La segunda jornada de huelga en el metal gaditano comenzó con el recuerdo de la brutal represión policial que se vivió el día anterior. Sabemos que nuestros enemigos de clase y sus firmes defensores van a invertir todos sus esfuerzos en ahogar y aplastar nuestra lucha, y lo hemos vuelto a comprobar. Por eso mismo en esta segunda jornada de huelga estábamos preparados para no retroceder en el combate por nuestros derechos, cueste lo que cueste.

Como era de esperar los piquetes empezaron con decenas de policías tratando de amedrentarnos y advirtiéndonos de las consecuencias de nuestros actos. Para ellos, exigir condiciones dignas y un futuro para la bahía son actos criminales, pero los empresarios que nos dan salarios de miseria, los responsables de la muerte de tantos trabajadores en el tajo, los que chantajean a nuestros compañeros más precarios para impedirles el derecho a huelga… ellos son sus amos y solo tienen cumplidos para ellos. Pero se equivocan si piensan que vamos a arrugarnos. En este nuevo día de huelga no se movió un tornillo en el sector del metal gracias a la resistencia de miles de trabajadores que no han cedido a los chantajes, ni a la maniobras de los empresarios ni a la represión. Esto es dignidad obrera.

Cuando garantizamos que la producción estaba parada, miles de trabajadores y trabajadoras decidimos marchar por los barrios obreros de Cádiz. Los aplausos, los puños en alto y los gritos de apoyo han sido la muestra de una idea que está grabada a fuego en la historia de la lucha obrera: nuestra batalla no es únicamente por un convenio, es por el futuro de toda la bahía y la provincia de Cádiz. Por eso aplaudimos a las enfermeras cuando pasamos por el hospital y gritamos con ellas “¡Sanidad pública!”, o “¡Educación pública” al pasar frente a colegios o institutos.

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Cuando garantizamos que la producción estaba parada, miles de huelguistas decidimos marchar por los barrios obreros de Cádiz, a los juzgados para exigir la liberación de los compañeros detenidos, a Subdelegación del Gobierno y al Ayuntamiento. 

En el camino al juzgado -para exigir la liberación inmediata de los compañeros detenidos el primer día- la policía no dejó de intimidarnos y acosarnos. Nosotros, sin caer en sus provocaciones, les hicimos retroceder tan solo con la fuerza de nuestra movilización. Ya en el juzgado, le trasladamos a gritos nuestro apoyo a los compañeros detenidos. Son 6 los detenidos, pero somos todos los agredidos cuando encierran a uno de nuestros compañeros. No vamos a dejarles solos ni vamos a permitir que se nos silencie por luchar.

Tras el juzgado marchamos hacia el Ayuntamiento. A nuestro paso por la Subdelegación del Gobierno, exigimos la dimisión de Blanca Flores por reprimir y perseguir nuestra legítima protesta. Parece que al Gobierno más progresista de la historia le importa más proteger los intereses de la patronal y criminalizar nuestra lucha que defender los derechos de los trabajadores y las trabajadoras.

Una vez en el Ayuntamiento volvimos a ver la masa descomunal de trabajadores y trabajadoras que éramos. Está claro: aquí está la fuerza para ganar el convenio del metal y torcer el brazo a la patronal, y no en las artimañas de negociación que puedan desarrollar los dirigentes de CCOO y UGT.

Esta es la conclusión más importante de estos impresionantes 2 días de huelga: nadie va a regalarnos un convenio que mejore nuestras condiciones de vida, lo vamos a conquistar nosotros y nosotras. Por eso mismo estas dos jornadas han sido solo el principio. Este lunes vamos a la huelga, esta vez indefinida. Sabemos que es un reto, que no vamos a recibir un céntimo durante días o semanas, que la represión va a continuar… pero nuestra dignidad no se negocia, y el convenio que quiere imponernos la patronal es poner nuestra dignidad al servicio de sus beneficios empresariales, y no lo vamos a permitir.

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