Seis semanas después de la puesta en marcha del Estado de alarma y a dos meses de detectarse a la primera persona oficialmente contagiada por Covid-19 en Catalunya, la pandemia, unida a las políticas capitalistas de recortes y despidos, dejan un panorama desolador para las familias trabajadoras catalanas, y son ya más de 4.300 los fallecidos por coronavirus.

En Catalunya, como en el resto del Estado, no hemos visto ni rastro del “escudo social” del Gobierno de coalición PSOE-UP, y lo que desgraciadamente sí hemos visto ha sido la aplicación de medidas orientadas a mantener los beneficios millonarios de los empresarios a costa de nuestra salud y empleo. Tanto el Gobierno central como el de la Generalitat han dejado tirados a millones de catalanes. Las políticas aplicadas por el derechista Quim Torra continúan, además se lava las manos y se autoexculpa de toda responsabilidad en esta devastadora crisis sanitaria.

La patronal sanitaria se forra con el Govern

Durante estas semanas hemos padecido un colapso en las UCI y los hospitales públicos, personal sanitario extenuado y haciendo jornadas maratonianas, ausencia de equipos de protección y material quirúrgico necesario. También hemos visto como las instalaciones hospitalarias privadas estaban enormemente infrautilizadas y se anunciaban ERTE en clínicas privadas.

Después de todo esto, el Govern de JxCAT-ERC ha notificado mediante el Decreto Ley 12/2020 del 10 de abril que pagará 43.400 euros a las clínicas privadas por paciente ingresado en UCI, ¡cuando el coste del tratamiento es de 1.000 euros, según la propia patronal catalana! El Govern indica que al final de la pandemia se realizará una auditoría de costes, aunque solamente se obligará a los hospitales privados a devolver el dinero si han obtenido un “margen de beneficio superior al razonable”. ¿Qué cantidad es esa? Y, en general, ¿¡es acaso razonable que estén haciendo negocio con una emergencia sanitaria!? Es un escándalo mayúsculo.

El mismo Decreto Ley incluye muchas otras suculentas compensaciones económicas para los amigos del Govern, los empresarios del sector sanitario, como los casi 100 euros por un test PCR. Unos test, por cierto, que los laboratorios privados siguen realizando a todo aquel que pueda pagarlo, sin importarles las necesidades colectivas de atención sanitaria, incluyendo el drama que están viviendo los colectivos más vulnerables. Esta práctica está prohibida teóricamente por el Govern, pero no ha movido un dedo para erradicarla. Es más que evidente que la consellera de Salut, Alba Vergés (ERC), miente cuando dice que el Govern tiene el control total sobre la sanidad privada; los empresarios de la patronal sanitaria hacen y deshacen a su voluntad.

Beneficios para la privada y recortes para la pública: esta es la receta del Govern, a costa de la atención sanitaria de la población. Recientemente, el profesor de farmacoepidemiología Daniel Prieto-Alhambra ha indicado que la Covid-19 ya circulaba por todo el Estado al menos tres semanas antes del primer caso detectado y que el número de casos diagnosticados en Catalunya como gripe común —que eran en realidad Covid-19— podría alcanzar los 14.000. Quim Torra presume de ser previsor pero la realidad es que los recortes y privatizaciones del sistema sanitario público impidieron una detección precoz de la pandemia.

El retraso en el suministro de mascarillas a la población a través de las farmacias y el colapso del sistema informático de recetas electrónicas es una nueva muestra de la ausencia de recursos y preparación de un plan de emergencia público para hacer frente a la enfermedad.

En una república catalana capitalista también moriría tanta gente

La consellera de la Presidència y portavoz del Govern, Meritxell Budó (PDeCAT), afirmó que en una Catalunya independiente “no habría tantos muertos”. O sea, que no tener un “Estado propio” es lo que les obliga a aplicar rescortes y políticas privatizadoras, ¿verdad? ¡La demagogia del Govern no tiene límites!

Obviamente Sánchez decretó tarde el confinamiento y las medidas del Gobierno PSOE-UP están siendo nefastas, ¿pero por qué el Govern no aplicó medidas enérgicas inmediatamente para proteger la salud de la población? ¿Por qué siguió permitiendo que centenares de miles de trabajadores fueran a su puesto de trabajo? ¿Por qué no ha aumentado drásticamente la inversión en sanidad y ha tomado el control de verdad de la sanidad privada? ¿Por qué no ha medicalizado urgentemente las residencias de gente mayor, donde se han producido el 25% de las muertes?

El Govern habla mucho del cuidado de la población pero no hace nada, y lo que sí hace es asegurar el beneficio de los grandes empresarios. No ha hecho nada para evitar la aplicación salvaje de ERTE en Catalunya, que ya afectan a más de 650.000 trabajadores.

A nadie engañan presentando los nuevos presupuestos como “sociales”, por mucho que los Comuns estén lavando la cara al Govern con su apoyo, argumentando que son “la mejor herramienta” para tener un plan de choque social.
La república catalana por la que votamos el 1 de Octubre, que defendemos y por la que peleamos, con movilizaciones masivas en las calles, millones de trabajadores y jóvenes en Catalunya es una república catalana al servicio de la clase trabajadora, sin recortes ni desahucios, sin privatizaciones ni despidos, una república que nada tiene que ver con las políticas capitalistas que defiende Torra y aplica el actual Govern.

Es necesario continuar la batalla por la república catalana, pero hay que hacerlo con un programa al servicio de los trabajadores y que combata con firmeza a los políticos burgueses y reformistas del Govern que no tienen ninguna alternativa a la catástrofe social que provoca el capitalismo. Solo así podremos conseguir el apoyo del conjunto de la clase trabajadora de dentro y fuera de Catalunya.

La necesidad del socialismo

Incluso encontrándonos en una emergencia sanitaria histórica, el capitalismo sigue funcionando, su norma más básica no cesa: la búsqueda del mayor beneficio en el menor tiempo posible. Los empresarios no solo no están poniendo ni un céntimo de todas sus ganancias multimillonarias, amasadas a costa del sufrimiento y la explotación de los trabajadores, sino que están haciendo negocio: clínicas privadas y farmacéuticas, empresas importadoras de material proveniente de China, etc.

La fabricación de respiradores en la planta de SEAT en Martorell o la preparación de gel desinfectante en la de COTY en Granollers, más allá de que se trata de un lavado de cara, es un claro intento de estos empresarios de continuar sus negocios, y demuestra la habilidad de la clase trabajadora y también la necesidad de poner al servicio de las necesidades sociales el conjunto de la capacidad productiva del país.

La desindustrialización del sector textil en Manresa, Sabadell y Terrassa ha arruinado a miles de trabajadores, que ahora podrían estar confeccionando las tan necesarias batas y mascarillas. ¡Es necesario poner la fuente de la riqueza que generamos los trabajadores bajo nuestro control democrático, nacionalizando la banca y las principales empresas!

Frente al egoísmo y las criminales políticas capitalistas en esta crisis sanitaria, se ha levantado una enorme ola de solidaridad del conjunto de la población: miles de personas están haciendo mascarillas en casa para ser distribuidas, ayudando a hacer la compra a sus vecinos vulnerables, participando en un sinfín de iniciativas encomiables.

¡Es necesario poner toda la capacidad creadora de la clase obrera al servicio de la humanidad! Ahora más que nunca: ¡socialismo o barbarie!

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