El jueves 29 de octubre finalizó tras dos breves prórrogas el período de negociación establecido por la normativa laboral tras la presentación por parte de IBM España de un triple paquete de ataques a su plantilla, constituido por un ERE que preveía el despido de 137 trabajadores con la mínima indemnización legalmente exigida, una reducción de salario a toda la plantilla del 12% y una inaplicación de convenio colectivo centrada en la suspensión desde el 1 de enero de 2016 de las aportaciones al Plan de Pensiones que beneficia a todos los empleados de IBM España y a aquellos empleados de la filial IBM GSE que proceden de la plantilla de la empresa matriz.

A pesar de las intensas presiones de la Dirección de la compañía, a pesar de los “consejos” de los dirigentes de la Federación de Industria de CC.OO., y a pesar de que en el curso de las negociaciones la empresa ofreció retirar la rebaja salarial y mejorar sustancialmente las condiciones del ERE, en un intento de ganar la aquiescencia de los trabajadores más próximos a la edad de jubilación, los representantes de los trabajadores decidieron no aceptar el ultimátum empresarial y se levantaron de la mesa negociadora sin avalar con su firma ninguna de las medidas empresariales.

Causas del ataque empresarial en IBM

Aunque en los últimos años las condiciones de los trabajadores de IBM España e IBM GSE se han deteriorado considerablemente, muy especialmente en el caso de las nuevas contrataciones, una parte significativa de sus plantillas todavía se beneficia de los remanentes de las políticas paternalistas que caracterizaron la política laboral de IBM en los años de expansión económica.

Una de las grandes ventajas de esa política paternalista era un plan de pensiones que premiaba a los trabajadores que permanecían en la empresa durante cierto número de años con la posibilidad de prejubilarse a los 60 años con una retribución del 80% del último salario percibido. Al llegar a la edad legal de jubilación, el trabajador de IBM recibía un complemento a la pensión de la Seguridad Social que le aseguraba mantener ese 80% de su último salario de forma vitalicia.

Esta indudable ventaja social fue puesta en cuestión por IBM España en septiembre de 1993, cuando la empresa decidió unilateralmente suprimir el plan de pensiones para los nuevos trabajadores, al mismo tiempo que iniciaba una agresiva campaña para que la plantilla que conservaba su derecho a pensión renunciase a él “voluntariamente” a cambio de una ridícula compensación económica que se incluiría en la nómina. Durante meses se sucedieron las amenazas y las represalias a los trabajadores que se negaban a renunciar a su derecho al complemento de pensión, y finalmente la empresa consiguió que una buena parte de la plantilla cediese a las presiones.

La representación sindical de aquella época se negó tajantemente a aceptar ese despojo unilateral de un derecho consolidado y, tras una larga y fallida serie de intentos de negociación, decidió finalmente denunciar a IBM ante los tribunales. Como consecuencia de esa denuncia, en noviembre de 2013 el Tribunal Supremo dictó una sentencia definitiva sobre el tema y obligó a IBM a reponer el plan de pensiones a todos los trabajadores activos en aquel momento, aunque dejó abierta la cuestión de cómo regularizar las cantidades recibidas a lo largo de los últimos 22 años en concepto de “alternativa al plan de pensiones”.

A este cabo suelto de la regularización intentó agarrarse IBM proponiendo a los trabajadores diversas fórmulas que en la práctica dejaban sin contenido alguno la sentencia del Tribunal Supremo, en una actuación muy parecida a la realizada por Coca-Cola para burlar la sentencia que les obligaba a reabrir su factoría de Fuenlabrada.

Finalmente, ante la firmeza de la representación sindical, IBM decidió pasar al ataque amenazando con las tres medidas antes descritas.

Firmeza ante el ERE

Desde el momento mismo en que IBM anunció sus tres medidas estuvo meridianamente claro para todos sus trabajadores que se trataba de una represalia por su derrota judicial y un intento de forzar a la plantilla bajo la amenaza de despidos y de una bajada salarial a renunciar definitivamente a sus derechos. En consecuencia, la posición de los representantes sindicales fue la de proponer a la empresa que retirase tanto el ERE como la rebaja salarial, y que la negociación se centrase en buscar un acuerdo respecto a la cuantía que la empresa debería aportar para cumplir la sentencia judicial.

En las asambleas celebradas pocos días antes del final del período de negociación los trabajadores de IBM aceptaron rebajar entre un 20 y un 40% el coste del plan de pensiones, siempre que la empresa retirase tanto el ERE como la rebaja salarial. El temor a enfrentarse por primera vez en la historia de IBM España a un despido colectivo en las peores condiciones establecidas por la Reforma Laboral del PP pesó de forma decisiva en el ánimo de la plantilla y, con más resignación que entusiasmo, se aceptó sacrificar una parte de los derechos reconocidos tras años de litigio judicial.

Pero la buena disposición de la plantilla fue inútil ante la intransigencia de la empresa. Envalentonados por las facilidades ofrecidas por los dirigentes de CC.OO. y UGT para aceptar EREs sin lucha, la Dirección de IBM España planteó un órdago, exigiendo que los importes a percibir del plan de pensiones se redujeran en porcentajes que en el caso de los trabajadores de menor edad rozaban el 90%, y negándose a retirar el ERE.

Eso sí, como ya es habitual, las condiciones ofrecidas para el despido mejoraron de forma notable, hasta igualar los máximos legales por despido improcedente. Con esta oferta la empresa intentaba ejercer un chantaje contra los representantes de los trabajadores y, en colusión con la Dirección de CC.OO., plantear la aceptación del “mal menor”: mejor despedido con tres años y medio de sueldo que sólo con un año.

Pero esta vez pincharon en hueso. La representación de los Comités de Empresa de IBM se negó a aceptar este chantaje y no firmó el ERE. En los próximos días se realizarán asambleas en todos los centros de trabajo de IBM para evaluar el resultado de las negociaciones. Será el momento para que la plantilla de IBM se una y de a la Dirección la respuesta tajante que sus amenazas y chantajes se merece.

 

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