“Edmundo González, un héroe a quien España no va a abandonar”. Estas eran las palabras de Pedro Sánchez en el Comité Federal del PSOE el 7 de septiembre mientras los ministros que le acompañaban y decenas de altos cargos del partido rompían en aplausos suscribiendo las palabras de su líder.

Pero Edmundo González Urrutia, candidato en las elecciones del pasado 28 de julio de la ultraderecha venezolana y las multinacionales estadounidenses que luchan por recuperar el control de este país petrolero clave para sus intereses en su pugna con China, no es el único reaccionario al que Sánchez ha elevado a la categoría de demócrata ejemplar. Entre los héroes, heroínas y amigos de la política exterior del autodenominado Gobierno más progresista del universo figuran desde Netanyahu a Biden, pasando por Zelenski, Ursula Von der Leyen y Mohamed VI. Podría hacerse una película, Superimperialistas: los héroes de la democracia, aunque no sabríamos si el género es acción o terror.

Pero dejando a un lado los comentarios irónicos, se trata de un asunto muy serio. González Urrutia y su mentora política, María Corina Machado (MCM), pertenecen a la ultraderecha global, muy cercanos ideológica y personalmente a los Milei, Trump o Bolsonaro, así como a Ayuso y Abascal.

Que un Gobierno como el de Sánchez, en el que participan Sumar, el PCE e IU y que cuenta con los apoyos parlamentarios de ERC y EH Bildu, conceda el título de “héroe” y “luchador por las libertades” a este reaccionario de extrema derecha ha dado alas al PP y Vox y está siendo utilizado por el imperialismo estadounidense y la ultraderecha venezolana en el propio país latinoamericano, para presentarse como “representantes de todos los demócratas del mundo, sean de derecha o de izquierda”.  

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González Urrutia y su mentora política, María Corina Machado, pertenecen a la ultraderecha global, muy cercanos ideológica y personalmente a los Milei, Trump o Bolsonaro, así como a Ayuso y Abascal. 

¿Quién está detrás de Edmundo González?

Este nuevo adalid de la democracia capitalista parece haber salido de la nada. Sin embargo, su nombramiento como candidato de la oposición de derecha y ultraderecha venezolana fue una maniobra cocinada por los mismos que apoyaron a Milei en Argentina, organizaron el golpe de Estado en Perú en 2023 y avalan el genocidio sionista contra el pueblo palestino.

Edmundo González es un diplomático de carrera que tiene vínculos políticos, profesionales y personales con sectores de la oligarquía venezolana y el imperialismo estadounidense desde hace tiempo. Aunque, a diferencia de su jefa MCM, no se había distinguido hasta el momento por participar (al menos públicamente) en las numerosas tentativas golpistas organizadas por la oposición venezolana durante los últimos 20 años.  

Esto hacía de él el candidato perfecto por dos motivos. Es una marioneta de Washington y los sectores más golpistas y reaccionarios de la oligarquía. Al mismo tiempo, en un escenario de profundo descontento con el régimen de Maduro, a causa de sus acuerdos con los capitalistas y la liquidación de los avances sociales conquistados bajo los Gobiernos de Hugo Chávez, se presentaba como la supuesta “cara amable de la derecha”: anunciando el fin de las sanciones estadounidenses, hablando cínicamente de “reconciliación nacional” y haciendo todo tipo de brindis al sol: atraer inversiones, mejores condiciones de vida, retorno de los emigrantes...

Solo hay que ver cómo en sus mítines, entrevistas y debates, González es llevado prácticamente de la mano por María Corina. Machado, también presentada por los medios de comunicación de la clase dominante como otra luchadora por la libertad, empezó su carrera política liderando los sectores más fascistas de la oposición venezolana, apoyando el golpe de Estado de abril de 2002 y el paro patronal de 2002-2003 contra Chávez.

La jefa del “héroe” González Urrutia rebasó por la derecha a otros dirigentes golpistas como Leopoldo López o Capriles Radonski, acusándoles de moderados. Tras la derrota electoral opositora de 2014 y en otros momentos clave, Machado encabezó a los sectores más ultras que protagonizaron las guarimbas: ataques fascistas a locales de organizaciones de izquierda, centros de estudio y empresas nacionalizadas por Chávez, que causaron decenas de muertes.

Desde entonces, no ha parado. Ya en 2019 pedía una intervención militar, “el uso de la fuerza internacional en una coalición” porque “[el Gobierno de Maduro] es una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos”. Sabemos a lo que se refiere: un baño de sangre dirigido por la CIA, como en El Salvador, Nicaragua o Chile. Una intervención que devuelva el poder político, con mano de hierro, a la burguesía tradicional venezolana.

