El fichaje estrella de Rajoy para las próximas elecciones -Manuel Pizarro, ex presidente de Endesa- ya se ha estrenado en la precampaña electoral y ha presentado entusiásticamente su carta de credenciales ante los enfervorecidos simpatizantes del PP. Su discurso no deja lugar a dudas y es toda una declaración de intenciones.
Este señor tiene como principal aspiración situar a su "querida nación española en el lugar que se merece", y hacer continuas referencias a la nefasta política con respecto a ETA llevada a cabo por el gobierno de Zapatero.
Este reconocido capitalista es un digno representante de la burguesía de este país: un reaccionario incorregible y un demagogo de la peor especie. En su discurso hace continuas referencias al esfuerzo, al rigor, a la austeridad y a la necesidad de defender a los más desfavorecidos. Las palabras no cuestan dinero y además, y más en este caso, son contradichas  por los hechos.
Este señor tan íntegro, no se caracteriza precisamente por su austeridad. En 2004, la retribución de Pizarro por todos los conceptos ascendió a 1,77 millones de euros. En 2005, nos imaginamos que como no llegaba a fin de mes (al igual que su compañera Esperanza Aguirre) se subió el sueldo un 44,1%, hasta los 2,56 millones de euros. Pero como la vida se está poniendo muy difícil con la subida de precios, en 2006 volvió a subirse el "salario" otro 42,6%. En total, en ese año las retribuciones de Pizarro ascendieron a 3,65 millones de euros. ¿Cuántos sueldos de trabajadores hay que juntar para que salga esta cifra?
Nadie puede dudar cuáles y de quién serán los intereses que defenderá en el congreso de los diputados este señor.

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