Las elecciones en Euskal Herria se han caracterizado por el espectacular crecimiento de Bildu, coalición formada por EA, Alternatiba e independientes, por medio de la cual se ha permitido a la izquierda abertzale presentarse tras la prohibición del Tribunal Supremo y posterior rectificación del Tribunal Constitucional.

Bildu irrumpe en las elecciones municipales y a Juntas Generales en la Comunidad Autónoma Vasca (CAV) y al Parlamento Foral de Navarra con fuerza, convirtiéndose en la formación con el mayor número de concejales, 1.137, y la segunda en número de votos, 313.151, un 25,45% del total en la CAV y un 11,63% en Navarra, alcanzando así el techo electoral logrado por Euskal Herritarrok en las elecciones de 1999, en una situación semejante de tregua tras el Pacto de Lizarra.
Los mejores resultados de Bildu se han obtenido en Guipúzcoa con 22 junteros de los 51 a las Juntas Generales y el 34,6% de los votos en las municipales, dejando al PNV por detrás con un 21,03%, al PSE en un 17,85% y al PP con el 9,65 %. Bildu obtiene en los municipios guipuzcoanos 43 mayorías absolutas y otras 13 relativas, es decir, si se respetase la lista más votada lograría casi la mitad de las alcaldías. En lo que se refiere al ayuntamiento de Donostia es la fuerza más votada con el 24,29% y 8 concejales, desbancando a la candidatura de Odón Elorza del PSE, 22,63%, que se queda con 7. PP y PNV sacan 6 cada uno. Ni Aralar ni Ezker Batua obtienen representación.

Castigo al PSE

En cuanto a Bizkaia el PNV se mantiene como primera fuerza, obteniendo el 37,37% de los votos y 524 concejales, 112 menos que en el 2007. Bildu irrumpe como segunda fuerza, con el 21,31%, por delante del PSE con el 15,48% y del PP con el 12,71%, mientras que Aralar y Ezker Batua pasan a no tener representación en la diputación.
El PSE sufre un fuerte descalabro en la provincia al perder 32.558 votos y 45 ediles. Este retroceso se puede apreciar incluso en la Margen Izquierda, uno de sus graneros tradicionales: aunque logra mantener Barakaldo, pero perdiendo 6.128 votos y nada menos que 12 puntos porcentuales respecto a hace cuatro años, y Portugalete, mientras pierde Basauri o Sestao. Pasa a ser la cuarta fuerza en el ayuntamiento de Bilbao (donde pierde 12.000 votos) tras el PNV, PP y Bildu.
En Álava el PP pierde 700 votos respecto a las elecciones de 2007, aún así se convierte en la fuerza más votada (25,34%), como consecuencia del batacazo electoral del PSE que pierde 14.000 votos y cae del 26,37% obtenido en el 2007 a un 16,22% en estas elecciones, quedando como cuarta fuerza por detrás de Bildu. Además, pierde la alcaldía de Vitoria-Gasteiz. El PNV pasa a ser la segunda fuerza en la provincia con un 22,46% pero también pierde votos con respecto al 2007; mientras que Ezker Batua mantiene dos junteros aunque con 4.000 votos menos que en 2007, cuando concurría junto a Aralar.
Los datos revelan que el PSE no ha bajado sólo como resultado de la ola general en el resto del Estado, ni como consecuencia de un aumento de los votos del PP o el PNV, que al igual que el PSE tenían una representación sobredimensionada como consecuencia del apartheid político que impedía a la izquierda abertzale expresarse electoralmente, sino que ha sido la política de alianzas con el PP en el gobierno vasco, cediendo a la derecha y yendo a rebufo de sus dictados en el terreno de los derechos democráticos y sociales lo que le ha hecho pagar un fuerte precio electoral.
Eguiguren, presidente del PSE, lo ha expresado muy claramente: la gente apoyó el PSE en las pasadas elecciones porque se separó del PP y se arriesgó en la búsqueda de una solución política a la cuestión nacional vasca mientras en esta ocasión ha ido a los dictados del Partido Popular. El llamamiento de Patxi López al PNV y al PP con el objetivo de impedir a Bildu gobernar en instituciones forales y locales ha sido un error y demuestra lo alejados que están del sentir de los trabajadores y la juventud.

¿Qué expresa el voto a Bildu?

Los impresionantes resultados de Bildu son la expresión, por un lado, del enorme descontento social hacia las direcciones de los partidos tradicionales, que han llevado a cabo todo tipo de ataques a los trabajadores, así como una muestra del rechazo a los pactos alcanzados por parte de las direcciones sindicales de UGT y CCOO, también al recorte salvaje de derechos democráticos como la ley de Partidos, que ha mantenido ilegalizada a la izquierda abertzale, y a toda la podredumbre del aparato estatal y judicial. Por otro lado, estos resultados también reflejan el apoyo al proceso para poner fin a ETA y volcar las fuerzas en la lucha de masas, como lo ha demostrado también el gran seguimiento de las tres huelgas generales convocadas en Euskal Herria por la mayoría sindical vasca y la explosión de descontento en todo el Estado durante la campaña electoral.
Este apoyo podía haber sido, incluso, mayor del obtenido puesto que un sector de la juventud es crítico con Eusko Alkartasuna. Por ejemplo, la política desarrollada por Eusko Alkartasuna en el Departamento de Educación durante años, mientras gobernó con el PNV, ha servido para privatizar la educación mucho más que en ninguna otra comunidad.
Bildu ha propuesto en Navarra unir los votos de la izquierda para desalojar a la derecha navarrista de UPN del gobierno autonómico. Esta postura es absolutamente correcta y contará con el entusiasmo de la mayoría de los trabajadores y jóvenes navarros. Esta misma conclusión debe trasladarse a todos los terrenos. Ningún pacto con el PNV que por su carácter sólo puede llevar a cabo una política de derechas, como hizo en el pasado. Sólo hay que ver lo que ha supuesto para Catalunya la victoria de CIU y la prisa que se han dado en lanzarse a una pila de recortes sociales y a reprimir la acampada de Plaça Catalunya. El PNV ha demostrado en Madrid su apoyo a todas las medidas de ataques a los trabajadores: reforma laboral, reforma de las pensiones, recortes sociales… El apoyo de Bildu al PNV significaría un cheque en blanco para que la derecha vasca siga desarrollando medidas antiobreras.
La izquierda abertzale tiene derecho a ser legalizada. Desde El Militante luchamos por la inmediata derogación de la Ley de Partidos y el fin de todas las medidas de excepción o la dispersión de los presos políticos vascos, así como la persecución de las prácticas de torturas en comisarías y cuartelillos. Los derechos democráticos de Euskal Herria y la lucha por unas condiciones de vida dignas para la clase obrera son parte de la lucha unida de la clase trabajadora por transformar la sociedad.

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