Militante.— El 30 de septiembre te llega la notificación del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) denegándote la Habilitación Personal de Seguridad que tenías solicitada para trabajar en determinadas áreas de la empresa, dado que es una industria militar. ¿Qué alega el CNI?
Xaquín García Sinde.— El CNI dice que darme esa habilitación representaría un riesgo para España porque he demostrado “de obra o palabra, falta de honradez, deslealtad, falta de fiabilidad, no ser de confianza, o indiscreción”, todo esto, obviamente, desde el punto de vista de la seguridad nacional. Eso sí, el CNI no dice cuáles son esas obras o palabras mías que justifican su denegación, o sea, no presenta ninguna prueba.
EM.— ¿A qué crees que se debe la denegación del CNI?
XGS.— En mi opinión, esa denegación no es técnica, sino política, está tomada por el PP. De hecho, la notificación la firma el Secretario de Estado Director del Centro Nacional de Inteligencia, es decir, un alto cargo del gobierno de Rajoy (que no sólo lo constituyen los ministros, sino también los secretarios de Estado). Es otro síntoma más de la deriva represiva del PP, como la persecución penal a trabajadores y sindicalistas apoyándose en un artículo introducido en el Código Penal en la etapa final del franquismo. La derecha ve cómo crece la contestación a sus recortes y recurre a la represión sobre las organizaciones y los activistas que combatimos sus políticas.
Yo he sido un militante de izquierdas toda mi vida, desde que en 1976 inicié mi compromiso político en el instituto. Me afilié a CCOO el 3 de noviembre de 1980, el mismo día que entré como aprendiz del gremio de Soldadores en la Escuela de Aprendices de lo que hoy es Navantia y entonces era la Bazán. Pero trabajadores entregados a la causa obrera como yo hay miles en este país. Creo que la preocupación del PP no es por mí mismo, sino por la situación sindical en los astilleros de Ferrol, donde en el último año y medio ha habido acontecimientos muy relevantes en los que los militantes críticos de CCOO hemos jugado un papel decisivo.
EM.— ¿Cuáles fueron esos acontecimientos?
XGS.— Uno fue el 5 de junio de 2013, cuando la policía detuvo de madrugada a un compañero del área de Aceros. En una asamblea celebrada allí, el comité se negó a hacer nada, como le demandaban los trabajadores. Propusimos formar una culebra que recorriese la factoría convocando a todos los trabajadores a una asamblea general. Media hora más tarde, más de dos mil trabajadores de Navantia y de las compañías auxiliares abarrotaban el garaje y le metieron una pitada impresionante al portavoz del comité nada más abrir la boca, quien evidentemente no tuvo más remedio que proponer ir al juzgado para exigir la libertad del compañero. El comité también sufrió un revolcón en el otoño, cuando la asamblea general aprobó nuestra propuesta de realizar un paro para unirnos a una manifestación del Sindicato de Estudiantes contra la LOMCE, a pesar de que todos los responsables de los sindicatos se oponían unánimemente.
Pero lo más significativo fue todo lo ocurrido con el convenio de Navantia. En septiembre del año pasado, los críticos de Ferrol realizamos una recogida masiva de firmas que obligó al comité a convocar una asamblea general para que los trabajadores nos pudiésemos pronunciar sobre una contrapropuesta que renunciaba a muchos de nuestros derechos y que los negociadores sindicales le habían presentado a la empresa sin consultar ni informar a nadie. En esa asamblea, la burocracia sindical obtuvo menos de 50 votos, mientras que un mar de más de mil brazos se levantó a favor de defender nuestras conquistas. Esto fue clave para el posterior rechazo de la factoría de Ferrol al convenio de Navantia, lo que entorpeció seriamente los planes de la empresa. Como es bien sabido que la derecha explica los fenómenos sociales por la actuación de “agitadores”, la empresa me hace personalmente responsable del rechazo al convenio en la factoría.
Yo creo que lo que el PP ha valorado es que, por un lado, el comité de empresa está completamente desprestigiado y no controla la fábrica, y, por otro, que los militantes críticos de CCOO no sólo ofrecemos una alternativa a la bancarrota sindical del comité, sino que estamos conectando con los trabajadores, y esto le hace temer al PP que una Navantia dirigida sindicalmente por nosotros y basada en un enfoque de clase y combativo, juegue, en la lucha contra los recortes, el mismo papel que jugó la Bazán en la lucha contra la dictadura: ser un centro neurálgico que irradie conciencia, organización y movilización obrera. Para evitar este escenario, el PP intenta amedrentarnos dejando claro que ser un rojo vuelve a tener consecuencias, como pasaba durante la dictadura, cuando los trabajadores sospechosos de ser comunistas tenían prohibido el acceso a los buques militares.
EM.— ¿Qué consecuencias tiene esto para ti? ¿Cómo estás respondiendo a esta ofensiva, cuál está siendo el respaldo de tus compañeros?

