El 28 de febrero de 2017 será una fecha para recordar. Mientras Susana Díaz duda en presentarse o no a las primarias del PSOE, la movilización de cientos de miles de jóvenes y trabajadores andaluces le recuerda que sus políticas y su gobierno de coalición con Ciudadanos no tienen nada que ver con el socialismo. Después de meses de manifestaciones masivas de la Marea Blanca contra los recortes sanitarios, el 28 de febrero una riada humana llenó las calles de Sevilla secundando la Marcha de la Dignidad. Cerca de 90.000 personas reclamamos derecho a techo, a pan y trabajo, frente a un gobierno andaluz que sólo vela por los señoritos y los empresarios.
Esta demostración de fuerza muestra la auténtica temperatura de la lucha de clases en el Estado español, y la falsa apariencia de paz social imperante. La movilización del 28F en Sevilla señala el camino: unificar las luchas, dotarlas de contenido de clase, sostenerlas en el tiempo y endurecerlas. Más allá de la cháchara parlamentaria, de los lances retóricos que protagonizan sus señorías de cara a la galería, una gran coalición nos gobierna aplicando su agenda de recortes y austeridad. El PSOE de la Gestora golpista, de los barones territoriales y de Susana Díaz, es responsable en primer término de esta triple alianza. Detrás de su fachada de cartón de piedra, de su sonrisa cínica, se esconden los intereses de la oligarquía financiera, de los terratenientes, de esa casta de corruptos que han saqueado las finanzas públicas para su beneficio particular tejiendo una red clientelar que fomenta la sumisión y el atraso. Susana Díaz se coaliga con Ciudadanos, apoya la gobernabilidad del PP, y no duda en enfrentarse a los más débiles, recortando en educación, sanidad y precarizando el empleo público.
La Marcha de la Dignidad en Sevilla ha sido una señal más. Las experiencias del pasado, desde el 15M hasta las huelgas generales, las Mareas Ciudadanas, la gran movilización estudiantil, los levantamientos de Gamonal y la irrupción de Podemos en el tablero político, todo lo que ha llevado a la crisis del régimen del 78 y el hundimiento del bipartidismo, siguen muy presentes en la conciencia de millones.
La confluencia de numerosos colectivos de trabajadores en lucha, como los de telemarketing de Catsa y Konecta, del 061 y 112, de los estibadores o los bomberos de Málaga, las Afectadas por la Ley de Dependencia, el Movimiento Democrático de Mujeres, la Plataforma por la Renta Básica, los compañeros del SAT y su gran campaña por la libertad de Andrés Bódalo, las organizaciones de la izquierda que lucha y que impulsan en el día a día la resistencia contra el PP y la gran coalición… muestran que el camino de la unidad multiplica siempre que esté al servicio de la movilización coherente. La ausencia de CCOO y UGT en estas manifestaciones, o mejor dicho de sus cúpulas, también es muy llamativa. Cada día es más evidente que su estrategia de pacto social, de desmovilización y sumisión a los poderes establecidos es rechazada por cientos de miles de afiliados y amplios sectores de la clase obrera.
Las próximas semanas van a ser escenario de grandes movilizaciones. La huelga internacional de mujeres, contra la violencia machista y la opresión capitalista, que se concretará el 8 de marzo. El llamamiento realizado por el Sindicato de Estudiantes a la huelga general educativa el 9 de marzo, que vaciará institutos y facultades. Los siete días de huelga convocados por los estibadores, un conflicto que puede marcar un punto de inflexión; y las movilizaciones impulsadas por Podemos el próximo 25 de marzo, entre otras, son el reflejo de una necesidad. Si queremos frenar el sufrimiento que genera la crisis, si queremos acabar con los recortes, si queremos obtener victorias, el único camino es la lucha unificada contra un gobierno de la derecha muy débil, y contra unos socios todavía más desacreditados.
La nueva oleada de batallas que vamos a protagonizar marcará nuevos avances en la conciencia, pero sobre todo impulsará la necesidad de levantar una alternativa socialista y rupturista con el capitalismo. ¡Únete a Izquierda Revolucionaria!