Domingo 4 de Junio a las 12h, Puerta de Toledo
Ahora Madrid debe recuperar unos servicios 100% públicos
A punto de cumplirse la mitad del mandato del actual gobierno municipal, las enormes expectativas generadas por el triunfo de Ahora Madrid están siendo frustradas. Tras 24 años ininterrumpidos de gobierno del Partido Popular, caracterizados por la corrupción y la entrega de la ciudad de Madrid a los intereses particulares de especuladores, grandes constructoras y fondos de capital riesgo, la esperanza de que Madrid iba al fin a conocer una política orientada a la mejora de las condiciones de vida de sus vecinos ha dado paso a la desilusión. Han desaparecido, es cierto, las caras más repugnantes de la época anterior, pero las políticas que dan prioridad al beneficio empresarial frente al interés público continúan en el nuevo Ayuntamiento.
Privatización es corrupción...
Una de las más clamorosas traiciones a su programa tiene que ver con la promesa electoral de Ahora Madrid de llevar a cabo la remunicipalización de los servicios públicos que habían sido privatizados por el PP y convertidos en un suculento negocio para diversos grupos empresariales, y una fuente de comisiones para sus dirigentes, como día a día van comprobando los jueces que investigan la trama corrupta que gobernó Madrid durante más de dos décadas.
En Madrid, al igual que ha ocurrido en el resto de municipios del Estado español, la oleada de privatizaciones llevada a cabo durante años tanto por el PP como por el PSOE, PNV o CiU ha significado una verdadera catástrofe para los servicios públicos. ¿De dónde podrían salir los ingentes beneficios acumulados por los empresarios que gestionan estos servicios - y por las tramas de corrupción alimentadas por ellos - sino del continuo deterioro de la calidad del servicio prestado a los ciudadanos, y de la sobreexplotación de los trabajadores de las contratas?
... y remunicipalización es transparencia
Los vecinos de Madrid, especialmente los que habitamos en barrios periféricos, hemos sido testigos en los últimos años de como los servicios esenciales de nuestros barrios se deterioraban día a día: la limpieza de calles, el mantenimiento de parques y jardines, la recogida de basura, etc. se han degradado hasta extremos inaceptables, sin que las amistosas gestiones de nuestra alcaldesa con individuos de la calaña de Florentino Pérez hayan conseguido ninguna mejora significativa.
Pero el deterioro de esos servicios palidece ante otro deterioro aun mayor e incomparablemente más sangrante: el que sufren los servicios sociales que, aunque se orientan a toda la población, son vitales para el sector más débil y vulnerable de nuestra sociedad. La ayuda a la dependencia, la atención a personas sin hogar, a drogodependientes o a población reclusa, la asistencia domiciliaria a personas de edad avanzada o incapaces de valerse por sí mismos, la protección a mujeres maltratadas, y otros servicios de similares, se han convertido en fuente de lucro privado al precio de degradarlos hasta condiciones tercermundistas, que atentan contra la dignidad de sus usuarios, y de reducir a sus trabajadores a unas condiciones laborales de semiesclavitud.
No es de extrañar, por tanto, que los trabajadores de centros municipales de atención a personas sin hogar La Rosa y Luís Vives hayan dado el paso de movilizarse y luchar por la remunicipalización y la gestión directa de los servicios municipales privatizados, coincidiendo así en sus reivindicaciones con los trabajadores del Polideportivo Moscardó, con los del servicio telefónico de Atención a la Ciudadanía, con los de las Escuelas Municipales de Música, y con muchos otros.
Las multinacionales solo quieren más beneficios
Para los próximos días se ha convocado una huelga del servicio de recogida de basuras. El motivo es la negativa de las empresas concesionarias a renegociar el convenio conjunto que, hasta ahora, regulaba las condiciones de los trabajadores del servicio, cualquiera que fuese la empresa contratista. Es una nueva demostración de que los beneficios de las empresas concesionarias dependen fundamentalmente de su capacidad de recortar salarios, alargar jornadas, reducir servicios, y atacar los derechos laborales de sus trabajadores. Rompiendo el convenio único las empresas se aseguran manos libres para crear división entre los trabajadores y para someterles a nuevos chantajes en nombre del mantenimiento del empleo. E incluso aunque el convenio único se mantuviese, es seguro que, a cambio, las empresas intentarán hacer pagar un alto precio a los trabajadores del sector.
El aumento de las partidas a las empresas en este sector por parte del Ayuntamiento de Carmena, y la introducción de las famosas cláusulas sociales, no han impedido que dichas multinacionales vuelvan a actuar ahora como lo hacían con el PP, tratando de obtener el máximo beneficio a costa de trabajadores y vecinos. La remunicipalización de este servicio, tal y como se reclamó al comienzo del mandato de Ahora Madrid, habría evitado esta nueva situación a la que se enfrentan ahora las plantillas.
¡Ahora Madrid debe estar junto a los trabajadores!
El Ayuntamiento de Ahora Madrid está demostrado que es más sensible a las presiones empresariales que a las justas reivindicaciones de sus trabajadores. Esta estrategia solo contribuye a deslegitimarlo asfaltando el camino, como ya hemos visto en el pasado, para la vuelta al poder de la derecha, ya sea con el PP o con Ciudadanos. Es necesario aprender del pasado, y entender que los millones de trabajadores y jóvenes que votaron a Ahora Madrid no lo hicieron para llegar a acuerdos con la derecha y las multinacionales, sino para que se aplicaran políticas de izquierda consecuentes que acabaran con la pobreza, la precariedad y los bajos salarios, y que permitieran establecer servicios 100% públicos, gratuitos y de calidad. Golpeando todos juntos, buscando el apoyo de nuestros vecinos y vecinas, demostraremos a nuestro ayuntamiento que somos los trabajadores quienes hacemos funcionar los servicios municipales, y que podemos hacerlo sin los empresarios que ahora los parasitan.
¡Remunicipalización ya! ¡Sí se puede!