Una enorme marea de gente recorrió el 14 de enero las calles de Bilbao, convocados por Sare, en una manifestación masiva contra la dispersión de los presos y la vulneración de los derechos humanos más básicos que sufren constantemente ellos y sus familiares en las cárceles del Estado español y el Estado francés. Haciendo frente a la lluvia y el frío, acudieron a la cita 78.000 personas según los organizadores, compuesto en su gran mayoría tanto por jóvenes como trabajadores de todas las edades. Así culminaban los tres meses de manifestaciones, concentraciones, actos e iniciativas locales a favor de los derechos de los presos vascos bajo la consigna #yodenuncio.

La manifestación salió con diez furgonetas a la cabeza que realizan los viajes de visita cada fin de semana. Atrás iba una hilera grande de familiares de presos que avanzaba entre aplausos de la multitud que esperaba en las aceras incorporarse a la manifestación y después la pancarta de cabecera con el lema "por los derechos humanos, la solución y la paz, los presos vascos a Euskal Herria". Hubo un despliegue muy importante de voluntarios para la organización de la movilización y con bolsas para recaudar dinero para la causa, donde la gente vaciaba las carteras. Durante el recorrido una de las consignas que más se gritó fue "presoak kalera, amnistia osoa" (presos a la calle, amnistía completa), demostrando el carácter de clase y la combatividad de los asistentes.

Hoy en día hay 351 presos, de los cuales 348 están dispersados, la gran mayoría de ellos en las cárceles del Estado español y el Estado francés, a una distancia de entre 400 km y 1100 km. El 95,5% de ellos en régimen de primer grado, el más restrictivo. Hay 4 menores de edad dispersados junto a sus madres y 14 presos gravemente enfermos, de los cuales sólo 3 están en prisiones atenuadas. La dispersión de los presos supone un castigo permanente e injusto no sólo para los presos, sino también para las familias; 16 personas han fallecido hasta ahora en las carreteras durante los interminables viajes de visita y sólo en el 2016 ha habido cuatro accidentes. Además del riesgo de los desplazamientos, la dispersión también supone un gasto económico muy fuerte; El gasto medio de cada familia para poder garantizar la comunicación con el familiar preso es de alrededor ¡de 20.000 euros al año!

Aunque ya han pasado 6 años desde que ETA dejó las armas, el PP, la dirección del PSOE y el PNV lejos de poner fin a esta política criminal, están continuando las mismas políticas de represión. Su objetivo es criminalizar la movilización y lanzar un mensaje de amenaza para el resto del movimiento de la clase trabajadora y la juventud. También pretenden desesperadamente ocultar sus políticas de recortes, a favor de banqueros y grandes empresarios mientras refuerzan medidas represivas como la Ley Mordaza. Aquí e internacionalmente, la burguesía utiliza la lucha contra el terrorismo como cortina de humo para desviar la atención hacia el “ enemigo a aniquilar", aprovechando así para fortalecer el aparato policial y represivo. Utilizan todos sus medios de comunicación para ocultar que el verdadero culpable del conflicto y de los actos terroristas son las barbaries y la opresión que ellos imponen para garantizar sus beneficios y sus privilegios, y fomentar la división entre la clase obrera. La burguesía es la más interesada en que nunca desparezcan los actos de terrorismo, pues fortalecen a la derecha y debilitan el movimiento de la clase trabajadora y la juventud.

La lucha revolucionaria debe basarse en la movilización masiva y la unidad de todos los oprimidos

La represión es la respuesta del aparato del Estado contra los jóvenes y trabajadores que luchamos contra la opresión que provoca el sistema capitalista, incluida la opresión nacional. Es un intento de parar esta lucha, de amedrentarnos y dispersarnos, pero como históricamente se ha comprobado, la represión se vuelve en su contra en épocas de auge de la movilización. Por eso, la mejor contestación a la represión es aumentar la movilización y la organización revolucionaria de los jóvenes y trabajadores sobre la base de la respuesta masiva y en unidad con nuestros hermanos de clase de Euskal Herria y del resto del mundo, por encima de las fronteras nacionales. La lucha por la liberación nacional y social de Euskal Herria, es decir, la lucha por el socialismo, tiene que ir totalmente unida a la lucha por los derechos de los presos y la lucha por la amnistía.

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