Discurso de Kshama Sawant denunciando esta traición

Tan solo unos  días después de haber aprobado un impuesto municipal al gigante empresarial  Amazon y  a las grandes corporaciones presentes en la ciudad de Seattle, miembros de este mismo ayuntamiento revocaban dicha medida. Desde un punto de vista marxista, los y las revolucionarias siempre hemos insistido en la idea de que, a la vez que debemos exigir y pelear para que las grandes fortunas paguen impuestos con los que lograr recursos para atender a las necesidades sociales, hemos de ser plenamente conscientes de las enormes resistencias que encontraremos en esta batalla, y que incluso en el caso de conseguirlo, como ha ocurrido aquí, las presiones para eliminar este tipo de impuestos contra grandes multinacionales serán muy fuertes. Sólo una perspectiva de transformación social, en la que la propiedad de estas compañías pase a ser pública y bajo el control democrático de los y las trabajadoras, puede acabar de forma definitiva con los privilegios fiscales y de todo tipo de que gozan estas  grandes fortunas bajo el capitalismo.

Publicamos a continuación un extracto del discurso pronunciado a este respecto por  Kshama Sawant, concejala en el ayuntamiento de Seattle (una de los dos que votaron contra dicha revocación) y  miembro de Socialist Alternative (organización hermana de Izquierda Revolucionaria en los EEUU, y ambas integrantes del  Comité por una Internacional de los Trabajadores, CIT):

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El periódico Seattle Times informaba recientemente de que en la ciudad de Seattle casi 23.000 familias trabajadoras viven completamente asfixiadas por los precios del alquiler de las viviendas, a los  que tienen que destinar más de la mitad de sus ingresos debido a que los precios están completamente disparados. El precio medio de una vivienda supera los 750.000 dólares. Las  Women in Black (Mujeres de Negro) han informado de que este año al menos 53 personas han muerto por no tener un techo. Esta crisis de la vivienda ha sido permitida y auspiciada por el establishment del Partido Demócrata.

La única solución a esta crisis es que el ayuntamiento de la ciudad construya viviendas sociales, de propiedad pública y  garantizando unos precios accesibles. Con el fin de  recaudar  el dinero público necesario para esta inversión, el ayuntamiento debe recurrir a aquellos que no han pagado  a la ciudad lo que les corresponde, las grandes empresas.

El año pasado, la lucha que llevamos a cabo para conseguir unos presupuestos municipales en beneficio del pueblo reunió a cuatrocientas personas en la sesión municipal en la que se discutía este tema, y el mensaje que el movimiento lanzó fue claro: “Ayuntamiento, ¡haz tu trabajo! ¡Cobra impuestos a las grandes empresas para que podamos resolver la crisis de la vivienda!”. Ese mismo día ejercimos la desobediencia civil y ocupamos el ayuntamiento durante toda la noche.

El 14 de Mayo conseguimos el voto unánime en el Ayuntamiento a favor de la imposición de impuestos a Amazon gracias a nuestra valentía, determinación, estrategia de lucha  y claridad política. Ahora, cuando no ha pasado ni un mes desde  aquel voto unánime, miembros de este mismo ayuntamiento, que entonces votaron a favor de esta medida, la han revocado, tirando por la borda aquella gran victoria que tanto nos costó conseguir.

Por todo el país existe un apoyo masivo de cara a que la legislación fiscal sea más progresiva en función del nivel de renta, y de cara a que las  grandes empresas y los ricos paguen lo que les corresponde. Nada más aprobar este impuesto a Amazon en Seattle, el alcalde de Mountain View, California, señaló, “¿no deberíamos hacer lo mismo respecto a Google en las ciudades del área de la Bahía de San Francisco[1]?”

En respuesta a esta medida, el impuesto sobre Amazon en Seattle, hemos asistido a un tsunami de propaganda por parte de las grandes empresas: mentiras, manipulaciones y desinformación que han tenido un efecto temporal en la opinión pública. Citando a la periodista progresista Tim Harris: “Da igual lo justa que sea la medida de la que estemos hablando, encontraremos a las grandes empresas en contra”.

Esta actitud por parte de las grandes empresas ya la hemos visto en otras ocasiones, por ejemplo, cuando empezamos con la campaña “15 Now”, por un salario mínimo de  15 dólares la hora. ¿Qué hubiese pasado si el movimiento “15 Now” hubiese dicho, “las grandes empresas están en contra nuestra y nos atacan con mentiras y manipulaciones confundiendo a algunos sectores así que ¡recojamos nuestras tiendas de campaña y volvamos a casa!?

¿Qué hicimos sin embargo? Construimos un poderoso movimiento desde la base. Nos implicamos en una campaña puerta a puerta por toda la ciudad. Tuvimos reuniones en los barrios. Hicimos mítines, protestas, marchas y transformamos la opinión pública hasta el punto de que la inmensa mayoría en Seattle y en EEUU apoya hoy los 15$ por hora. Fruto de esto, hemos conseguido un salario mínimo de 15 dólares la hora no solo en Seattle sino en otras muchas ciudades de los EE.UU.

Lo que ha sucedido en el Ayuntamiento de Seattle con la revocación del impuesto a Amazon es una traición completa a las necesidades de los y las trabajadoras de esta ciudad. La multinacional Boeing ya realizó las mismas amenazas que hoy llevan a cabo Amazon y otras grandes multinacionales. Boeing lo hizo década tras década y el poder legislativo cedió ante ellos. La lógica era siempre la misma, no podéis luchas contra los grandes negocios, y si amenazaban con llevarse los puestos de trabajo, entonces había que aceptar todo lo que pidieran. Los ejecutivos de Boeing consiguieron todo lo que querían, y finalmente también se llevaron los puestos de trabajo fuera.

Lo cierto es que si paramos a cualquier persona aleatoriamente por la calle y le preguntamos si piensa que Amazon está pagando en impuestos a la ciudad lo que le corresponde, nos dirá que  cree que no. Y si a esa misma persona le preguntamos si cree que necesitamos viviendas asequibles en Seattle, nos dirá que sí. Finalmente, cuando le preguntemos si cree que las grandes empresas deberían pagar impuestos para poder hacerlo, también nos dirá que sí. 

La lección aquí es que no podemos depositar nuestra confianza en políticos que no están dispuestos a luchar con nosotros y nosotras, trabajadores y trabajadoras, y por eso nuestras luchas y movimientos necesitan de nuestros propios candidatos independientes que estén dispuestos y sean capaces realmente de luchar contra los grandes negocios y multinacionales.

 

[1] Donde Google tiene su sede.

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