En el mes de agosto del año pasado tres sindicalistas de la empresa EMTE Service (Manuel Vidal, Juanma Carrillo e Ismael Pérez) fueron víctimas de la mayor represión sindical desatada en el polo petroquímico de Tarragona en las últimas décadas. Su "delito" fue luchar tenazmente por los derechos de los trabajadores y defender un sindicalismo democrático y combativo. Carrillo fue despedido de la empresa y Manu e Isma suspendidos de empleo y sueldo durante varias semanas.
En el mes de agosto del año pasado tres sindicalistas de la empresa EMTE Service (Manuel Vidal, Juanma Carrillo e Ismael Pérez) fueron víctimas de la mayor represión sindical desatada en el polo petroquímico de Tarragona en las últimas décadas. Su "delito" fue luchar tenazmente por los derechos de los trabajadores y defender un sindicalismo democrático y combativo. Carrillo fue despedido de la empresa y Manu e Isma suspendidos de empleo y sueldo durante varias semanas.
En junio del año pasado la empresa EMTE Service (dedicada al mantenimiento de instalaciones eléctricas) echó a la calle a un trabajador rumano con contrato fijo y cuatro años de antigüedad. Este compañero fue despedido tras haber pedido varios permisos para acompañar a su hijo, enfermo de cáncer, al hospital de Barcelona, donde recibía tratamiento. A este escandaloso hecho hay que sumarle el incumplimiento por parte de la empresa del convenio colectivo (al no pagar el plus de turnicidad y abonar incorrectamente las pagas extras). La desvergüenza de la dirección de EMTE es tal que, tras violar el convenio, despedir y sancionar a trabajadores, finalizó el ejercicio de 2008 con un beneficio neto de 20,4 millones de euros (4 más que en el periodo anterior).
Ante esta situación, el comité de empresa, por decisión mayoritaria de la asamblea de trabajadores, convocó huelga para luchar por la readmisión del trabajador despedido y por el cumplimiento del convenio.
A la empresa le producía auténtica "urticaria" que el comité defendiese los derechos de los trabajadores y consideró que unos delegados sindicales que se niegan a "colaborar" y someterse a sus intereses son un problema serio, que había que cortar de raíz. Por ello, la dirección de EMTE puso todo su empeño en desacreditar al comité, difamándolo con todo tipo de mentiras, para después represaliarlos y callar sus voces de una vez por todas.
Terminada la huelga (tras la firma de un acuerdo que concedía al compañero despedido la indemnización que éste reclamaba: 45 días por año, frente a los 20 que le daban, y el compromiso de cumplir el convenio) la empresa inició una caza de brujas para represaliar al comité de empresa por luchar por los derechos de todos.
Objetivo: borrarlos del mapa sindical de la petroquímica
En esta campaña de represalias, empresa y dirección del metal de CCOO, bajo la batuta de su secretario general, José Antonio Hernández, se aliaron con el objetivo de borrar del mapa a los compañeros. La empresa no quería ni lucha sindical ni huelgas y la dirección de CCOO lo mismo, pero en el conjunto del Metal. Con esta maniobra les quisieron hacer pagar (poco antes del congreso del sindicato) su defensa de un sindicalismo combativo en CCOO.
Así, empresa y dirección del Metal de CCOO hicieron "causa común" para borrar del mapa sindical de la petroquímica y del metal a los compañeros, primero promoviendo una asamblea para su revocación como delegados y luego echándolos del trabajo. Para ello los acusaron de "violentos", de "no respetar la voluntad de los trabajadores", etc. A los obreros que se creyeron las mentiras, no necesitaron presionarles de una forma más directa (al menos de momento), a los que defendieron al comité los amenazaron con la pérdida de su puesto de trabajo o el de familiares. Incluso a un grupo de diez trabajadores jóvenes, muy luchadores, los subrogaron a otra empresa del grupo, con la finalidad de aislarlos del comité.
En la asamblea auspiciada por la empresa y la dirección del metal de CCOO para revocar al comité, hay que subrayar que pese a la enorme presión a la que fue sometida la plantilla de EMTE, la dirección de CCOO y de la empresa, aseguran falsamente que alcanzaron la revocación por el apoyo de 24 de 46 trabajadores que teóricamente componen la plantilla ¡un sólo voto de diferencia respecto a lo mínimo necesario! Mas lo cierto es que estos datos son fraudulentos ya que adelgazaron el censo electoral en su beneficio, entre otras irregularidades.
Después de la revocación fraudulenta vino el despido y las sanciones
Algunos trabajadores que apoyaron la revocación expresaron, poco después, que no querían ni oír hablar de despidos contra los miembros de comité de empresa. Hernández manifestó que no habría represión de ningún tipo. Sin embargo, el tiempo y los hechos demostraron que no iba a ser así, y que Hernández era cómplice, junto con la empresa, de la mayor represión sindical producida en la petroquímica de Tarragona en las últimas décadas.
Es justo remarcar que toda esta crítica va dirigida a la dirección del metal de CCOO, no a los delegados o afiliados de CCOO, de los que los compañeros recibieron numerosas muestras de apoyo. De hecho, Isma, Carrillo y Manu eran miembros de CCOO, y lo seguirían siendo si no hubieran sido objeto de una brutal persecución. Ahora, en la CGT, continúan poniendo en práctica el mismo sindicalismo combativo y alejado de todo sectarismo que siempre han defendido.
