El 7 de abril el 76% de los trabajadores de la
Ford en Almussafes (Valencia) participaron en el referéndum sobre el
convenio colectivo. La propuesta de convenio pactada por UGT (sindicato
al que están afiliados 5.000 de los 7.000 trabajadores) ha sido
rechazada por el 48% de los votantes, con una ventaja de 115 votos con
respecto al sí. Este resultado supone una demostración clara de que los
trabajadores no quieren perder ningún derecho conquistado con la excusa
de la crisis capitalista.
El 7 de abril el 76% de los trabajadores de la Ford en Almussafes (Valencia) participaron en el referéndum sobre el convenio colectivo. La propuesta de convenio pactada por UGT (sindicato al que están afiliados 5.000 de los 7.000 trabajadores) ha sido rechazada por el 48% de los votantes, con una ventaja de 115 votos con respecto al sí. Este resultado supone una demostración clara de que los trabajadores no quieren perder ningún derecho conquistado con la excusa de la crisis capitalista.
El acuerdo UGT y la empresa, al que se oponían el resto de sindicatos (CCOO, CGT y Sindicat de Treballadors del Metall, STM), implicaba:
· Aumento salarial equivalente al crecimiento del IPC, durante los cinco años de duración del convenio. Es decir, por primera vez, renunciar a la mejora de la capacidad adquisitiva de los salarios.
· Reducción del tiempo de descanso para comer, ¡de 30 a 15 minutos! Esto implica en la práctica la eliminación del servicio de comedor y la desaparición de 180 puestos de trabajo.
· Endurecimiento de las condiciones de relevo: mil trabajadores con contratos de relevo no tendrían asegurada su contratación como fijos, aparte de recortes en su salario y en su parte del fondo de jubilación. Además, se retrasan las jubilaciones anticipadas de los 60 a los 61 años.
· Reducción de las vacaciones de verano de cuatro a tres semanas, y posibilidad para la empresa de adelantarlas de un día para otro.
Como es obvio, se trataba de un acuerdo vergonzoso que se hacía eco de la machacona idea de la empresa: hay crisis, por tanto los obreros han de pagar cediendo derechos. El famoso acuerdo secreto Pino-Fleming*, tantas veces vendido como una garantía de mantenimiento del empleo en la factoría, se ha concretado en una propuesta de convenio que significaba, entre otras muchas cosas, la pérdida de puestos de trabajo.
Los sindicatos minoritarios proponen una ‘tabla de mínimos' que implica: duración de uno o dos años, aumento salarial del 2% este año y de medio punto por encima del IPC en 2010, contratos de relevo con pase a fijo a la finalización del segundo contrato temporal, jubilaciones a los 60 años, mantenimiento de derechos sociales (comedor, vacaciones...).
Mil empleos en peligro
Esta negociación colectiva se está dando en un contexto de amenazas al empleo y a la propia factoría. La plantilla sufre el tercer ERE de extinción temporal de empleo desde octubre. El último expediente, que comienza en mayo y no acaba hasta fin de año, afecta a 1.100 trabajadores, los del turno de noche, que cobrarán 900€ mensuales (la empresa se ha negado a complementar su prestación por desempleo). Parece ser que la empresa quería un ERE de extinción de contratos, pero finalmente lo dejó así ‘por si dentro de nueve meses la situación económica empezara a escampar' (El País, 26/3/09). Es un escándalo que mientras esto ocurre haya sábados y domingos de producción, pagados como horas extras; la CGT ha llamado al boicot de las horas extras.
¿Qué está pasando con esta empresa? Los mensajes adormecedores de la dirección ugetista, durante años, prometiendo estabilidad en la plantilla y el mantenimiento de la factoría, y entrando en competencia con los trabajadores de otras factorías para demostrar la mayor productividad de la valenciana, no han salvado a la Ford de la crisis económica, que está afectando de forma dramática al sector automovilístico en todo el mundo. Los tres grandes de Estados Unidos (General Motors, Chrysler y Ford) están en la cuerda floja. La demanda está en reflujo, los salarios de la clase obrera no dan para más gastos, máxime cuando las familias están entrampadas por hipotecas y créditos. ¡Pero que haya crisis no significa que la tengamos que pagar nosotros! Hasta el día de hoy, siguen repartiendo cuantiosos dividendos, en vez de reinvertir en nueva tecnología. Para ellos crisis es recibir menos beneficios, para nosotros menos salarios, menos derechos y despidos.
