El pasado 15 de marzo tuvieron lugar las elecciones sindicales en los seis astilleros (Ferrol, Fene, Cartagena, San Fernando, Cádiz y Puerto Real) y las oficinas centrales en Madrid del grupo Navantia. Son las primeras elecciones desde que la SEPI segregó del grupo Izar los astilleros a privatizar.
CCOO repite como sindicato mayoritario (56 de un total de 119 delegados), con UGT como segunda fuerza (30 delegados). En Ferrol, la mayor factoría del grupo, con 2.014 trabajadores, CCOO obtuvo la mayoría absoluta, con una participación superior al 80%. Los resultados fueron los siguientes:

 

DELEGADOS 2007  2002 
 CCOO  13 12 
 CIG  5  6
 UGT  4  5
 USTG  3  2
 TOTAL  25 25 

 



Los resultados para CCOO son buenos, a pesar de las deficiencias. Tanto el proceso de elaboración de la candidatura, de la que nuevamente fue excluido el Sector Crítico, como la propia campaña electoral han dejado mucho que desear: no se han realizado asambleas de afiliados para hacer balance, discutir el programa y elegir a los mejores candidatos; ni siquiera se realizaron asambleas durante el período de campaña para impulsar la candidatura. La escasa ilusión se pudo comprobar en sendas asambleas con la presencia de los secretarios generales de la Confederación y del Metal estatal, José Mª Fidalgo y Felipe López respectivamente, con poco más de cien asistentes en cada una, a pesar de que la sección sindical supera los 800 afiliados.
Pero la deficiencia mayor fue la práctica sindical de los cuatro años previos. El comité de empresa, que para bien o para mal es identificado con CCOO, no ha dejado de perder autoridad, fundamentalmente por su propia tibieza a la hora de responder a las medidas unilaterales de la dirección de la empresa, que van progresivamente en aumento. Esta falta de respeto al comité por parte de la empresa es, en definitiva, una falta de respeto al conjunto de los trabajadores, y la incapacidad del comité para hacerle frente extiende entre la plantilla el sentimiento de que "no tenemos comité", que el comité no es capaz de defenderla. Esto es muy negativo porque fomenta el individualismo, en lugar de la solidaridad y la organización colectiva.

¿Y ahora qué?

Si a pesar de este panorama los resultados fueron buenos, se debió a que CCOO fue vista como la opción menos mala. Sería un error que los dirigentes de la sección sindical interpretasen los resultados como un aval a su gestión, como una señal de que están haciendo bien las cosas. No, las cosas no se están haciendo bien, y la realidad de reconversión permanente del sector naval -con sucesivos planes de "futuro" que cada vez precarizan más las condiciones de trabajo, ya sea vía privatización directa de astilleros (ahora se va tras el de Fene) o vía privatización indirecta a través de la subcontratación masiva- evidencia la necesidad de recuperar el sindicalismo que históricamente caracterizó a CCOO. El contacto permanente con los trabajadores y la participación real de éstos en la toma de decisiones son la única forma de afrontar con éxito los retos que tenemos por delante, empezando por la subcontratación masiva, que no sólo tiene a los compañeros de las auxiliares en condiciones laborales indignas en una empresa pública, sino que incluso está alcanzando niveles de desmadre y afectando a la producción, cada vez más caótica.

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