Daniel Esteve, el líder supremo de los fascistas de Desokupa, y todos sus seguidores matones, se van a acordar durante mucho tiempo del día de ayer.

Sus amenazas a Irene Montero ante la presentación de su libro y sus intenciones de acudir junto a “200 amiguitos” para reventar el acto, se han chocado contra un muro. Y ese muro ha sido la respuesta antifascista de centenares de activistas y militantes de la izquierda combativa que desde el momento en que conocimos las declaraciones de este gorila nos hemos organizado para proteger la Taberna Garibaldi, nuestros barrios y espacios de la escoria ultraderechista.

A partir de las seis de la tarde nos empezamos a agrupar en la Calle Ave María de Lavapiés. En pocos minutos, ya éramos 800 personas. Cantando sin parar ¡Aquí están los antifascistas! ¡Desokupa a la basura! ¡Desokupa y Vox la misma mierda son! o ¡No pasarán! demostramos que a los fascistas no les frenaremos apelando al mar menor o en discursos parlamentarios, tampoco apelando a la justicia o al Estado de derecho. Les frenaremos en la calle, en la lucha y confrontándoles físicamente.

Y así pasó. Ni Esteve ni ningún miembro de Desokupa se atrevieron a pasarse por allí. Unas pocas horas antes de la convocatoria, publicó un vídeo en X diciendo que todo se trataba de una campaña de propaganda. Ay, Dani, Dani. Puedes tratar de reírte todo lo que quieras, pero todos sabemos lo que ha pasado aquí: os habéis cagado. Una cosa es desahuciar a familias vulnerables protegidos y amparados por la Policía, o dar palizas a personas migrantes cuando se encuentran indefensos, y otra muy diferente enfrentarte a la determinación y rabia organizada de la izquierda antifascista.

Las compañeras y compañeros del Sindicato de Estudiantes, Izquierda Revolucionaria y Libres y Combativas allí estuvimos, codo a codo con luchadores y luchadoras llegados de todos los barrios de Madrid, con nuestros megáfonos, nuestros carteles y pegatinas. Porque luchar contra el fascismo y sus bandas poniendo el cuerpo cuando hay que ponerlo para evitar que estos nazis avancen, es una obligación de los revolucionarios y comunistas consecuentes.

Ayer, la presentación del libro de Irene Montero se convirtió en una protesta antifascista multitudinaria. Y este ejemplo hay que recordarlo y extenderlo. Que cada vez que haya una amenaza o cualquier agresión fascista, racista o machista, seamos muchos y muchas para responder. Que cada vez que Desokupa nos violente, les recordemos que no les tenemos miedo, que no nos achantan y que no van a pasar.

El fascismo no es una opinión, es un crimen. Un crimen fruto de este sistema capitalista enfermo, que nos condena a la pobreza, a las guerras imperialistas y a la total hecatombe. Por eso, para barrer al fascismo y enviarlo al basurero de la historia, nos tenemos que organizar y luchar por la revolución socialista. Nos jugamos mucho.

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