El acceso a la vivienda en España se dificulta cada vez más para la clase obrera. El Gobierno de PSOE-Sumar se llena la boca diciendo que la vivienda es un derecho universal, asegurando que van a luchar por los más desfavorecidos y reducir el número de personas sin hogar.

Aunque el papel lo aguanta todo, la realidad es bien distinta. La ley de vivienda ha sido un auténtico fraude desde el primer momento. Una ley que blinda los intereses de los caseros y que nos deja abandonados a los trabajadores. Por más que se hable de la prohibición de los desahucios, estos son una constante para las personas más vulnerables que son expulsadas de sus hogares protagonizando escenas lamentables en las que decenas de antidisturbios usan la fuerza y dejan en la calle sin miramientos a personas ancianas y niños, que al parecer representan tal peligro que requieren un despliegue policial de ese tamaño.

Y no nos vale que el Gobierno se excuse en que las comunidades autónomas no quieren aplicar la ley. ¡Qué hipocresía! Ellos han redactado la ley, y han hecho la trampa para dejar en nada cualquier mínima reforma que sea un obstáculo para  los rentistas.

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La ley de vivienda ha sido un auténtico fraude desde el primer momento. Una ley que blinda los intereses de los caseros y que nos deja abandonados a los trabajadores. 

El total desinterés del Gobierno más “progresista” de la historia por dar una solución real al problema de la vivienda nos afecta especialmente a la población migrante. Este sistema que nos explota para luego acusarnos de la causa de que los salarios bajen, ahora fomenta un discurso de odio, promovido por la derecha, que nos acusa de ser los causantes la subida de precios de la vivienda.

Y mientras estos discursos calan en un sector de la población, realmente se aleja la vista de los verdaderos responsables: los bancos,  los fondos buitres y los grandes tenedores que especulan con en el precio de los alquileres. ¡Pero ellos son los grandes interesados en sembrar el odio del racismo, para poder seguir llenándose los bolsillos mientras se usa a la población migrante como cabeza de turco!

De lo que apenas se habla es del calvario al que se nos somete a la población migrante para poder dormir bajo techo. Para empezar, para nosotros conseguir los papeles es una proeza heroica. Este Gobierno, que bien nos quiere para ser carne de cañón en la hostelería, en la obra y en el campo; nos niega los papeles por medio de una carrera de obstáculos contra reloj para prorrogar nuestros permisos sin darnos acceso al NIE. Eso sí, este Gobierno, que dice ser tan  progresista, no nos da tregua y nos hace vivir bajo el acoso constante de los controles policiales racistas y amenazante presencia de los CIE en nuestras ciudades y nuestros barrios.

Y aquí empiezan nuestros problemas para acceder a una vivienda. Si para un nativo o una persona con DNI o NIE se le hace difícil cumplir los requisitos de las inmobiliarias, como los son la demostración de la solvencia económica, reunir la fianza y el primer mes de alquiler, para nosotros es mucho más duro conseguir contratar un alquiler debido a la falta de documentos.

Pero hay otros aspectos que hacen más complejo para los migrantes  poder alquilar una vivienda digna: el racismo y la xenofobia que demuestran las inmobiliarias y muchos caseros cuando se dan cuenta que eres una persona migrante, y aún más cuando eres una persona racializada.

Buscan excusas para no atenderte, te muestran pisos en condiciones invivibles o simplemente asumen que a pesar de tener tu documentación en regla no podrás pagar el valor del piso. Después de pasar por todas estas situaciones incómodas, te enfrentas en muchos casos al cambio de las condiciones establecidas debido al desconocimiento  de las leyes, por ejemplo, a que te hagas cargo de arreglos en la vivienda que no te corresponden, que te pidan desocupar en plazos no establecidos en el contrato e imposibles de cumplir, condiciones a las cuales accedes porque siempre está el miedo latente a que llamen a la policía y te acusen de ocupa.

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Los migrantes sufrimos además, para poder alquilar una vivienda digna, el racismo y la xenofobia de las inmobiliarias y muchos caseros. 

Los grandes tenedores y los fondos buitres apoyados por los medios de comunicación difunden el relato falso de la ocupación de los pisos, las ayudas económicas y alimentarias que son pagadas por los españoles para las poblaciones migrantes, generando un aumento en el odio que utilizan como herramienta para dificultar más el acceso a una vivienda digna para las clases obreras nacional y extranjera, otra muestra de su fascismo y racismo son las empresas privadas que efectúan los desahucios como lo es Desokupa.

Esta banda de delincuentes que trabaja codo a codo con la policía nacional, liderada por Daniel Estebez, no tiene reparo en amenazar a personas migrantes y racializadas, a periodistas, asociaciones que luchan por el derecho a la vivienda…

Otra mentira que se difunde constantemente es que en las zonas o barrios donde hay poblaciones migrantes la delincuencia y el consumo de drogas aumenta generando un deterioro  en el comercio de estos lugares. En todo caso, es el sistema el que nos empuja a los barrios más degradados. Un ejemplo lo tenemos en el barrio de Lavapiés del cual se habla constantemente como un lugar inseguro, por la cantidad de migrantes ubicados en este sector. Un lugar, sin embargo, completamente seguro lleno de actividad. De hecho, si un mal acecha el barrio es el de los pisos turísticos, que se extienden como un virus expulsando a los vecinos que vivimos en él. No, los migrantes no traemos delincuencia y la convivencia en nuestros barrios echa por tierra ese discurso. 

Las clases obreras deben comprender que los relatos racistas y fascistas solo son una forma de dividirnos que no podemos permitir. Las poblaciones migrantes no somos las causante de los problemas de vivienda, salud o educación, estos problemas son fruto de un sistema fallido que necesita del odio para sobrevivir.

Los partidos que representan los grandes capitales como los son el PP y VOX, y también el PSOE, y todos aquellos que criminalizan a las poblaciones migrantes no tienen argumentos reales para sostener los discursos de odio, solo desinformación y mentiras, ya que solo son excusas para seguir empeorando las condiciones sociales de todos nosotros, nativos o extranjeros. Pero estos discursos que nos discriminan, nos criminalizan y nos ponen en el punto de mira ciertamente son muy peligrosos. Como el ataque contra el líder de los manteros Serigne Mbayé por fascistas de Hacer Nación, mientras pedían su expatriación. Fueron contra Serigne, pero en realidad iban contra todos nosotros. Es el odio a todos los migrantes y la expatriación de todos nosotros lo que realmente reivindicaban.

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Con los relatos racistas y fascistas solo pretenden dividirnos. Los migrantes no somos las causante de los problemas de vivienda, salud o educación, estos problemas son fruto de un sistema fallido que necesita del odio para sobrevivir. 

La multiculturalidad siempre va enriquecer a la clase obrera, y la unidad nos fortalece. Cada obrero migrante es uno más para la lucha contra las políticas burguesas que cada vez nos explotan más. Si se debe pedir la expulsión de alguien no es de los migrantes, si no de los fondos buitres que son los grandes beneficiados por la gentrificación y la especulación en el sector de las viviendas.

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