El lunes 27 cuatro trabajadores murieron en su puesto de trabajo, en la obra del nuevo estadio del Valencia. Cuatro compañeros más. Nelson, Luis, Enrique y José. En esta Comunidad ya son 23 los muertos en accidentes de trabajo en lo que va de año. 23 compañeros. 14 de la construcción. Y, también ayer, tres trabajadores perdieron la vida en otros puntos del Estado español.  

El lunes 27 cuatro trabajadores murieron en su puesto de trabajo, en la obra del nuevo estadio del Valencia. Cuatro compañeros más. Nelson, Luis, Enrique y José. En esta Comunidad ya son 23 los muertos en accidentes de trabajo en lo que va de año. 23 compañeros. 14 de la construcción. Y, también ayer, tres trabajadores perdieron la vida en otros puntos del Estado español.  

Ellos son las víctimas mortales. Pero también son víctimas sus familiares y amigos, a los que queremos transmitir nuestro pésame y nuestro aliento. Y todos los trabajadores, toda la clase obrera, somos también las víctimas, de esta sangría continua de falsos accidentes.

Dirán que si falló un tornillo, o cualquier otra causa de fatalidad y mala suerte. Que no se podía haber evitado. Pero todos sabemos la verdad. En el Estado español mueren dos trabajadores de media en accidente laboral todos los días, más de 700 trabajadores. No es ninguna casualidad que los cuatro compañeros muertos estuvieran subcontratados. Hay responsables de estas muertes: los pistoleros y las grandes empresas, que buscando beneficios cada vez mayores ponen en riesgo la vida de los trabajadores; en este caso, la unión temporal de empresas Bertolín-FCC y las subcontratas.

El salario a destajo, las jornadas interminables, el cansancio, la falta de suficiente preparación, la falta de medidas de seguridad suficientes, la acumulación de pistoleros que desorganiza el trabajo... todo eso, ¿es mala suerte? ¡No!, es explotación. Nos usan, nos meten prisa, nos pagan poco para que trabajemos a destajo, nos exprimen, somos parte más de la maquinaria, que si se rompe se arregla y si no se sustituye. ¿Por qué no permitieron entrar a los sindicatos a revisar las medidas de seguridad? ¿Qué tenían que esconder? ¿Por qué la directiva del Valencia ahora dice que no ha metido prisas a las constructoras, cuando un consejero se vaponeó con que las obras acabarían uno o dos meses antes de lo previsto?  ¿Por qué todos los días había denuncias de los vecinos, de que se trabajaba entre las 22 y las 7 horas, y nadie hizo nada?

El mismo día del accidente el Ayuntamiento permitía a los directivos valencianistas la construcción de un hotel en el suelo público cedido. ¡Un pelotazo de 100 millones de euros! Beneficios para unos pocos, explotación para la mayoría... La alcaldesa, Rita Barberá, después de dar el pésame, recalca la importancia de esta obra para la ciudad... ¡Para los directivos, estos fallecimientos son un contratiempo, cuanto antes se reanude la obra mejor!

La promotora, la empresa principal, y demás contratas y subcontratas son responsables legales de garantizar eficazmente la seguridad de sus trabajadores,  previniendo cualquier accidente laboral por rotura o caída de un andamio en altura; debe comprobarse que el material está en perfectas condiciones antes de usarse. Si el fiscal y la Inspección de Trabajo concluyen que se cumplía la normativa de seguridad, y que se trata de un caso de ‘fallo técnico' o ‘fortuito', o de imprudencia de los trabajadores que montaron el andamio..., será un escandaloso suma y sigue de la complicidad del Estado con esta explotación inhumana y asesina.

Somos obreros, y tenemos derechos porque los hemos peleado, y antes de nosotros nuestros padres y abuelos. Exigimos no jugarnos la vida, exigimos jornadas de ocho horas, salarios dignos para no tener que trabajar a destajo, medidas de seguridad, fuera los pistoleros de los tajos.

Nos unimos a la huelga de cinco minutos convocada, a las 12, por UGT y CCOO en todos los sectores de la economía valenciana. Animamos a secundarla y a hacer concentraciones-asambleas en la puerta de cada centro de trabajo y de estudios. Esta convocatoria es un pequeño paso adelante, pero no es suficiente. Es responsabilidad de los dirigentes sindicales organizar ya una movilización general, en todos los sectores, y en todo el Estado, para frenar esta sangría que, de forma casi silenciosa, se lleva la vida de cientos y cientos de compañeros al año.

Dos de los fallecidos eran trabajadores inmigrantes. Estas trágicas pérdidas demuestran, una vez más, que seamos de donde seamos, hayamos nacido donde hayamos nacido, los obreros compartimos los mismos problemas, compartimos la misma explotación, y también compartimos la solución: la movilización.

 

  • - Por la investigación hasta el final de los hechos, con participación directa de los sindicatos y de representantes de todos los trabajadores de la obra elegidos en asamblea.
  • - Jornada máxima de 8 horas. Salarios dignos. Formación adecuada dentro de la jornada de trabajo. Equiparación en derechos de todos los trabajadores de la obra.
  • - ¡Fuera pistoleros de los tajos! ¡No a la subcontratación!

Por una movilización general contra la siniestralidad laboral.

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