CCOO tiene que recuperar un sindicalismo combativo
El 25 de junio se celebraron las elecciones sindicales en todos los centros de trabajo de los astilleros Navantia, más relevantes que en ocasiones anteriores por todos los acontecimientos ligados al IV Convenio Colectivo, que incluyeron hasta el paso al enemigo del dirigente de CCOO que durante la negociación presidía el comité de San Fernando, el comité intercentros y la propia comisión negociadora.
La conclusión es clara. En las factorías donde se transmitió una imagen de hacer limpieza interna, CCOO subió: Puerto Real (de 8 a 9, mayoría absoluta) y Ferrol (donde mantuvimos los 11 delegados pese a que el comité bajaba de 25 a 23).
Y en las factorías donde la imagen fue de continuismo, CCOO bajó: Cartagena (de 12 a 10 delegados, con pérdida de la mayoría absoluta) y San Fernando (de 9 a 6 delegados).
El veredicto es claro: los trabajadores han castigado a quienes avalaron el IV Convenio. Otros datos que corroboran esto es la irrupción del SAT en San Fernando (un delegado) o que en esta misma factoría la bajada de CCOO le lleve a empatar en delegados con el CAT, manteniéndose como primer sindicato por apenas quince votos.
Las oficinas centrales de Madrid, donde CCOO pasó de 5 a 3, perdiendo la mayoría absoluta a manos del CSIF (que se presentaba por primera vez), son caso aparte porque las tres cuartas partes de su censo son técnicos superiores, que no están incluidos en el convenio.
Respecto a Ferrol, a UGT le pasó factura su actuación en el convenio (perdió el 31% de sus votos de hace cuatro años) y la CIG retrocede en términos relativos porque, aunque sacó 5 votos más que en 2011, CCOO y un sindicato local ganaron muchos más (66 y 21 respectivamente). Otro dato que ilustra el retroceso relativo de la CIG es que estuvo a punto de perder la posición de segunda fuerza en el colegio de Técnicos, donde empató en votos con el sindicato local. El efecto combinado de estas tendencias llevó a que los dos delegados que perdía el comité de Ferrol los perdieran UGT y CIG.
Otro aspecto destacable es que se demostró que las continuas acusaciones del aparato en el sentido de que GanemosCCOO daña al sindicato no son verdad. Todo lo contrario. La llamada desafección es una realidad, como el propio Toxo pudo comprobar en persona cuando se encontró con que apenas 100 afiliados (de una sección sindical de cerca de 800) habían acudido a escucharlo en el acto central de la campaña en la factoría ferrolana, celebrado a la hora del bocadillo. Si esa desafección no se traduce en pérdida de votos es porque los compañeros de GanemosCCOO somos el referente combativo de la factoría (jugamos un papel decisivo en el rechazo al convenio) y porque, a pesar de haber sido marginados a la hora de elaborar las candidaturas de CCOO, estuvimos en la primera línea de la campaña electoral; eso sí, defendiendo un sindicalismo de clase, combativo, democrático y asambleario, algo que sigue siendo una imperiosa necesidad para no retroceder y defender nuestros derechos en Navantia y en todos los sectores.