Parece ser, según se desprende de todas las informaciones vertidas por los medios de comunicación con el tema del automóvil. Que hay dos grandes batallas mundiales, Una; la reestructuración financiera y otra como no la del automóvil, estos cambios muestran con claridad una dimensión histórica.
Parece ser, según se desprende de todas las informaciones vertidas por los medios de comunicación con el tema del automóvil. Que hay dos grandes batallas mundiales, Una; la reestructuración financiera y otra como no la del automóvil, estos cambios muestran con claridad una dimensión histórica.
En el pasado mes de marzo el Financial Times evaluaba los veinte primeros bancos por capitalización, su conclusión final venia a decir que esta es la crisis mas grave desde la Segunda Guerra Mundial, a pesar de que emergen leves signos de recuperación en Alemania y Francia.
En cuanto a la batalla del automóvil, que es el tema que nos ocupa, y cuando todavía esta abierto el combate entre G.M y Opel, plantearé tres observaciones que llaman poderosamente mi atención.
En primer lugar, la Crisis abierta en Detroit, donde una reestructuración industrial muestra de un golpe los problemas acumulados durante mucho tiempo en la cuna del auto.
En segundo lugar, la Crisis en Detroit esta entrelazada con otros factores, tales como el peso del bienestar empresarial, una eficiencia energética divida frente a la de Europa, una acción de la nueva administración estadounidense buscando un estimulo para un revisión amplia del valor americano. La reforma sanitaria, (se puede observar la controversia que esto esta originando por su vinculación con las empresas y la sanidad privada), una política industrial sobre el automóvil con una mayor ligazón entre ecología e industria del auto. Todo este abanico de acciones lleva a considerar que las medidas proyectadas por la administración Obama son muy parecidas a la "Agenda 2010" impulsada en su día por Gerhard Schöder (antiguo jefe de la administración alemana), buscando imponer un ritmo acelerado a la reestructuración alemana.
En tercer lugar, es clarividente que Detroit se ha convertido en una cuestión de Estado con la intervención del tesoro público para el rescate de las empresas, el papel directo de la presidencia en los planes de reestructuración, incluyendo también, una cuestión negociadora entre Estados Unidos y Alemania en el caso Opel. Detrás de esta disputa afloran nuevas relaciones de fuerza entre el modelo Anglosajón y el Renano.
Todo esto, puede ser al final una decisión política, y ya se sabe en política todo es una incógnita. De esta situación evidentemente no se escapa la factoría de Figueruelas. Ante este escenario es vital que la sociedad aragonesa, sus representantes políticos, los trabajadores de Opel, y como no los sindicatos, deben de estar mas alerta que nunca moviendo sus fichas ante la magnitud de dichos acontecimientos, de lo contrario el empleo y los derechos conquistados corren un serio peligro.
Junto a esto último no debemos olvidar que nos estamos jugando el progreso y el avance social en toda la Región.
Para entender con cierta claridad la actual situación de las grandes compañías automovilísticas estadounidenses con sede central en Detroit y prácticamente cuna del automóvil mundial, hay que remontarse a los años posteriores de la Segunda Guerra Mundial.
Después de la confrontación, la producción de automóviles en EE.UU. paso de tres millones de unidades en 1996 a ocho millones en 1950, para satisfacer dicha demanda, estas compañías tuvieron que contratar un número importante de trabajadores ello dio a los sindicatos una posición de fuerza relativa.
En 1950, después de más de tres meses de huelga, los sindicatos del automóvil, la United Auto Workers, obtuvieron de GM, Ford y Chrysler un convenio que en aquel tiempo la revista "Fortune" definió como el Tratado de Detroit. Además de fuertes aumentos salariales ligados a la producción los sindicatos obtuvieron la cobertura sanitaria y de jubilación. Este convenio oriento al resto de las empresas americanas y fue punto de referencia del sistema sanitario privado. Fueron los años del "Boom" económico, de una contratación masiva de trabajadores jóvenes, y de una ausencia de competencia internacional.
El tratado de Detroit, tuvo un importante impacto en la industria del automóvil, ya que los depósitos anuales para la sanidad y jubilación pusieron a disposición de las Tres Big de Detroit cantidades enormes de dinero que se invertían en los mercados financieros. Año tras año los constructores de coches en Detroit se trasformaron de compañías industriales a compañías financieras con una rama industrial, (Casi como el Dr. Jequil).
Aproximadamente, hace solo una década, GM con sus impresionantes actividades en el crédito, en la financiación y en los préstamos cada día era menos una compañía de coches trasformándose en un banco que construye automóviles. Sus últimos tres jefes ejecutivos, incluyendo a Richard Wagoner, proceden del Staff financiero de Nueva York.
Para Micheline Maynard experta en el sector, esta acumulación financiera ha desviado a la dirección de estas grandes empresas, de aquello que era su objetivo, construir automóviles que satisfagan las demandas del mercado. Igualmente dos expertos ingleses en sistemas financieros Maxton y Wormald, escribían: General Motors y Ford se han trasformado en bancos, en vez de constructores de automóviles, pero Ford y GM no son bancos sanos.
La crisis del auto en los años 1974, 75 y posteriores hasta esta, concluyo con grandes despidos y jubilaciones en Detroit, con ello se puso en marcha una espiral terrible que trasformo la superioridad en desventaja respecto a Europa y Japón. La reducción de la ocupación elevo el coste unitario por trabajador, ya que los despedidos y jubilados grababan sobre el productivo.
Ante esta situación en el año 2007 el jefe ejecutivo de GM Rick Wagoner, despedido por Obama hace poco, proponía. Esta crisis puede ser resulta si todas las partes se involucran, negocio, ejecutivos, industria, sanidad, gobierno y consumidores todos juntos encontraremos solución. Todo es posible en detrimento de los de siempre de los que crean la riqueza. Pero parece claro que en Detroit no solo esta en Crisis el auto, quizás también el propio sistema Anglosajón.