En el mundo hay muchas repúblicas y en ellas hay asalariados, y hay explotadores, y hay capitalistas. Y la clase obrera consciente, la socialista, aspira a que esto desaparezca. Y eso no desaparece dentro de una república burguesa, por muy democrática que esta sea.

(Francisco Largo Caballero, dirigente socialista y de la UGT, en la escuela de verano de las JJ SS de 1933)

La II Republica, declarada el 14 de abril tras la victoria de la conjunción republicano-socialista en las elecciones municipales dos días antes y la marcha de Alfonso XIII, suscitó grandes esperanzas para millones de pobres. Creyeron que traería pan, tierra y trabajo para todos pero la realidad es que, según pasaba el tiempo, a las enormes necesidades del pueblo no se les daba una salida, por lo que obreros y campesinos tuvieron que hacer lo que las leyes no hacían y ocuparon tierras y fábricas y las pusieron a trabajar. Su hambre y su miseria no podían esperar los cien años que conforme a la legislación  de la Republica, se calculaba iba a tardar en realizarse la reforma agraria. El resultado final de aquella "republica de trabajadores" es bien conocido: banqueros, terratenientes e industriales-con el apoyo de la Iglesia Católica-auparon a Franco para liquidar las conquistas de los trabajadores.

La derrota republicana tuvo mucho que ver con los planteamientos de aquellos que decían "primero hay que ganar la guerra, ya haremos la revolución", posponiendo para un futuro indefinido la satisfacción de las demandas de asalariados  y campesinos   pobres, con lo cual surgió en la mente de muchos la inevitable pregunta: "¿entonces que me da a mí la Republica?", y ya se sabe, la moral del combatiente en las guerras es algo muy delicado...

Hoy setenta y nueve años mas después, el debate monarquía o república comienza a estar- incipientemente, es cierto- de nuevo en el candelero y el término "republica" sigue asociándose a transformaciones en la sociedad. En el futuro es de suponer que la disputa llegue al nivel del hombre de la calle y volverán los viejos y testarudos interrogantes: ¿una republica sin mas?; ¿cómo la que hay en Francia o EEUU?; ¿república para solucionar los problemas de la mayoría de la población o un simple lavado de cara del poder? Luchar para cambiar de jaula, aunque esta tenga barrotes de oro, no vale la pena. La república del futuro será aquella que dé satisfacción a  carencias como el trabajo, la vivienda, la educación..., en beneficio de los más o será un fraude. Naturalmente para que esto sea posible se hará necesario que la riqueza y la gestión de la misma estén en manos de los trabajadores. Ese es el único camino.

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