Panrico - Santa Perpètua se pronunció abrumadoramente en contra del preacuerdo alcanzado entre la empresa y las direcciones sindicales, que contemplaba el despido de 745 trabajadores sobre un plantilla total de unos 4.000. Con sus votos, el cómputo global de las votaciones en todas las factorías dio un resultado global claramente de rechazo al preacuerdo. Aún así, la mayoría de los representantes en el comité estatal (6 de UGT y 3 de CCOO) aprobaron con sus votos el ERE, con lo que daban cobertura legal a los planes criminales de la empresa, que de inmediato se concretaron en reducir la plantilla actual de Barcelona (234 trabajadores) a sólo 60 puestos de trabajo. Ni siquiera la producción se puede mantener con una plantilla tan reducida. Además mediante este preacuerdo se acordaba una rebaja salarial del 18% para los trabajadores no afectados por el ERE. De nuevo se impuso desde arriba, antidemocráticamente y a espaldas de los trabajadores, la política del "mal menor", siendo abandonados a su suerte los trabajadores de Panrico - Santa Perpètua. Esta política sindical solo prepara nuevos y más duros ataques por parte de la empresa, dividiendo criminalmente a la plantilla y haciendo retroceder los derechos y condiciones que tanto tiempo ha costado conquistar a la clase trabajadora.
Una empresa en manos de especuladores
Desde el principio la huelga en Panrico se ha encontrado con innumerables obstáculos.
El primer obstáculo, brutal, es la dirección de la empresa. El fondo de inversión propietario de la marca puso a la cabeza de la empresa a un “experto en reestructuraciones”. Un “tiburón” con fama de duro como Carlos Gila, para doblegar a los trabajadores como hizo anteriormente en otras empresas, como La Seda. La dirección de la empresa ha lanzado una campaña de difamación y criminalización de los trabajadores y del comité, presentándolos como “violentos y descerebrados”, llegando a plantear incluso que se podría dar un sabotaje a los productos y que ellos (¡tan buenos ellos!) no podrían evitar (Cinco Días, 20-1-14). La dirección de la empresa lanza estas acusaciones totalmente difamatorias ante la opinión pública como parte de una estrategia que pretende aislar y cercar la larga lucha llevada a cabo por los trabajadores. A estas alturas, ya no es sólo que Gila quiera salirse con la suya para seguir teniendo un expediente “brillante” como experto en “reestructuraciones”. Ya tampoco se trata sólo de que Panrico quiera doblegar a la plantilla de Santa Perpètua (de hecho, cada vez se inclina más hacia el cierre de la fábrica). Ahora se trata ya de una lucha entre la patronal, los empresarios, que quieren imponer su ley, y los trabajadores, que luchan por su dignidad y por los puestos de trabajo que les pertenecen. ¿O no han sido ellos los que han levantado la empresa con su trabajo a lo largo de décadas?
El segundo obstáculo que se encuentra la lucha es la propia dirección de CCOO a nivel estatal, que amenaza con expulsar a los miembros del Comité de Empresa de Santa Perpètua. ¡¡Que vergüenza!! Su posición firme de rechazo al chantaje patronal, y el ejemplo de lucha que representa la huelga indefinida contra el ERE y los despidos, choca frontalmente con la línea seguida por la dirección del sindicato, de aceptación sumisa a los planes empresariales. La huelga pone en jaque a la dirección de CCOO, porque deja en evidencia que su política es una vía directa al fracaso y al desastre, y que hay una única alternativa, que es luchar con contundencia y decisión hasta el final. Así lo ha demostrado la lucha de Gamonal o la tremenda víctoria de la sanidad madrileña.
Esta lucha ya emblemática, que se ha convertido en la huelga más larga desde 1976 en Catalunya, es un auténtico ejemplo de decisión y sacrificio frente al chantaje patronal que sufrimos diariamente los trabajadores. Un conflicto de esta envergadura puede y debe convertirse en un punto de referencia para el conjunto de la clase obrera tanto en Barcelona como en el conjunto de Catalunya, marcando el camino a seguir frente a los constantes ataques y recortes que estamos viviendo los trabajadores.
¡CCOO de Catalunya tiene la obligación de hacer mucho más!
CCOO de Catalunya y Barcelona tiene la obligación de hacer mucho más de lo que ha hecho hasta ahora en apoyo a la huelga en Panrico. En primer lugar, defender a los miembros del comité de empresa de las amenazas de expulsión por parte de la dirección estatal del sindicato. Debe coger con las dos manos la manifestación en Sabadell del 7 de febrero y convocar a través de todos los comités y delegados de Barcelona a la misma. Inmediatamente después, debe prepararse una gran manifestación en Barcelona, convocando incluso paros de solidaridad para acudir a la misma, demostrando que el conjunto de la clase obrera esta con los compañeros de Panrico. Para ello es necesario repartir decenas de miles de panfletos y pegar miles de carteles, obteniendo la solidaridad activa y militante del conjunto de los trabajadores barceloneses. Una campaña de este tipo sería un éxito completo, y una palanca hacia una huelga general en Barcelona y Catalunya para rechazar los ataques y recortes que venimos sufriendo por parte del Gobierno del PP, Generalitat y patronal. La lucha de los trabajadores del metal por el convenio o de TV3 y Catalunya radio contra una rebaja salarial de hasta el 40% es la misma lucha que la de los trabajadores de PANRICO. Así, sí se puede, como los médicos en Madrid o los vecinos de Gamonal.
La direcciones de CCOO de Catalunya y Barcelona tienen una gran responsabilidad, y una única obligación, encabezar la lucha en apoyo a la huelga de Panrico, haciendo que ésta reciba la solidaridad del conjunto de la clase trabajadora y convirtiéndola en un punto de referencia de cara a enfrentar la ofensiva empresarial, reclamando incluso, ante la reciente amenaza de cierre de la fábrica, la nacionalización de la empresa bajo control de los trabajadores.
¡Esta lucha se puede ganar!
¡No aceptamos chantajes! ¡Ni despidos, ni rebaja salarial!
¡PANRICO resiste, PANRICO no se cierra!