgente de rescate económico a la Universidad pública que garantice su gratuidad real tanto en tasas, como en transporte, libros y vivienda en el caso de desplazamiento; la creación de miles de plazas para que todas y todos los que queramos acceder a los estudios superiores podamos hacerlo; la creación de miles de plazas fijas y la dignificación de las condiciones laborales para los docentes asociados a la universidad; y la gratuidad de la conexión a Internet y el reparto masivo de dispositivos digitales para acabar con la brecha digital.

3. ¡Medidas para proteger a la clase obrera y la juventud ya! Garantizar nuestro derecho a la salud y a una vida digna dentro y fuera de las aulas. Sanidad pública y de calidad con garantías de acceso a los hospitales y centros de salud. Nacionalización de la sanidad privada y las eléctricas y utilizar todos los recursos disponibles para que nadie quede expuesto a la Covid y al fío. Acceso a una vivienda pública digna y accesible, con los recursos necesarios para una conexión a internet que garantice nuestro derecho a la educación.

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