El pasado martes 12 de febrero el compañero Juan Carrasco, camarero de la cafetería del Hospital civil y representante de la sección sindical de CCOO en Serunión, fue despedido injustamente poco antes de entrar a trabajar. La comunicación del despido se hizo por sorpresa y sin dar explicaciones. En la perversa carta de despido aparece como causa "la disminución continuada y voluntaria en su rendimiento normal de trabajo", motivo que la Empresa sabe que es falso al reconocer que el despido es improcedente.

El pasado martes 12 de febrero el compañero Juan Carrasco, camarero de la cafetería del Hospital civil y representante de la sección sindical de CCOO en Serunión, fue despedido injustamente poco antes de entrar a trabajar. La comunicación del despido se hizo por sorpresa y sin dar explicaciones. En la perversa carta de despido aparece como causa "la disminución continuada y voluntaria en su rendimiento normal de trabajo", motivo que la Empresa sabe que es falso al reconocer que el despido es improcedente.

Este hecho gravísimo se da después de una campaña de acoso moral contra el compañero que fue sancionado con 16 días de suspensión de empleo y sueldo el pasado año. El motivo: poner una nota informativa a todos los trabajadores. Dicha sanción fue cumplida en su momento por el trabajador y recurrida ante los tribunales, estando a día de hoy pendiente de juicio, ya que según los servicios jurídicos de CCOO en dicha hoja informativa no hay ningún motivo de sanción. La empresa ni siquiera ha respetado el derecho fundamental del compañero a defenderse de una sanción injusta: lo ha despedido antes del juicio porque la empresa no quiere que se sepa la verdad.
Ahora nos tenemos que creer, después de que Juan lleva diez años en la empresa, que rinde poco en el trabajo. Evidentemente, se trata de un caso claro de acoso sindical al que hay que responder de manera contundente. Juan es representante sindical, con lo cual en un juicio lo lógico sería ganar el despido nulo y el compañero podría volver a la cafetería.
Por eso mismo, las miras de la empresa van más allá. La verdadera causa de este despido no es coartar los derechos laborales del compañero Juan Carrasco, sino atacar los derechos laborales de todos y cada uno de los trabajadores de Serunión. Estamos ante un despido totalmente arbitrario e injusto, un despido que será la antesala de más injusticias que le pueden tocar a cualquier trabajador.
La empresa pretende eliminar obstáculos para lanzarse sobre los derechos de toda la plantilla y sembrar el miedo entre todos los trabajadores. A partir de ahora, cualquier trabajador que piense organizarse sindicalmente en la empresa tendrá que plantearse previamente: "si el representante sindical de CCOO es despedido sin más explicación, ¿qué no me puede pasar mí o a otros trabajadores?". La empresa quiere que todos aprendan la lección. No es una afirmación gratuita, pues en la cafetería del Hospital Civil es donde se da, si no el índice más alto de bajas laborales, sí de los primeros de todos los centros que explota Serunión en Málaga. Trabajar en estas condiciones y no hacer nada es el mejor campo abonado para que se impongan los tres objetivos principales de la empresa, trabajar, trabajar y no protestar, porque las empresas sólo conocen el "amor al dinero", a sus beneficios, que son producto de los sacrificios que los trabajadores tenemos que hacer para poder sacar a nuestras familias adelante.

Luchando por la readmisión

El día 5 de marzo se mantuvo una reunión con los representantes de la empresa, solicitada por el propio trabajador y el sindicato para que el compañero fuese escuchado ante semejante conculcación de derechos. La posición de la empresa fue de intransigencia frente a la readmisión, llegando a plantear que en caso de encontrarse con un despido nulo recurrirían la sentencia y pondrían todos los obstáculos para impedir la readmisión, por lo que sería mejor llegar a un acuerdo económico terminando así toda relación laboral con la empresa. El compañero respondió que no había sido escuchado por la empresa (cuando en la propia web de Serunión dice que su filosofía es "desarrollar y mantener la cohesión y el diálogo social en el seno del grupo y escuchar permanentemente a los empleados y sus representantes"), por lo que queda demostrado que en este caso no cumplen con lo que predican. En referencia a llegar a algún tipo de acuerdo económico el trabajador manifestó con toda claridad que hablar de dinero para que renunciara a su puesto de trabajo y a la acción sindical en la empresa era un insulto, y que además Serunión no tiene dinero para comprarlo. Además se barajó la posibilidad de readmitirlo pero en otro centro de trabajo, y también en esto el compañero fue tajante. Él no ha hecho nada malo, se limitó a defender sus derechos y el de sus compañeros, por lo que tal propuesta era completamente inaceptable y, además, recordó a los representantes de la empresa que Serunión es una concesión administrativa y que los organismos públicos para los que trabaja tienen que velar por que se cumpla la normativa laboral vigente dentro de la empresa, so pena de perder incluso dicha concesión.
Por eso la respuesta sindical ante esta agresión tiene que ser proporcional: ¡¡Hay que doblarle el brazo a la empresa!! UGT y CCOO tienen que ir unidas firmemente contra la empresa.
La dirección de Serunión se equivoca si piensa que va a doblegar a los trabajadores, no es admisible que una multinacional que gana miles de millones de euros todos los años por concesiones en edificios públicos, no respete los derechos fundamentales de las personas reconocidos en las leyes del Estado. Con la unidad de todos los trabajadores de Serunión, de todos los sindicatos y de toda la clase obrera de Málaga tenemos que luchar  por la readmisión inmediata del compañero Juan Carrasco sin condiciones y parar todos estos ataques que van dirigidos a no respetar los derechos laborales de los trabajadores de Serunión.

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