Las direcciones de CCOO y UGT no sólo estuvieron ausentes de ambas movilizaciones, sino que no movieron un dedo para su éxito. Peor todavía: unos días antes del 22-M, Toxo y Méndez se desplazaron a La Moncloa para reunirse con Rajoy, hacerse una foto vergonzosa y emitir un comunicado conjunto con el Gobierno y la CEOE insistiendo en un diálogo social que no existe por ningún lado, ni en las políticas del PP ni en las empresas. Las direcciones confederales de CCOO y UGT confunden sus deseos de volver a los “buenos viejos tiempos” con la realidad, viejos tiempos que de hecho no fueron buenos porque la concertación social no impidió (y a veces amparó, como en el caso del brutal recorte de las pensiones pactado en 2011) retrocesos enormes en las condiciones de vida y trabajo de la clase obrera, retrocesos que con la recesión económica se asentaron en las leyes a través de las diferentes reformas laborales del PSOE y del PP.

Y a pesar de todo esto, ahora, en la misma semana en que se nos anunciaba la enésima agresión de este gobierno contra los trabajadores (una reforma fiscal regresiva), en vísperas de la llegada a Madrid de las marchas de la Dignidad, los máximos dirigentes de CCOO y UGT se hacen la foto con Rajoy y la patronal. Esa foto reflejó muy gráficamente dos mundos enfrentados: el de una cúpula sindical cada día más aislada de la realidad y que no representa el sentir de sus afiliados, de los trabajadores y de la juventud, y un movimiento de masas que busca de manera efectiva expresar su voluntad de barrer al PP y sus políticas de austeridad. Madrid vio el 22-M una marea humana decidida y llena de confianza, vio una gran lección de unidad y combatividad, una movilización de clase con un contenido anticapitalista claro para exigir la dimisión del gobierno y reclamar la unificación de las luchas en una nueva huelga general.

La combinación de ambos actuaciones (la foto con Rajoy y la total pasividad ante el 22-M) ha provocado un enorme malestar en el seno de los sindicatos, especialmente en CCOO, como expresan resoluciones como las de las ejecutivas del Sector Estatal de Justicia y de los Bomberos de Madrid o el apoyo del 41% a una resolución del Sector Crítico de Ferrol en el congreso de la federación de Industria de Galicia (se pueden leer en nuestra web). De hecho, las marchas de la Dignidad fueron apoyadas e impulsadas activamente por numerosas secciones sindicales y otras organizaciones de CCOO, lo que contrasta vivamente con la actuación de la dirección confederal.

Unificar las luchas ¡Por una huelga general para barrer al PP!

El PP y la burguesía pretenden seguir aplicando recortes, golpear más duramente los derechos sociales, los salarios, los empleos y las libertades democráticas. Poniendo sordina al clamor de la calle, amplifican todo lo que pueden su campaña sobre una supuesta recuperación económica. Pero esta mentira tiene las patas muy cortas.

Si las direcciones confederales de CCOO y UGT quieren servir a los trabajadores, tienen que hacer dos cosas:

1) No participar en una farsa de negociación que responde únicamente a los intereses electorales del PP ante las elecciones europeas del mes que viene y que sólo puede acabar en fracaso (o, peor todavía, en recortes con aval sindical, como ocurrió con las pensiones).

2) Movilizar de forma contundente, impulsando una auténtica rebelión social de los trabajadores contra los recortes y convocando una huelga general para hacer caer al gobierno del PP.

La gran movilización del 22-M y la huelga estudiantil han dejado claro que la lucha es el único camino para derrotar la austeridad y romper con la lógica del capitalismo. La política de diálogo social ha sido completamente superada por los hechos. Las direcciones de CCOO y UGT tratan de volver al pasado, pero ese sindicalismo de moqueta y despacho, agarrado a las subvenciones del Estado y que pretende actuar como el doctor democrático del capitalismo, ha recibido una contestación contundente en la calle.

Por la transformación de los sindicatos

La crisis del capitalismo provoca que las empresas basen sus beneficios en el aumento brutal de la explotación de los trabajadores. Por eso no cabe más sindicalismo que el combativo, de clase, asambleario y sociopolítico, el sindicalismo que lucha en defensa de los intereses de nuestra clase, que pone las decisiones en manos de los trabajadores y que cuestiona este sistema uniendo las reivindicaciones básicas e inmediatas con el objetivo de la transformación socialista de la sociedad. Con este sindicalismo, CCOO y UGT volverían a ser el instrumento de unión y lucha para el que fueron creados con el sacrificio de cientos de miles de trabajadores que dieron lo mejor de sí mismos por la causa obrera, dejando atrás el desprestigio en que ha hundido a ambos sindicatos el sindicalismo pactista representado por individuos al servicio de la derecha como José María Fidalgo.

Pero que los sindicatos estén hoy en manos de dirigentes apoltronados no resta valor a su enorme potencial como herramienta de lucha. No podemos hacernos eco de las campañas de la derecha, que intenta desprestigiar la propia idea de sindicalismo, la idea de que los trabajadores nos organicemos para defender nuestros intereses colectivos. Los sindicatos son imprescindibles y lo que tenemos que hacer es recuperarlos para los trabajadores, lo cual también debe incluir acabar con la dependencia de las subvenciones del Estado porque esa dependencia les hace perder su independencia.

Los sindicatos necesitan una profunda transformación. Por eso es tan importante dar la batalla dentro de ellos en defensa de un sindicalismo de clase, combativo y democrático con un contenido revolucionario y socialista. ¡No hay que abandonar los sindicatos, todo lo contrario! ¡Hay que participar en ellos más que nunca para cambiar a aquellos dirigentes que no nos representan y que han llevado al movimiento sindical a la crisis que padece! Esta batalla para recuperar los sindicatos para los trabajadores no ha hecho más que empezar y se convertirá en otro frente decisivo de la lucha de clases en el próximo período.

Los próximos meses van a ser trascendentales. La tarea es transformar la movilización social en organización consciente, en vincular todas las luchas en la dirección de una nueva huelga general para barrer al PP. Esta es la tarea en que estamos empeñados los trabajadores y jóvenes de El Militante: defender el programa y los métodos del marxismo revolucionario en las fábricas, en los centros de estudio, en los sindicatos de clase, en Izquierda Unida, en los movimientos sociales, para levantar una genuina alternativa de lucha por el socialismo. ¡Organízate con nosotros para conseguirlo!

Abril 2014

¡Por la transformación socialista de la sociedad!

¡Únete a la corriente marxista El Militante!

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