Sería un error engañarnos. Opel en Zaragoza, Seat y Nissan en Barcelona, Renault en Valladolid... todo el sector está afectado por la crisis. Los directivos de la Ford no se deben a Pino, se deben a los capitalistas, que exigen mantener y aumentar sus beneficios. Y, si eso pasa por sacrificar salarios y trabajadores, ¡adelante!, a menos de que una lucha lo suficientemente fuerte les haga desistir (al menos de momento). Primero tocó a los compañeros de las auxiliares, del sector de componentes (como los de Visteon en Gran Bretaña y Ulster, que ocuparon las fábricas; o como los de Pilkington, en lucha ahora mismo en Sagunto), ahora a los mil despedidos temporales (que dependen de que la coyuntura mejore... cuando cualquier analista serio sabe que no va a mejorar en ese plazo de tiempo). Es cuestión de poco tiempo que Ford ponga sobre la mesa despidos, cuanto antes nos preparemos mejor.
Un plan serio de lucha
Tras el referéndum, la iniciativa tiene que pasar a los dirigentes sindicales de CCOO, CGT y STM. Pensamos que una propuesta de convenio sin ningún retroceso debe ir de la mano de la denuncia de los EREs y de la exigencia de mantener todos los puestos de trabajo. De hecho, consideramos un error la renovación de cada dos trabajadores que se jubilan por uno solo, lo que ha debilitado a la plantilla.
¡Es el momento de pasar a la acción!, llegando a cada trabajador, no sólo con una propuesta de convenio digno, sino con un plan de movilización y por el mantenimiento del empleo. Hay que ir a cada trabajador con un plan serio, y volver a organizar una asamblea, en la factoría o si es necesario en la propia entrada del recinto, para que entre todos se discuta y se decida qué pasos dar, como en la asamblea de 400 trabajadores realizada el 4 de abril.
En esa estrategia juega un papel decisivo qué actitud tomar ante la base de UGT. Ésta (o un importante sector de ella) ha acompañado a los sindicatos minoritarios en el rechazo del convenio; ese vínculo hay que retomarlo y fortalecerlo, con críticas compañeras pero claras y contundentes a la dirección de su sindicato, cuyo sindicalismo del mal menor y de pacto tras pacto con la empresa no ha garantizado el futuro de la factoría. Llamamos a los afiliados de UGT a dar la batalla en el seno del mismo, para que el sindicato se sume a la unidad de acción de los otros tres y participe en la lucha. Una actitud abierta hacia la base ugetista junto a un plan decidido y serio de lucha por parte del resto de sindicatos es la clave para que el conjunto de la plantilla se involucre en la necesaria movilización, bien con la dirección de UGT (por la presión de la base) codo a codo con el resto de sindicatos, bien incluso con su ausencia. Y el lugar donde los afiliados de UGT pueden expresarse, discutir y votar con el resto de sus compañeros, superando el freno de sus propios dirigentes, es la asamblea de los trabajadores.
Pensamos que el plan de movilización, que debería ser discutido y votado en la asamblea, tiene que sacar el conflicto del recinto de la Ford, coordinarse con el resto de fábricas del polígono y proponer a los comités de empresas con amenazas de cierre o despidos (y en primer lugar la Pilkington) la organización de una lucha conjunta. Una huelga de 24 horas en la Ford y en el resto de empresas enseñaría los dientes a la patronal, nos daría más fuerza, y además empujaría en el sentido de una huelga general de 24 horas en todo el sector y en todo el Estado, medida cada vez más necesaria ante la gravedad de los ataques que sufrimos como trabajadores.
La lucha es dura, pero más dura es la derrota sin lucha. Los puestos de trabajo no van a depender de las habilidades negociadoras de Gonzalo Pino, ni siquiera dependen de la bondad de los directivos o capitalistas. La presión del capitalismo en crisis por mantenerse a costa de la sangre, el sudor y las lágrimas de la clase obrera sólo puede contrarrestarse con una presión aún mayor de nuestra clase en pie, armada con un programa de lucha serio y una dirección basada en la convicción de los dirigentes naturales de cada empresa en llegar hasta el final.
