El pasado 18 de Julio se conmemoraba el 88 aniversario del golpe militar fascista y, al mismo tiempo, el inicio del proceso revolucionario en el territorio controlado por la Segunda Republica.
Los trabajadores armados, después de durísimos combates callejeros, lograron derrotar el golpe militar en las principales ciudades, Madrid, Barcelona, Valencia...pero no se detuvieron ahí. Las ocupaciones de fabricas, los comités de control obrero, las patrullas de vigilancia se sumaron a las milicias de trabajadores que se desplegaron para hacer frente a las columnas de Franco. Durante tres años los obreros y los campesinos sin tierra combatieron con las armas en la mano al fascismo y trataron de llevar adelante la revolución socialista. Su ejemplo conmocionó al movimiento obrero mundial y pronto se organizaron las Brigadas Internacionales. La revolución española puso contra las cuerdas al capitalismo y el latifundismo en la península ibérica, y la profundidad de sus realizaciones solo puede comprarse a la revolución bolchevique de 1917.
Fue una revolución combatida a sangre y fuego por los nazis alemanes, los fascistas italianos y las burguesías occidentales. Pero también saboteada desde dentro por Stalin, interesado en mantener sus pactos con Londres y París y evitar que una revolución victoriosa en el Estado español pudiera inspirar a los trabajadores soviéticos impulsando una lucha decidida contra la burocracia.
Para conmemorar este aniversario volvemos a publicar una entrevista con Juan Ignacio Ramos, autor del libro Obreros en armas, un extenso análisis de la revolución y la guerra civil que recomendamos a todos nuestros lectores y que se puede adquirir en la librería on line de la Fundación Federico Engels.
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El Militante.- Otro material sobre la revolución y la guerra civil española, ¿por qué ahora?
Juan Ignacio Ramos.- La política del día a día sigue estando condicionada, y de qué manera, por la larga sombra que proyectan aquellos acontecimientos. El hecho de que los dos principales partidos de la derecha, PP y Vox, justifiquen los crímenes de la dictadura, y que el aparato del Estado, su judicatura, sus mandos militares y policiales, sin olvidar a la armada mediática, estén nutridos de los mismos clanes familiares que coparon las altas esferas franquistas, indica que vivimos una democracia tutelada por unos poderes fácticos preparados para todo.
Y digo para todo con plena conciencia. La crisis económica y social de los años treinta, la proclamación de la Segunda República, la decadencia de la democracia parlamentaria y la extrema polarización política, así como el auge del fascismo y de la lucha revolucionaria de los trabajadores… presentan un terreno de estudio excepcional para entender la situación política actual del Estado español y de todo el mundo.
EM.- Estamos viviendo un importante auge de la extrema derecha. Trump, Bolsonaro, Abascal, Marine Le Pen y muchos otros nombres representan una amenaza de envergadura, pero la izquierda reformista solo contempla la defensa de la “democracia” burguesa para frenarlo. ¿Qué opinión te merece esta estrategia?
JIR.- La ofensiva de la reacción, su envalentonamiento y su determinación para devolvernos a tiempos atroces son síntomas muy relevantes de la profundidad y gravedad de la crisis del capitalismo. El avance de estas fuerzas provoca un ambiente de pesimismo entre sectores de activistas, y esta percepción se fortalece por las decepcionantes políticas del reformismo clásico, la socialdemocracia, y de formaciones que expresaron el auge de la lucha en años pasados, como Syriza o Podemos, pero que se han derrumbado ideológicamente y se contentan con un posibilismo estrecho que no da ninguna solución a los problemas de la clase obrera y la juventud.
Comprender las causas del auge de la extrema derecha, de formaciones que representan una forma actualizada de fascismo, es muy importante, pero lo es más entender que solo la revolución social puede derrotarlo. También ahora las condiciones para el éxito de la revolución, a pesar de la propaganda oficial, están madurando con fuerza en todo el mundo.
EM.- ¿Qué aporta este nuevo libro y a quiénes va dirigido?
JIR.- La historia social y política de la Segunda República sigue animando una gran cantidad de investigaciones y publicaciones, destacando el esfuerzo que una nueva generación de historiadores está realizando para sacar a la luz los episodios aún ocultos de la represión fascista. Pero, en general, las grandes casas editoriales producen un tipo de material que se puede dividir grosso modo en dos categorías.
La primera orbita en torno a la reivindicación acrítica del período republicano, idealizando su legislación laboral o educativa, y su respeto por el parlamentarismo burgués. Esta versión sirve de guía para una izquierda gubernamental que se ha resistido con uñas y dientes a reparar con justicia a las víctimas de la dictadura. Sus pactos con los herederos del franquismo durante la Transición alumbraron el régimen del 78, legitimaron la monarquía borbónica y garantizaron completa impunidad a los asesinos, torturadores y represores.
La otra categoría, representada por personajes como Pío Moa o César Vidal, no es más que revisionismo histórico para blanquear a los golpistas del 18 de julio y justificar tanto el exterminio de decenas de miles de activistas de izquierda, como la supresión de las libertades democráticas durante cuarenta años.
Pero existe otro enfoque diferente, minoritario, aunque mucho más fiel a la verdad, que sitúa en el centro de aquel drama histórico a los trabajadores y campesinos sin tierra. Obreros en armas pertenece a esta última categoría y trata de la acción directa de los oprimidos, capaz de contener el avance fascista con las armas en la mano y demostrar, en los hechos, que construir una sociedad igualitaria, sin capitalistas, terratenientes ni curas, es posible.
Este libro parte de trabajos anteriores que escribí, especialmente de Los años decisivos. Teoría y práctica del Partido Comunista de España, y está dirigido prioritariamente, aunque no solo, a los jóvenes activistas de la izquierda, que llenan las movilizaciones antifascistas, contra la violencia machista, en defensa de la educación pública y el medio ambiente, por el derecho a decidir en Catalunya y Euskal Herria, y que el marxismo tiene la obligación de sumar a sus filas. Sin su participación, el partido revolucionario no se podrá construir con éxito.
En las páginas de Obreros en armas encontrarán la dura lucha de clases que desembocó en la guerra civil, conocerán el papel de las llamadas potencias “democráticas”, cuya infame política de “no intervención” bloqueó la ayuda a la República, de los nazis alemanes y fascistas italianos, que proporcionaron al ejército de Franco un respaldo militar, técnico y económico imprescindible, sin olvidar a Stalin y al estalinismo, y su calculada política de evitar a toda costa el triunfo de una revolución proletaria en suelo español.