XGS.— De forma inmediata, me limita profesionalmente (no puedo acceder a determinadas áreas de la empresa, a determinada información...). Respecto a la respuesta, por un lado voy a presentar un recurso contencioso-administrativo contra el CNI. Pero, como no lo contemplo como un problema personal, también lo denuncié públicamente en una rueda de prensa que contó con el respaldo de IU, BNG y PSOE de Ferrol, además de CCOO. De hecho, el tema va a llegar al Congreso de los Diputados porque tanto IU como el BNG han presentado sendas preguntas parlamentarias. Respecto a los compañeros, me están dando un gran apoyo. Por iniciativa de ellos se han recogido en la factoría más de mil firmas de rechazo a la actuación del CNI y de solidaridad conmigo. Además, la campaña de solidaridad va a llegar a las otras factorías de Navantia y a otras empresas. Hoy soy yo, pero mañana puede ser cualquier otro trabajador. Hay que dejarles claro que no pueden hacer con nosotros lo que quieran y que, si atacan a uno, da igual en qué parte del Estado trabaje, atacan a todos.
EM.— Entrando en otro tema, un grupo de sindicalistas de CCOO, entre los que te encuentras tú y muchos compañeros de Navantia, sois promotores de GanemosCCOO. ¿Qué objetivo persigue esta iniciativa?
XGS.— Recuperar las Comisiones Obreras como una herramienta de lucha, recuperar las Comisiones Obreras para un sindicalismo combativo, de clase y democrático, recuperar las Comisiones Obreras para los trabajadores. Los máximos dirigentes de nuestro sindicato defienden un modelo sindical de pactos y consensos que está en la más completa bancarrota, es un modelo incapaz de dar una respuesta a la grave situación que padece la clase obrera de este país, que está siendo empobrecida a pasos agigantados. Lo único que hacen es suplicarles a la derecha y a la patronal que no los desprecien y que ofrezcan un poco de “diálogo social”. Pero el capitalismo en crisis y en decadencia no tiene nada que ofrecer. Todo lo que podamos arrancar o avanzar será, hoy más que nunca, consecuencia de la lucha y de una estrategia sindical que no acepte la lógica y los límites impuestos por el sistema capitalista. Los trabajadores tenemos fuerza para frenar la ofensiva de la patronal y la derecha en todos los frentes, para acabar con los recortes y con la brutal degradación de nuestras condiciones de trabajo. Pero no es posible alcanzar estos objetivos con un sindicalismo que, en vez de unificar las luchas, las divide (cuando no las traiciona abiertamente), con un sindicalismo que se niega a impulsar la confluencia de todos los trabajadores para levantar una auténtica rebelión social que acabe con el gobierno del PP a través de una movilización en las calles masiva, contundente y sostenida en el tiempo.
Por eso, hay que sacar de sus puestos de responsabilidad a todos los que no quieren luchar. El escándalo de las tarjetas opacas de Caja Madrid, en el que dirigentes del sindicato disfrutaron de cuantiosas sumas a cambio de ser cómplices de todos los robos orquestados por la dirección de Caja Madrid, ha sido, como planteamos en el manifiesto de GanemosCCOO, “la gota que ha colmado el vaso”. Este manifiesto tiene tres ejes fundamentales: fuera los arribistas y corruptos de CCOO; basta de paz social y de pasteleos, y ganemos CCOO para los trabajadores. Como señala también el manifiesto, para salvar y defender CCOO debe celebrarse un debate democrático en todo el sindicato que dé el protagonismo a los afiliados y que culmine en un congreso extraordinario con delegados elegidos directamente por la base. Las genuinas CCOO son más necesarias que nunca.
EM.— ¿Qué impacto está teniendo?
XGS.— La respuesta está siendo muy importante, y no es de extrañar. En el Estado español se respira un ambiente de fin de época, de que esto reviente por algún lado porque ya es insoportable. Los trabajadores no sólo no son inmunes a este ambiente, sino todo lo contrario: la llamada desafección (es decir, el abismo entre representantes y representados) no existe solamente en el terreno político, también en el sindical, y no con menor intensidad. La gente está harta de dirigentes sindicales que se comportan como burgueses, de dirigentes sindicales que actúan como si el sindicato fuese su empresa o de dirigentes sindicales que una y otra vez se muestran mucho más compresivos con los “problemas” de los empresarios que con los de los trabajadores. GanemosCCOO pretende que el malestar de miles de afiliados y delegados se convierta en acción organizada para cambiar CCOO desde abajo.
En pocas semanas el manifiesto ha recibido cerca de 400 adhesiones de afiliados, delegados y comités de prácticamente todo el Estado y de muchísimos sectores. Se percibe entusiasmo y que esto no ha hecho más que empezar.
EM.— Tú participas activamente en la corriente marxista El Militante. ¿Por qué?
XGS.— Porque creo que para que los trabajadores podamos defender nuestros intereses de clase necesitamos entender cómo funciona el capitalismo, tener nuestra propia interpretación del mundo y poseer una alternativa a este sistema. Y esto sólo nos lo puede dar el marxismo, que explica la relación entre el capital y el trabajo asalariado, nos proporciona un punto de vista independiente y nos ofrece la única alternativa consecuente: la transformación socialista de la sociedad. Para aguantar las brutales presiones (ideológicas y de las otras) que sufre quien combate el sistema son necesarias ideas y organización. La política no es otra cosa que decidir cómo se reparte la riqueza del mundo, por eso la derecha siempre está difundiendo el apoliticismo, para seguir mandando ellos. Los trabajadores no debemos de ser apolíticos. Si creemos que una política es mala, lo que debemos hacer es organizarnos para luchar por una buena. Por eso soy miembro de la corriente marxista El Militante e invito a todos los trabajadores y activistas de CCOO con conciencia de clase a unirse a nosotros.

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