A las 10, varios cientos de trabajadores se concentraban ante el local del comité, exigiéndole la celebración inmediata de una asamblea general y la realización de una culebra para difundir la convocatoria por toda la factoría. Finalmente, la asamblea general tuvo lugar a las 12 de la mañana ante el edificio de Dirección.

Desde hace muchos años, el convenio de Navantia recogía que, en estos casos, el trabajador afectado podía elegir entre la baja en la empresa con indemnización o la recolocación en un puesto de trabajo acorde a sus limitaciones de salud. El último convenio, firmado el 9 de septiembre con el frontal rechazo de la plantilla de la factoría ferrolana, cambió esto y estableció la baja automática en la empresa.

En estas circunstancias, era previsible que el primer caso de despido por esta causa motivase un amplio rechazo entre los trabajadores, a lo que se unió el malestar por el hecho de que el comité de empresa no hubiese dicho nada sobre un tema tan grave.

Tras una reunión infructuosa con la jefatura local, que argumentó que tenía que consultar con Madrid, en la asamblea hubo dos propuestas: la del comité de empresa (darle de plazo hasta mañana a las 10 de la mañana a la empresa para dar una respuesta, para a esa hora celebrar una nueva asamblea general) y la de GanemosCCOO (una asamblea-paro ante el edificio de Dirección desde las 7 de la mañana y, si la empresa no accede a readmitirlo, decidir a las 10 más medidas de presión). Puestas a votación ambas propuestas, la de GanemosCCOO fue aprobada por abrumadora mayoría. Una vez más se demuestra que los trabajadores tienen las cosas más claras que los dirigentes y que la tarea fundamental ahora es organizar nuevas direcciones combativas que puedan sustituir a unas direcciones carentes de voluntad y espíritu de lucha.

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