Después de tres meses de conflicto se acerca el cierre de Cerámicas Bellavista. El acuerdo firmado por la dirección sindical permite a la Junta dar luz verde a la multinacional en su proyecto de acabar con la producción en Sevilla.
Después de tres meses de conflicto se acerca el cierre de Cerámicas Bellavista. El acuerdo firmado por la dirección sindical permite a la Junta dar luz verde a la multinacional en su proyecto de acabar con la producción en Sevilla.
Con 3,5 millones de parados el cierre de empresas que además tienen beneficios y un gran mercado como Roca es un trago muy amargo para cualquier trabajador. Seguramente este sentimiento está en la mente de gran parte de los trabajadores de la plantilla, tanto entre el 25% que no ha votado a favor del acuerdo, como de la mayoría que ha votado sí, cuyo apoyo al acuerdo pudo estar determinado por la ausencia de una alternativa concreta para continuar la lucha.
Los dirigentes sindicales, cuando presentaron el acuerdo a votación, no ofrecieron otra opción más que la aceptación del cierre. De haberse puesto sobre la mesa una alternativa contra el cierre, es posible que la lucha hubiese continuado. No cabe ninguna duda de la combatividad de la plantilla. ¿Qué hubiera pasado si desde el comité se hubiese propuesto un plan concreto para continuar con la movilización en defensa de los puestos de trabajo? Estamos convencidos de que formularse y responder a esta pregunta, aún después de la aceptación del acuerdo, no es un ejercicio inútil. La lucha continuará en cientos de empresas que al calor de la crisis están amenazadas con cierres o EREs.
Qué sindicalismo necesitamos
El llamado ¿sindicalismo responsable o realista? está demostrando su incapacidad para evitar la destrucción de empleo. No se trata de las características personales de uno u otro dirigente, sino de las ideas que se defienden. Si se admite la lógica capitalista de la obtención del máximo beneficio y, por tanto, que el mantenimiento de la producción y los puestos de trabajo de una fábrica están determinados por el enriquecimiento particular de un individuo, finalmente se acabarán aceptando reducciones salariales, despidos e incluso el cierre de una empresa. Sin embargo, si rechazamos la lógica egoísta de la burguesía, que finalmente nos aboca a la explotación y el desempleo, para sustituirla por la defensa de los intereses y el bienestar de la mayoría, nuestro enfoque de la lucha será distinto.
Apoyándonos en esta idea, explicaremos que si la producción de una fábrica sirve para satisfacer importantes necesidades sociales, y por tanto el trabajo de su plantilla es útil y necesario, y defenderemos con firmeza el mantenimiento de todos los puestos de trabajo a través de la nacionalización bajo el control de los trabajadores. Manteniendo la riqueza que genera el funcionamiento de una fábrica, ganará no sólo la plantilla, que conservará sus empleos, sino el conjunto de las familias trabajadoras que se beneficiaran de su producción.
Es más, los empleos que se están perdiendo son patrimonio del conjunto de la clase trabajadora. ¿Dónde encontrarán trabajo los jóvenes de Dos Hermanas? Así lo entendieron los miles que se manifestaron el 29 de noviembre de 2008 y los 15.000 que firmaron en contra del cierre. Esa es la base de la solidaridad obrera, no se trata de sentimentalismo sino de los intereses comunes que nos unen a todos los trabajadores.
Una alternativa de lucha contra el cierre
Por ello, una opción muy concreta de lucha era intentar obligar a la Junta a nacionalizar la fábrica. En Andalucía, con casi 8 millones de habitantes, hay suficientes edificios públicos que necesitan renovar sanitarios: especialmente miles de escuelas, colegios, institutos, y universidades; siguiendo con los hospitales, los sindicatos y los ayuntamientos, las estaciones, las conserjerías y delegaciones, y paramos aquí porque la lista es interminable. Es decir, hay ¿clientes? de sobra para montar una empresa pública que trabaje todo el año y mantenga el empleo en Dos Hermanas, aprovechando los conocimientos de los trabajadores de Cebesa. No sería necesario sacar decenas de miles de piezas al mes ni tampoco la marca Roca.
En una empresa nacionalizada bajo el control de los trabajadores, en la medida en que ya no existe el empresario, los criterios de rentabilidad y beneficios son diferentes al de una empresa privada.
Una empresa pública será rentable y productiva si ofrece un servicio de calidad en beneficio de la población. Alguien podría argumentar que la Junta no tiene dinero para ello. ¿En serio? ¿A caso no se transvasan decenas de miles de millones a la banca y a las multinacionales sin que esto permita crear ni un solo empleo? Dinero hay, y mucho: el problema es adónde va y en beneficio de quien gobierna el gobierno central y la Junta, ambos del PSOE, a pesar de haber sido aupados al gobierno por los votos de las familias trabajadoras.
Si la dirección sindical hubiese adoptado esta otra estrategia indudablemente la lucha hubiera sido larga y dura, pero también habrían existido más posibilidades de victoria. La administración pública lo hubiera tenido mucho más complicado a la hora de situarse del lado de los intereses de los empresarios. De la misma manera que se consiguieron 15.000 firmas contra el cierre, se podía popularizar la reivindicación de una empresa pública de sanitarios en Dos Hermanas.
Renunciar a esta reivindicación permitió que, finalmente y a pesar de la disposición a la lucha de la plantilla y el apoyo masivo conseguido, el único argumento que quedó sobre la mesa fuera el cierre, es decir, la posición de la empresa.
Otro punto fuerte es que los trabajadores de Cerámicas Bellavista tenían posibilidades de prolongar la movilización, ya que trabajan y cobran porque todavía hay producción. Había condiciones para seguir luchando con reivindicaciones más avanzadas, poniendo la pelota en el tejado de la Junta planteando la expropiación de la planta sin indemnización. En la situación actual, en que la patronal está descargando la recesión sobre las espaldas de la clase obrera, hay que adoptar la consigna: ¡fábrica cerrada, fábrica ocupada!
Preparémonos para el futuro
El sindicalismo marxista, que defendemos los compañeros de la Corriente Marxista EL MILITANTE, a la vez que impulsa decididamente la lucha por las mejoras salariales y laborales, por la defensa del empleo, no la considera como una realidad al margen de la sociedad capitalista. Cualquier combate parcial por mejorar las condiciones de vida de los trabajadores, forma parte de otro más general por acabar con el capitalismo y transformar la sociedad en líneas socialistas.