* Acuerdo entre Gonzalo Pino, secretario general de UGT-Ford, y John Fleming, responsable de Ford-Europa, realizado a espaldas del Comité de Empresa. Este acuerdo, que no es público al menos por escrito, parece ser un pacto de caballeros, en el que Pino se comprometió a aceptar todo tipo de recortes a cambio de vagas promesas de mantenimiento de la plantilla.
El acuerdo UGT y la empresa, al que se oponían el resto de sindicatos (CCOO, CGT y Sindicat de Treballadors del Metall, STM), implicaba:
· Aumento salarial equivalente al crecimiento del IPC, durante los cinco años de duración del convenio. Es decir, por primera vez, renunciar a la mejora de la capacidad adquisitiva de los salarios.
· Reducción del tiempo de descanso para comer, ¡de 30 a 15 minutos! Esto implica en la práctica la eliminación del servicio de comedor y la desaparición de 180 puestos de trabajo.
· Endurecimiento de las condiciones de relevo: mil trabajadores con contratos de relevo no tendrían asegurada su contratación como fijos, aparte de recortes en su salario y en su parte del fondo de jubilación. Además, se retrasan las jubilaciones anticipadas de los 60 a los 61 años.
· Reducción de las vacaciones de verano de cuatro a tres semanas, y posibilidad para la empresa de adelantarlas de un día para otro.
Como es obvio, se trataba de un acuerdo vergonzoso que se hacía eco de la machacona idea de la empresa: hay crisis, por tanto los obreros han de pagar cediendo derechos. El famoso acuerdo secreto Pino-Fleming*, tantas veces vendido como una garantía de mantenimiento del empleo en la factoría, se ha concretado en una propuesta de convenio que significaba, entre otras muchas cosas, la pérdida de puestos de trabajo.
Los sindicatos minoritarios proponen una ‘tabla de mínimos' que implica: duración de uno o dos años, aumento salarial del 2% este año y de medio punto por encima del IPC en 2010, contratos de relevo con pase a fijo a la finalización del segundo contrato temporal, jubilaciones a los 60 años, mantenimiento de derechos sociales (comedor, vacaciones...).
Mil empleos en peligro
Esta negociación colectiva se está dando en un contexto de amenazas al empleo y a la propia factoría. La plantilla sufre el tercer ERE de extinción temporal de empleo desde octubre. El último expediente, que comienza en mayo y no acaba hasta fin de año, afecta a 1.100 trabajadores, los del turno de noche, que cobrarán 900€ mensuales (la empresa se ha negado a complementar su prestación por desempleo). Parece ser que la empresa quería un ERE de extinción de contratos, pero finalmente lo dejó así ‘por si dentro de nueve meses la situación económica empezara a escampar' (El País, 26/3/09). Es un escándalo que mientras esto ocurre haya sábados y domingos de producción, pagados como horas extras; la CGT ha llamado al boicot de las horas extras.
¿Qué está pasando con esta empresa? Los mensajes adormecedores de la dirección ugetista, durante años, prometiendo estabilidad en la plantilla y el mantenimiento de la factoría, y entrando en competencia con los trabajadores de otras factorías para demostrar la mayor productividad de la valenciana, no han salvado a la Ford de la crisis económica, que está afectando de forma dramática al sector automovilístico en todo el mundo. Los tres grandes de Estados Unidos (General Motors, Chrysler y Ford) están en la cuerda floja. La demanda está en reflujo, los salarios de la clase obrera no dan para más gastos, máxime cuando las familias están entrampadas por hipotecas y créditos. ¡Pero que haya crisis no significa que la tengamos que pagar nosotros! Hasta el día de hoy, siguen repartiendo cuantiosos dividendos, en vez de reinvertir en nueva tecnología. Para ellos crisis es recibir menos beneficios, para nosotros menos salarios, menos derechos y despidos.