Comparten amos y amistades

Otro gran amigo de la causa golpista en Venezuela es el Likud israelí, partido del genocida en jefe Benjamín Netanyahu. En julio de 2020, Vente Venezuela, partido que lidera María Corina y  principal apoyo de la candidatura de Edmundo González, firmaba un acuerdo de acercamiento “político, ideológico y social” con el Likud, aseverando también el compromiso de Machado y los suyos con la ocupación y el apartheid en Palestina. Durante el último año, MCM ha renovado sus votos mostrando su apoyo al genocidio sionista, al igual que ha incluido a Israel en su lista de invitados para intervenir militarmente en Venezuela.

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Para las y los comunistas revolucionarios comprometidos con la lucha contra todo tipo de opresión, los héroes de Pedro Sánchez son nuestros enemigos de clase. 

Pedro Sánchez conoce perfectamente todos estos hechos. Pero, como ocurre con el genocidio del pueblo palestino o la guerra de Ucrania, mientras habla de “defender la democracia” y muestra su “preocupación por la situación en Venezuela” actúa como un fiel servidor de EEUU y la OTAN. Y de los intereses de empresas españolas como Repsol y otras en Venezuela, que —como  afirmó el ministro Albares— “es lo más importante”.

Como Machado, Pedro Sánchez y Felipe VI también se han deshecho en elogios y honores ante Zelenski. Como es sabido, el presidente de Ucrania es otro campeón del orden democrático mundial otanista. Reconocido también por sus vínculos con extensas redes de corrupción y las milicias neonazis como el Batallón Azov.

Sánchez se ha referido a Biden, principal financiador y suministrador de armas a Netanyahu,  como “referente de la defensa de la democracia” y al secretario general de la OTAN Mark Rutte y el ultraconservador canadiense Trudeau como “queridos amigos”. Y cuando alguien como Erdogan, que se ha distinguido por la persecución brutal que ha llevado a cabo contra el pueblo kurdo y las organizaciones de izquierda en Turquía, se ha referido a él como “amigo” no ha hecho lo más mínimo por desmarcarse. ¡Qué decir del verdugo del pueblo saharaui y del propio pueblo marroquí, Mohamed VI! Como pago por hacer el trabajo sucio, reprimiendo a las y los migrantes que intentan llegar a Ceuta o cruzar el estrecho, Pedro Sánchez tampoco ha dudado en incluirlo en su club de amistades.

Al PP no le basta y se lanza a la ofensiva

A pesar de que la Unión Europea, dirigida por la derecha, parece guardar cautela y esperar, conscientes de que el régimen de Maduro cuenta con el apoyo de China y Rusia y que por el momento la presión de EEUU no parece suficiente para doblegarle, el Partido Popular mantiene su dinámica de asedio al Gobierno. Tan pronto como Edmundo González aterrizó en Madrid, los populares forzaron la convocatoria de un pleno en el Congreso para debatir y aprobar el reconocimiento como presidente electo de Venezuela a Edmundo, este hombre de paja de EEUU y la ultraderecha.

Si bien esto parece ser más una medida de agitación y propaganda de cara a su propia base electoral en el Estado español y a la comunidad venezolana migrante, el problema real es que Sánchez no para de dar balones de oxígeno a la reacción. Cediendo a su discurso imperialista y golpista, cayendo en la demagogia de esta supuesta democracia parlamentaria, una auténtica farsa bajo el capitalismo, le pone en bandeja a la derecha todo tipo de maniobras parlamentarias, por más ridículas que sean. El propio PNV, que no se corta un pelo a la hora de mimar los negocios de la burguesía vasca y que ha apoyado al PP en este tema, lo dejaba claro: es un gesto que “no tiene consecuencias jurídicas”.

Lo más grave, sin embargo, es el silencio clamoroso de Yolanda Díaz y su formación, perdiendo el debate por incomparecencia. La formación rosa huye de defender una postura mínimamente independiente del PSOE como si esto les quemara. No es muy diferente la postura que están adoptando IU y Podemos. En palabras, un apoyo folclórico y acrítico a Maduro para darse un barniz antiimperialista. En la práctica, han dado carta blanca a la política exterior de Sánchez cuando han estado dentro del Gobierno.

Para nosotros y nosotras, comunistas revolucionarios comprometidos con la lucha contra todo tipo de opresión, y que hemos dejada muy clara nuestra posición sobre la situación en Venezuela, los héroes de Pedro Sánchez son nuestros enemigos de clase. Sus crímenes no hacen más que reafirmarnos en nuestra tarea de construir una izquierda de combate y revolucionaria. Una izquierda que, lejos de abrir el camino a la derecha y darle balones de oxígeno, le corte el paso contundente y valientemente en los hechos.

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