Reproducimos aquí un artículo de El Correo (20/06/2010 ) en el que nos ofrece unos datos acerca de las consecuencias que ha provocado la crisis económica en nuestra ciudad. Los datos hablan por sí solos.

Reproducimos aquí un artículo de El Correo (20/06/2010 ) en el que nos ofrece unos datos acerca de las consecuencias que ha provocado la crisis económica en nuestra ciudad. Los datos hablan por sí solos.

Cuando sale el sol se llenan las terrazas de la Virgen Blanca y a veces hace falta reservar para cenar en el restaurante de moda. A las 7 de la tarde la gente pasea por el centro y va de tiendas. Esto es Vitoria, lo que se ve. Pero la realidad, para muchos es otra. Porque Vitoria en 3 años ha cambiado.

Desde el estallido de la crisis allá por el 2007, la cantidad de desempleados vitorianos se ha multiplicado por dos. En el mes de Mayo de 2007 había 8.087 personas registradas en el Inem; en el mes pasado, la cifra se había disparado a 15.737. Ningún sector se libra de la quema. En la industria se ha pasado de 1.500 a 2.700; en los servicios de 5.520 a 10.050; en la agricultura de 83 a 216. Pero la mayor debacle se ha vivido como no en la construcción, donde el paro se ha multiplicado por cuatro al pasar de 562 personas a 2.000.

En todos estos datos es de significar que detrás de ellos se esconde un drama, el de la existencia de familias. Más de la mitad de los parados que hoy hay en Vitoria tiene entre 25 y 45 años. Cantidad preocupante para una ciudad de 240.000 habitantes, y de la que se presuponía hace bien poco que era una de las zonas de Euskadi y del resto del Estado español que mejores índices tenía en calidad de vida como el propio paro, existencia de una red de equipamientos culturales y deportivos de calidad, amplias coberturas sociales para los más desfavorecidos...

ARCAS PÚBLICAS VACÍAS

Pues bien, resaltando esto último las coberturas sociales peligran porque el propio gasto social se dispara y los ingresos vía impuestos caen en picado y las arcas públicas se vacían. Y esta ciudad es un ejemplo. Durante el 2009, 6.075 familias recibieron ayudas de emergencia social y eso supone casi un 50% más con respecto al año anterior. Se trata de subvenciones puntuales destinadas a hacer frente al alquiler de la vivienda.

Y aún es más sangrante el aumento de los hogares que se mantienen a flote gracias a la renta básica, destinada sólo a quienes no disponen de ingresos para hacer frente a sus necesidades básicas. Son 6.100 familias un 83% más que hace tres años. Las ayudas sociales en el primer cuatrimestre del año se han vuelto a disparar en Vitoria con respecto a los datos ya catastróficos de 2009. La Administración se ha gastado 11,1 millones de euros en la Renta de Garantía de Ingresos entre Enero y Abril, casi la mitad de lo que tuvo que desembolsar a lo largo de todo el pasado ejercicio (25 millones).

En Abril de 2009 Cáritas ya reconocía estar desbordada porque las solicitudes de ayudas se habían triplicado. Y encima la tendencia este año va por el mismo camino. La fatalidad se ceba sobre todo con los más débiles. Mujeres con hijos a su cargo, jubilados con pensiones míseras e inmigrantes. Estos últimos ya no ven en Occidente la tierra prometida.

ESPEJISMO DE LADRILLO

Los malos tiempos no sólo lastran el presente, también hacen mirar al futuro con miedo. Quizás es por eso que incluso ha caído el número de matrimonios. O puede que la razón por la que ocurre esto es la imposiblidad de hacer frente a ceremonias ostentosas de antaño; sea cual sea la razón el número de enlaces  en Vitoria ha caído casi un 20% desde 2007. De manera paralela ha quedado afectada otra de las instituciones más pujantes de nuestro universo: el piso en propiedad.

Ya es conocido que la crisis no sólo afecta a quienes directamente se ven sin posibilidades económicas para comprar, sino también a quienes, manteniendo cierta solvencia, no encuentran banco que les quiera dar hipoteca.

Así la lista de solicitantes de VPO en Vitoria ha bajado en una década de 15.000 a 3.000 personas. Es cierto que durante los últimos 10 años se han repartido miles de viviendas y que buena parte de la demanda ha sido satisfecha. Pero también es cierto que se han disparado las renuncias. Hasta hace poco, que a uno le tocase una VPO era celebrado como si fuese una lotería. Ahora, son muchos los casos de adjudicatarios que tras años esperando deben rechazarlo porque no le dan un crédito o se han quedado sin trabajo.

Por otro lado, la crisis también ha pasado factura a la seguridad ciudadana. Los hurtos y los robos han aumentado en 2009 en Vitoria un 23%.

Se podría hablar de más realidades sangrantes como el cierre de comercios, de que los recursos económicos para el comedor social de Desamparados han aumentado un 200% este año, después de haberse duplicado el anterior; de las denuncias sindicales sobre condiciones de trabajo propias de hace un siglo, donde la amenaza del paro los obreros deben soportar la ausencia de vacaciones, pagas extras y abusos aún peores. Y todo esto pasa aunque las terrazas de la Virgen Blanca estén llenas cuando sale el sol.

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