El miércoles 1 de febrero, la CGT de Navantia-Ferrol convocó una asamblea para los y las trabajadores ingresados desde 2020, en el marco del Plan Estratégico. Tuvimos que hacerlo en solitario porque el resto de los sindicatos se negaron a hacerlo cuando lo propusimos en el seno del comité. La CGT entendíamos que dicha asamblea era necesaria, especialmente teniendo en cuenta las condiciones lamentables de los nuevos ingresos. La gran asistencia a la asamblea, cerca de 150 trabajadores, dejó claro que no somos los únicos que pensamos así, y no es de extrañar.
El tema es fundamental porque, a raíz de la firma del I Convenio Único de Navantia, en 2018, la empresa, con la connivencia de gran parte del comité, ha creado dos realidades laborales muy diferentes dentro del mismo convenio: los que entraron antes de 2018 y los que lo hicieron después, que tienen unas condiciones mucho peores: el sueldo base del nivel de entrada es menor al SMI, prolongaciones de jornada no pagadas, contratos con cláusulas abusivas, realización de tareas muy superiores al nivel que tienen asignado y un largo etcétera, todo esto en una empresa pública.
En la asamblea explicamos que este retroceso formaba parte de una política general para empobrecer a la clase trabajadora, que era lo mismo que se había hecho en la banca y otras grandes empresas, donde los trabajadores que habían conquistado unas condiciones laborales dignas vieron cómo se perdieron a través de procesos masivos de prejubilaciones, en los que la burocracia sindical participó de modo entusiasta. Nos quieren pobres y sin derechos.
Por eso explicamos que para recuperar y conquistar nuevos derechos hay que abandonar la paz social y confrontar con la empresa, recuperar los métodos de lucha tradicionales de la clase trabajadora, y dar una batalla colectiva, huyendo de las salidas individuales o corporativas (máxima expresión del “divide y vencerás”).
Durante el turno de palabras, los y las compañeras dejaron muy clara la necesidad que había de dar este paso, mostrando una gran indignación y desconcierto por el increíble hecho de que ningún otro sindicato quisiera convocarla. Por este motivo, pidieron que fuese la CGT quien organizase esta lucha tan necesaria, que por supuesto aceptamos. Finalmente, pusimos a votación la siguiente propuesta: la CGT elaborará un borrador de tabla reivindicativa para poner fin a estas pésimas condiciones laborales y convocará una nueva asamblea para debatirlo. Todos los votos fueron favorables, excepto 1 abstención.
Para elaborar el borrador de tabla reivindicativa, además de tener en cuenta el programa y las ideas de la CGT, iremos por diferentes centros de trabajo para recabar opiniones de los diferentes colectivos, y así afinar una propuesta que sea un buen reflejo de la opinión de los compañeros. También prepararemos una propuesta de movilizaciones basado en la confrontación con la empresa y la extensión al conjunto de la plantilla.
Los y las compañeras de nuevo ingreso acaban de dar un gran ejemplo al conjunto de la plantilla, mostrando su disposición a poner fin a las lamentables condiciones que se han encontrado al entrar en Navantia, impensables hace unos años y que nadie, nada más que ellos y ellas, padecen. Es una obligación de todos y todas las que luchamos por un puesto de trabajo digno, por el futuro de la juventud y contra la precariedad laboral, máxime en una empresa pública, contribuir a que haya un giro de 180º en la deriva de destrucción de empleo de calidad que la empresa está imponiendo.