Carrillo, despedido.
Manu e Isma, sancionados
Tras la asamblea revocatoria y trascurridos 41 días después de la huelga, la empresa con un rostro de acero, dice ahora que la huelga había sido ilegal y despide a Carrillo, alegando varias falsedades (huelga "ilegal", "actitud violenta"...). Al resto del comité los sanciona posteriormente con 42 días de empleo y sueldo (Manu Vidal) y 21 días (Ismael Pérez).
Ante esta situación, los compañeros represaliados, junto al comité de apoyo impulsado por El Militante, el Sindicato de Estudiantes y otros comités de empresa y delegados sindicales, no pararon de luchar contra el despido y la represión sindical desa-tada. Repartimos más de 20.000 hojas en toda la petroquímica, en los mercados, pegamos miles de carteles, hicimos concentraciones de protesta (la más importante fue la del 9 de octubre, que contó con el apoyo del comité de empresa y afiliados de CCOO de Maymo, delegados sindicales de CGT en EMSA, los presidentes de los comités de empresa de CCI y Siemsa, ambos de UGT, Cobas, y otros colectivos políticos de izquierdas), pusimos mesas informativas en los barrios de Bonavista y Torreforta, hicimos ruedas de prensa, diferentes actos y asambleas públicas y dos ciclos de cine en el Casal Marxista de Reus para mantener siempre viva la llama de la lucha de EMTE.
La sentencia rebate las mentiras de la empresa
Tras la lucha desarrollada y la demanda judicial impuesta, la sentencia del juzgado de lo Social de Barcelona ha puesto en evidencia todas las falsedades de las que nos acusaba la empresa. Una de ellas fue que la huelga del 19 y 26 de junio no había sido legal y que, por tanto, Carrillo faltó al trabajo injustificadamente. La sentencia confirma la legalidad de la huelga y dice textualmente: "durante esos días el actor ejercitó un derecho fundamental consagrado en el artículo 28.2 de la Constitución". Otra de las grandes falsedades fue que "Carrillo actuó violentamente contra el delegado de la empresa durante la huelga". La sentencia dice sobre esta acusación, realizada por la empresa meses después de la huelga: "no es creíble la ulterior concreción cuando si era cierta podía haberlo efectuado perfectamente desde el primer momento y no lo hizo". Otro de los hechos probados es que el comunicado firmado por el comité de empresa pidiendo la dimisión del delegado de la empresa e informando de lo sucedido el primer día de huelga no es ningún delito. Según manifiesta la jueza: "La coautoría en el contenido de tales manifestaciones es reflejo de la libertad de expresión".
La sentencia constata una victoria sin paliativos (el 18 de mayo Carrillo ha vuelto a trabajar en EMTE) que demuestra que la lucha es imprescindible a la hora de defender los puestos de trabajo y los derechos de los trabajadores. Esta es también una victoria de todos los que han participado en esta campaña, aportando su apoyo, su dinero y su tiempo. Es una victoria de todos los trabajadores.
Esta victoria no significa que la presión de la dirección de la empresa contra Manu, Carrillo e Isma vaya a cesar. Al contrario, después del juicio, le han dicho a uno de los compañeros "no sabes cómo nos las gastamos en esta empresa". Ante esta grave coacción, la empresa debe saber que vamos a responder con más fuerza que nunca a todas las represalias que intenten contra los compañeros.
Otros juicios pendientes
Aparte del juicio contra el despido de Carrillo se han celebrado otras dos vistas más. La primera fue la de la revocación del comité, en el que la jueza dio un valor determinante al testimonio de la dirección del metal de CCOO (quien días antes había solicitado a la magistrada que considerase -y así lo hizo- poner mayores medidas de seguridad en el juicio) y que durante su testimonio calumnió y criminalizó vilmente a los compañeros. La jueza falló en contra de los compañeros, mas éstos han recurrido la sentencia, ya que la magistrada no tuvo en cuenta las irregularidades producidas en la revocación.
El segundo juicio fue por el atropello protagonizado por el delegado de EMTE contra el piquete informativo el primer día de huelga. La empresa denunció a un compañero y éste a ella. La sentencia declara la absolución tanto de la empresa como del compañero.
Próximamente se celebrarán dos juicios más por las sanciones contra Manu e Isma, represaliados duramente con suspensiones de empleo y sueldo.
Organízate con nosotros
para luchar
La lucha de EMTE es todo un ejemplo de lucha tenaz en defensa de los intereses de los trabajadores. Hoy más que nunca es necesario transmitir su ejemplo e impulsar desde abajo, en las fábricas y en los tajos, una fuerte corriente marxista de trabajadores en los sindicatos de clase, para defender un programa combativo, basado en la lucha unificada y en las decisiones tomadas democráticamente en asamblea, un sindicalismo que no asuma el capitalismo como único sistema posible, porque ello supone aceptar las condiciones y sacrificios que éste nos impone y nos convierte en convidados de piedra de una crisis que no hemos provocado nosotros.
Únete a los marxistas de El Militante, para defender esta alternativa en las empresas y en los sindicatos de clase.