Propiedad de la empresa de transportes metropolitanos de Barcelona (TMB), y con ubicación en el barrio popular de Sants-Montjuïc, estaba ocupado desde hacia 17 años cumpliendo una función social en el barrio que el ayuntamiento no proporcionaba: comedores sociales, sin discriminación, a las personas necesitadas; presentaciones de libros y actividades culturales; facilitar espacios para grupos musicales y teatrales, así como para reuniones y actividades de diferentes colectivos y asociaciones. Como consecuencia de su labor social en el barrio, la oposición a su desalojo y derribo ha sido unánime por parte de los vecinos, desatando una fuerte movilización de la juventud.

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En estos días los medios de comunicación sólo han sacado la quema de contenedores y la rotura de cristales que han protagonizado una minoría, pero ¡Por supuesto! han ocultado cuidadosamente la violenta represión de los Mossos. El miércoles, tercer día de protestas y con más de 7.000 jóvenes en la calle, las cargas salvajes de la policía de CiU han provocado la reacción de cientos de vecinos que salieron a los balcones con cacerolas para mostrar su rechazo a su brutal actuación. Los Mossos han acordonado la estación de Sants cada uno de los días de las protestas, cerrando sus accesos, y han llegado a entrar en la estación para golpear con saña a personas que nada tienen que ver con las movilizaciones. También entraron en los portales donde manifestantes y vecinos trataban de refugiarse de las cargas. La brutalidad policial ha dejado sin oído a un joven que paseaba en bicicleta. Incluso en un periódico local “Directa”, la policía levantó la persiana de la redacción para reventar el vidrio y entrar. Hasta ahora han detenido a 30 personas, y hay cientos de heridos.

Evidentemente desde los medios de comunicación trata de obviarse esta violencia, hablando únicamente de encapuchados y radicales que practican la “kale borroka”. De hecho una prueba clara de la tergiversación tanto de los medios como del Ayuntamiento y la Generalitat, es el intento desesperado del primero por desactivar el conflicto iniciando de nuevo conversaciones para buscar una solución. La propia Federación de Asociaciones de Vecinos y Vecinas de Barcelona (FAVB) se ha solidarizado con esta lucha y con los vecinos de Sants, condenando la actuación de Ayuntamiento y Mossos, y señalando las causas de fondo de estas protestas, “las desigualdades y las injusticias que están rompiendo Barcelona”.

Como siempre, y como hace el PP, la derecha nacionalista de CiU recurre a los mismos métodos para desacreditar la lucha, calificando a los manifestantes y vecinos de violentos radicales. Aquí vemos con claridad qué es CiU y a quién representa. Al igual que el PP, CiU es parte de la misma estrategia para cercenar los derechos democráticos más básicos, criminalizando la protesta social, y convirtiendo la represión en su único lenguaje.
La represión de los Mossos d’Esquadra no es algo nuevo ni anecdótico. La policía catalana se ha caracterizado en los últimos años por acumular cada vez más escándalos, como el desalojo salvaje del movimiento 15-M de la Plaça Catalunya o la pérdida de un ojo de Ester Quintana a causa de una pelota de goma lanzada por la policía —negando posteriormente la evidencia hasta que quedo probado en el juicio—, o la muerte en sus manos, en circunstancias poco claras, de hasta tres personas en los últimos meses. Finalmente, y a consecuencia de esta riada de escándalos, Manel Prat ha dimitido como director del cuerpo de policía de los Mossos d’Esquadra, justo el día en que por la tarde se realizaba una votación para plantear su cese.

La movilización de la juventud, harta de ser arrojada al sumidero del desempleo y la precariedad laboral, de ver como sus iniciativas son pisoteadas por el poder, de sufrir la carencia completa de equipamiento sociales y culturales en los barrios obreros, se ha extendido también a otros barrios y localidades de Barcelona, incluso a otros puntos de Catalunya y del resto del Estado. Como ya ocurrió con Gamonal en Burgos, ha sido una chispa que ha hecho emerger la indignación y la rabia frente a los recortes, la corrupción y los ataques que sufre la juventud obrera.

Es completamente escandaloso que este desalojo, al que se han dedicado todos los medios necesarios, se haya producido en el mismo momento en que se conocía la sentencia por el caso Palau de Barcelona, uno de los principales montajes de corrupción que afecta tanto a CiU como al PSC, y por el que se ha condenado únicamente con un año de prisión a sus principales responsables, absolviéndose sin embargo a la cúpula de urbanismo del Ayuntamiento, en ese momento en manos del PSC. ¡Que cinismo! ¡Que hipocresía! ¡Con Can Vies represión al máximo y para los corruptos alfombra roja!
La movilización, estimulada por la creciente represión, ha ido creciendo y ya se prepara una gran manifestación para este sábado 31 en Barcelona. Desde el Sindicato de Estudiantes exigimos el cese inmediato del estado de excepción que CiU y los Mossos han impuesto en el barrio de Sants y la libertad sin cargos de todos los detenidos. Y mostramos nuestra solidaridad activa con los ocupantes y miembros de Can Vies y con los vecinos de Sants, que han vivido una auténtica pesadilla durante estos últimos días. Exigimos así mismo la dimisión del Xavier Trias, alcalde de Barcelona, y de Jordí Martí, regidor del Distrito de Sants-Montjuïc, responsables directos del desalojo y derribo, y de la violencia policial desatada contra manifestantes y vecinos.


¡¡Solidaridad y libertad inmediata sin cargos de todos los detenidos!!
¡¡Más educación y menos represión!!

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