Delegado sindical por CGT de la empresa de jardinería UTE San José - El Ejidillo, subcontratada por el Ayuntamiento de Madrid
Delegado sindical por CGT de la empresa de jardinería UTE San José - El Ejidillo, subcontratada por el Ayuntamiento de Madrid
Acaba de salir la sentencia del juicio por la sanción que el compañero José Luis recibió el 15 de octubre de 2007, que se hizo efectiva del 1 al 15 de febrero de 2008. Una sanción de 15 días de empleo y sueldo por una supuesta insubordinación. La sentencia ha revocado la sanción obligando a la empresa a abonar al trabajador los salarios dejados de percibir durante el cumplimiento de aquella. La campaña desarrollada durante los últimos meses en defensa de la libertad sindical del compañero ha demostrado que la única forma de hacer frente a los abusos de la patronal es no plegándose a sus amenazas y chantajes, apoyándose siempre en la fuerza y solidaridad de los trabajadores.
El Militante.- ¿Por qué crees que te sancionó la empresa?
José Luis Rodríguez.- Creo que la empresa me sancionó porque yo estaba intentando, sobre todo desde que salí elegido delegado sindical por CGT, visitar a los trabajadores porque el anterior sindicalismo que había en la empresa era de ir poco a los tajos. Lo primero que hice fue ir a los tajos, hablar con los trabajadores, tratar de unificarnos, que estemos todos unidos en asambleas e intentar hacer un sindicalismo diferente, aparte de las oportunas denuncias que se hicieron. La empresa, al ver que se estaba haciendo ese trabajo, intentó quitarme del medio con una sanción.
EM.- La empresa está subcontratada por el Ayuntamiento de Madrid. ¿Cuáles son los elementos centrales que afectan a los trabajadores?
JLR.- La política de la empresa es pasarse el convenio por el forro. Y mira que el convenio es malo, ni siquiera respetan eso. No pagan los pluses como dios manda, la contratación muchas veces es ilegal, se están haciendo contratos ilegales, aunque se denunció. La represión es increíble. A mí me han sancionado de empleo y sueldo, pero hace poco fue a otro trabajador. Se está sancionando por respirar.
EM.- El caso concreto de la sanción es por un "incidente" en una caseta con el encargado, ¿puedes explicarlo?
JLR.- Sí, ocurrió en septiembre. Dos días antes, una de las trabajadoras que trabajaba en esa caseta me llamó para hacer una consulta sobre el tema de las subcontratas. Yo lo que hacía es que mis horas sindicales se las decía a mi responsable, que es el que firmaba. Avisaba, pero no avisaba a qué caseta iba porque eso no tengo por qué hacerlo. Fui a esa caseta y cuando estaba hablando con las trabajadoras vino el encargado, tratando de que me diese prisa, con muy mala educación. Se produjo una pequeña discusión, yo le dije que su actitud no era la correcta y él me dijo que iba a escribir un parte, una sanción por estar en la caseta. La empresa lo cogió con las dos manos y aprovechó para, aparte de sancionarme por "una falta de respeto a un superior", coaccionando a las trabajadores que estaban delante, decir que yo no estaba en horas sindicales porque no había especificado a qué caseta iba. Por eso me pusieron dos sanciones graves, una por "estar fuera de mi trabajo" y otra por haber faltado el respeto a un superior. Juntando estas dos sanciones se convertía en una sanción muy grave, y me suspendieron en febrero quince días de empleo y suelo.
A raíz de ahí con mis compañeros hicimos una campaña como CGT y Corriente Marxista El Militante, de envío de faxes, porque eso es un claro acto de represión sindical. Fue una campaña de solidaridad, cada compañero de El Militante con posiciones sindicales, estudiantes, delegados sindicales de CGT, de todos lados lo movieron. Hicimos una campaña de recogida de firmas. A mí me sorprendió porque muchos trabajadores firmaron exigiendo que me retiraran la sanción.
Eso les puso muy nerviosos porque vieron que estaba organizado, que es lo que la empresa más teme, que los trabajadores se organicen. La empresa vino y me dijo que tenía que parar todo esto.
EM.- ¿Cuál fue la actitud del comité de empresa durante todo este conflicto?
JLR.- La actitud de la mayoría del comité fue de apoyar mi sanción. El 15 de octubre, el día que me llevaron a la empresa para ponerme la sanción, la actitud del comité y de la empresa fue la misma. Tanto el gerente como el presidente del comité, Antonio Galiano, de CCOO, me atacaron con los mismos argumentos, fue muy gráfico.
Esa actitud no se corresponde ni con la mayoría de los trabajadores ni con la mayoría de la afiliación de Comisiones Obreras.
EM.- Se celebra el juicio, ¿cuál es la actitud de la empresa contigo?
JLR.- Unos días antes del juicio, estaba yo trabajando y me llevaron a la empresa, que querían hablar conmigo. Ofrecieron reducirme la sanción a dos días de empleo y sueldo, diciéndome que tenía futuro en la empresa. Eso es indignante, la sanción me la tenían que quitar porque yo no hice nada malo.
Lo mío no es una cuestión personal, lo importante de haber ganado esto es que a partir de ahora ningún delegado sindical tiene que especificar a qué caseta va en sus horas sindicales. Y esto es muy importante ya que si les avisas te encuentras a toda la empresa en esa caseta, los encargados, los ingenieros... Lo importante de esta sentencia es que no te pueden sancionar por eso, es importantísimo no aceptar los dos días.
EM.- ¿Cuál ha sido la reacción de la empresa al saber que han perdido el juicio?
JLR.- De indignación y están cabreados. El encargado me ha amenazado con hacerme la vida imposible. Yo me enteré de que había ganado el juicio por él. Pero, sobre todo, lo más positivo y lo más importante fueron las llamadas de los trabajadores. Me llamaban y yo no lo sabía, me decían: José, enhorabuena, y yo ¿enhorabuena de qué?, ¡que has ganado el juicio! La gente estaba muy contenta, porque es una pequeña victoria.