El pasado 19 de febrero la petroquímica de Tarragona quedó totalmente paralizada en la primera huelga general en la historia de este sector en la ciudad catalana. Los 11000 trabajadores convocados por CCOO, UGT, CGT y USOC (Unió Sindical Obrera de Catalunya), de los que un 60% pertenecen a las químicas y un 40% a empresas contratistas, secundaron en su gran mayoría el paro, demostrando el  hartazgo de los trabajadores ante la situación de precariedad laboral y de inseguridad que se vive tanto en el puesto de trabajo como por el hecho de vivir en una  zona expuesta a accidentes en una industria que manipula y fabrica productos muy peligrosos para la salud.

La subcontratación, la falta de inversión en seguridad y la precariedad, son los responsables de los accidentes

La situación se está volviendo totalmente insostenible. En los últimos ocho meses ha habido 4 accidentes en la petroquímica de Tarragona en los que han fallecido cuatro personas. En mayo de 2019 en Carburos Metálicos un trabajador resultó muerto y otro herido muy grave tras una fuga de amoniaco; el 7 de julio se produjo un incendio en Miasa y cinco días después, otro en Clariant.

La gota que colmó el vaso “cayó” el 14 de enero de este año en Iqoxe con el resultado de tres muertos, dos trabajadores y un vecino que vivía a tres kilómetros de la fábrica y varios heridos.

Para colmo el PLASEQCAT (plan de emergencia exterior del sector químico de Catalunya) ha dejado sobradas muestras de su ineficacia, ni siquiera ha servido para avisar a la población del peligro de un escape o accidente en la petroquímica.

Estos accidentes que se producen de forma regular son causados por la precariedad laboral en constante aumento, la continua reducción de la inversión en seguridad y la subcontratación de servicios, todo ello para que las empresas incrementen sus beneficios a costa de nuestra salud y sin que importe que esto suponga poner en peligro la vida de muchas personas.

Tanto CCOO como UGT alertan de la creciente externalización de servicios, del peso cada vez mayor de las empresas multiservicios y reclaman que “no se contraten empresas auxiliares que no apliquen, como mínimo, el convenio de Tarragona de su sector”.

Los sindicatos mayoritarios además de constatar este hecho, evidente para todo el mundo, tendrían que explicar cómo se ha llegado a esta situación, su grado de responsabilidad y qué van a hacer para cambiarla.

Nosotros por nuestra parte decimos claramente que esta es el resultado de décadas de política sindical por parte fundamentalmente de CCOO y UGT, de colaboración con las patronales, de firmar convenios que suponían pérdidas de derechos para los trabajadores, de contemplar sin hacer nada como las empresas incumplen sistemáticamente las medidas de seguridad más elementales y de firmar protocolos con los empresarios sin tomar la menor medida para que estos se hagan realidad.

Tras años de sindicalismo de pacto y de paz social, de avalar en la práctica la subcontratación de servicios y de aceptar retrocesos en nuestras condiciones laborales, en el caso concreto de la industria petroquímica en Tarragona, este es el resultado: accidentes continuos provocados por instalaciones defectuosas, la subcontratación de servicios a empresas cuyos propietarios incumplen las normas básicas de seguridad, precariedad laboral y bajos salarios.

Romper con el sindicalismo de moqueta y continuar la lucha

Esta situación no se cambia con un día de huelga o ruedas de prensa en las que se insiste en lo que todo el mundo sabe. La exitosa huelga del 19 de febrero tiene que ser el principio de la lucha.

Hay que exigir medidas urgentes y planes de inversión en la petroquímica y demás empresas de la comarca que garanticen la seguridad tanto de los trabajadores como del conjunto de la población. También hay que exigir el juicio y castigo de todos los responsables de estas negligencias y de los recortes que han provocado este accidente, empezando por el empresario de Iqoxe, Ricardo Leal.

Es necesario plantear ya un plan para continuar la lucha hasta conseguir estas reivindicaciones y sumar la exigencia de que se nacionalice el conjunto de la petroquímica, así como otras empresas contaminantes o peligrosas, bajo el control de los trabajadores. Esta es la única garantía para evitar que los continuos accidentes y que tragedias como las de Iqoxe sigan produciéndose. La ausencia de ese plan de lucha refuerza la desconfianza que miles de trabajadores y trabajadoras mantienen hacia CCOO y UGT, desarrollada tras años de una  larga trayectoria de una nefasta política sindical practicada por estos sindicatos. La manifestación  con la que culminó la jornada de huelga, a la que asistieron unas 3000 personas, hubiese sido mucho más masiva y contundente si hubiese formado parte de este plan de lucha claro y continuado.  Para recuperar los derechos laborales y sociales que nos han arrebatado y conseguir mejorar nuestras condiciones de vida ¡la lucha es el único camino!

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