Sería un error engañarnos. Opel en Zaragoza, Seat y Nissan en Barcelona, Renault en Valladolid... todo el sector está afectado por la crisis. Los directivos de la Ford no se deben a Pino, se deben a los capitalistas, que exigen mantener y aumentar sus beneficios. Y, si eso pasa por sacrificar salarios y trabajadores, ¡adelante!, a menos de que una lucha lo suficientemente fuerte les haga desistir (al menos de momento). Primero tocó a los compañeros de las auxiliares, del sector de componentes (como los de Visteon en Gran Bretaña y Ulster, que ocuparon las fábricas; o como los de Pilkington, en lucha ahora mismo en Sagunto), ahora a los mil despedidos temporales (que dependen de que la coyuntura mejore... cuando cualquier analista serio sabe que no va a mejorar en ese plazo de tiempo). Es cuestión de poco tiempo que Ford ponga sobre la mesa despidos, cuanto antes nos preparemos mejor.
Un plan serio de lucha
Tras el referéndum, la iniciativa tiene que pasar a los dirigentes sindicales de CCOO, CGT y STM. Pensamos que una propuesta de convenio sin ningún retroceso debe ir de la mano de la denuncia de los EREs y de la exigencia de mantener todos los puestos de trabajo. De hecho, consideramos un error la renovación de cada dos trabajadores que se jubilan por uno solo, lo que ha debilitado a la plantilla.
¡Es el momento de pasar a la acción!, llegando a cada trabajador, no sólo con una propuesta de convenio digno, sino con un plan de movilización y por el mantenimiento del empleo. Hay que ir a cada trabajador con un plan serio, y volver a organizar una asamblea, en la factoría o si es necesario en la propia entrada del recinto, para que entre todos se discuta y se decida qué pasos dar, como en la asamblea de 400 trabajadores realizada el 4 de abril.
En esa estrategia juega un papel decisivo qué actitud tomar ante la base de UGT. Ésta (o un importante sector de ella) ha acompañado a los sindicatos minoritarios en el rechazo del convenio; ese vínculo hay que retomarlo y fortalecerlo, con críticas compañeras pero claras y contundentes a la dirección de su sindicato, cuyo sindicalismo del mal menor y de pacto tras pacto con la empresa no ha garantizado el futuro de la factoría. Llamamos a los afiliados de UGT a dar la batalla en el seno del mismo, para que el sindicato se sume a la unidad de acción de los otros tres y participe en la lucha. Una actitud abierta hacia la base ugetista junto a un plan decidido y serio de lucha por parte del resto de sindicatos es la clave para que el conjunto de la plantilla se involucre en la necesaria movilización, bien con la dirección de UGT (por la presión de la base) codo a codo con el resto de sindicatos, bien incluso con su ausencia. Y el lugar donde los afiliados de UGT pueden expresarse, discutir y votar con el resto de sus compañeros, superando el freno de sus propios dirigentes, es la asamblea de los trabajadores.
Pensamos que el plan de movilización, que debería ser discutido y votado en la asamblea, tiene que sacar el conflicto del recinto de la Ford, coordinarse con el resto de fábricas del polígono y proponer a los comités de empresas con amenazas de cierre o despidos (y en primer lugar la Pilkington) la organización de una lucha conjunta. Una huelga de 24 horas en la Ford y en el resto de empresas enseñaría los dientes a la patronal, nos daría más fuerza, y además empujaría en el sentido de una huelga general de 24 horas en todo el sector y en todo el Estado, medida cada vez más necesaria ante la gravedad de los ataques que sufrimos como trabajadores.
La lucha es dura, pero más dura es la derrota sin lucha. Los puestos de trabajo no van a depender de las habilidades negociadoras de Gonzalo Pino, ni siquiera dependen de la bondad de los directivos o capitalistas. La presión del capitalismo en crisis por mantenerse a costa de la sangre, el sudor y las lágrimas de la clase obrera sólo puede contrarrestarse con una presión aún mayor de nuestra clase en pie, armada con un programa de lucha serio y una dirección basada en la convicción de los dirigentes naturales de cada empresa en llegar hasta el final.
* Acuerdo entre Gonzalo Pino, secretario general de UGT-Ford, y John Fleming, responsable de Ford-Europa, realizado a espaldas del Comité de Empresa. Este acuerdo, que no es público al menos por escrito, parece ser un pacto de caballeros, en el que Pino se comprometió a aceptar todo tipo de recortes a cambio de vagas promesas de mantenimiento de la plantilla.