¡Por la autodeterminación, por una Catalunya socialista!
Tras inhabilitar por un periodo de dos años al ex presidente de la Generalitat, Artur Mas, y a las ex conselleras Ortega y Rigau, la derecha españolista del PP continúa su escalada represiva contra los dirigentes que promovieron la consulta no vinculante del 9 de noviembre de 2014. El pasado 22 de marzo, Francesc Homs, portavoz del PDCat (antigua Convergencia) en el Congreso de los Diputados, era condenado a un año y un mes de inhabilitación y 30.000 euros de multa. Estas inhabilitaciones van acompañadas de la querella penal contra la presidente del Parlament de Catalunya, Carme Forcadell (ERC), y amenazas contra otros dirigentes si la propuesta de realizar un nuevo referéndum sobre la independencia de Catalunya este año siguiese adelante.
El nacionalismo españolista del PP, Ciudadanos y la gestora golpista del PSOE
Que el gobierno de los corruptos pueda utilizar la policía, las leyes y los tribunales para perseguir a dirigentes políticos por poner unas urnas y organizar una consulta, dice mucho acerca de las credenciales democráticas del PP y el carácter del aparato del Estado español, heredado directamente del franquismo. Los que reprimen el derecho de Catalunya a decidir su futuro son los mismos que niegan la reparación a las víctimas del franquismo, los que siguen sin condenar los crímenes de la dictadura, llegando incluso (como ocurría recientemente en Alicante) a exigir la recuperación de los rótulos fascistas en plazas y calles.
Pero en esta escalada represiva contra el derecho del pueblo catalán a decidir su futuro el PP no está solo. Como en otros ataques y medidas antisociales que la burguesía española prepara, cuenta con compinches. Para empezar ese PP 2.0 que es Ciudadanos. Para continuar, la dirección golpista del PSOE encabezada por Susana Díaz, que apoya sin fisuras la negación de los derechos democráticos de Catalunya y estimula en sus discursos los prejuicios más rancios del nacionalismo españolista.
Los dirigentes de la CUP se subordinan a Convergencia
Los dirigentes de Junts pel Sí y del PDCat insisten en que, pese a las amenazas, el referéndum será convocado. La política de la burguesía catalana y sus representantes políticos es seguir jugando con el sentimiento nacional y el deseo de cambio de la población de Catalunya mientras, en la práctica, buscan un acuerdo con la burguesía española, llevan a cabo las mismas políticas que ésta (recortes, privatizaciones, etc.), e incluso aplican contra los trabajadores y la juventud las leyes de ese mismo Estado al que prometen desobedecer.
Junto a medidas como reprimir las manifestaciones o ejecutar los desahucios, hemos visto actuaciones como la detención de varios activistas de la CUP tras quemar fotos del rey de España por los Mossos d’Esquadra, siguiendo órdenes del conseller de Interior. Esto muestra la voluntad que tienen los convergentes de enfrentarse a sus colegas del PP en este y otros asuntos. ¡Ninguna! Tanto el conseller de Interior, Jordi Jané, como la portavoz del gobierno, Neus Munté, justificaban la detención diciendo que su obligación era “cumplir y hacer cumplir las leyes del Estado”. ¿Qué Estado? ¿El mismo contra el que prometen desarrollar una supuesta campaña de desobediencia en pocos meses?
La hipocresía es la norma para la burguesía catalana, tal como se ha podido comprobar también con la polémica respecto a la partida presupuestaria para organizar el referéndum. La inclusión de dicha partida ha sido la justificación planteada por la CUP para seguir apoyando al Govern y votar sus presupuestos. Pero la partida ha sido incluida de tal modo que permitiría al PDCat utilizarla para otro tipo de elecciones que no fuese el referéndum. En cualquier caso, es bochornoso que los dirigentes de la CUP se basen en una cuestión semejante para apoyar unos presupuestos que mantienen las políticas antisociales y privatizadoras que caracterizaron a los anteriores gobiernos de Convergencia.
Para Convergencia y la burguesía catalana, palabras como soberanía, independencia, etc.; son mera demagogia con la que desviar la atención de sus políticas reaccionarias y pro-capitalistas, y sacudirse la responsabilidad de las innumerables tramas de corrupción en las que, como sus colegas del PP, están envueltos. El secreto a voces del cobro del 3% de comisión a distintas empresas por contratos públicos gestionados por Convergencia ha sido desvelado ampliamente, e implica directamente a Mas y Puigdemont. Lo mismo que el saqueo de los recursos del Palau de la Música por parte de su presidente Félix Mollet. Las ramificaciones afectan las finanzas de Convergencia. Es curioso que Artur Mas en el Parlament, durante la comisión de investigación de hace unos días, argumentase sobre este asunto igual que hizo Rajoy con el caso Bárcenas: “yo no controlaba la tesorería de Convergencia”. Sí, él sólo pasaba por ahí, como Rajoy.
Construir la Esquerra Revolucionària
Los dirigentes convergentes siguen liderando políticamente el llamado “Procés” como un medio para frenar la movilización en la calle contra sus políticas antiobreras, atando a su carro a ERC y la CUP. El crecimiento de la CUP en las elecciones de 2015 expresó el deseo de millares de jóvenes y trabajadores de luchar contra todo lo que representan el PP y Ciudadanos, pero también Convergencia. Por eso es realmente increíble que dirigentes que se declaran independentistas y anticapitalistas sean quienes sostienen a la derecha catalanista en el gobierno. La CUP debe romper de una vez por todas con esta subordinación, con esta colaboración de clases, y luchar de manera consecuente por el derecho a decidir y un programa verdaderamente anticapitalista que responda a las aspiraciones de los jóvenes y los trabajadores.
No se puede desvincular la lucha por el derecho de autodeterminación del combate por el socialismo. Lo mismo que sirve para la CUP vale para Ada Colau y los dirigentes de En Comú Podem. Estos han planteado ir más allá de coaliciones como la que les llevó a ganar los gobiernos de Barcelona y otras ciudades, y crear una organización unificada en toda Catalunya. Mucho nos tememos que más que un partido de la izquierda que lucha para aplicar en los ayuntamientos donde hoy ya gobiernan un programa que rechace los recortes, desahucios y privatizaciones (cosa que no están haciendo), para muchos de sus impulsores se trate de constituir una organización muy cercana al modelo socialdemócrata con un fuerte aparato burocrático.
La izquierda que no se doblega tiene en Catalunya un fuerte desafío ante sí. No vale con gestos, no vale con palabras que se muestran impotentes para transformar nuestras condiciones de vida, de estudio y de trabajo. Ya se han producido muchas renuncias y se han frustrado muchas esperanzas. Es momento de dar un giro de 180 grados.
Los jóvenes y trabajadores de Catalunya han demostrado a lo largo de los últimos años su voluntad de luchar para cambiar las cosas. Las movilizaciones de masas de las Diadas de 2012 y 2013, las grandes huelgas y movilizaciones impulsadas por el Sindicat d’Estudiants, manifestaciones recientes como la del 18F en apoyo a los refugiados, o la histórica movilización de 200.000 personas el pasado 8 de marzo…todas ellas reflejan una firme decisión de retomar la lucha en las calles y hacer frente a nuestros adversarios de clase. La tarea es traducir toda esta capacidad de lucha en organización política revolucionaria. No queremos gestionar las migajas del capitalismo. Queremos una sociedad socialista sin ningún tipo de opresión, ni nacional, ni de clase, ni de género ni de raza.
¡Únete a Esquerra Revolucionària!