Apenas una semana después de que alcanzaran un acuerdo con la patronal ANESCO, los representantes sindicales de los estibadores se han levantado de la mesa de negociación dónde teóricamente se iba a ratificar la letra pequeña del mismo. La razón es que la patronal rechaza la subrogación de los trabajadores en la forma acordada, y evidentemente lo hace porque se siente fuerte tras la aprobación del Real Decreto de la Estiba en el Parlamento, y tras comprobar que los dirigentes sindicales, sin llevar a cabo ni un solo día de huelga, aceptan la desregulación del sector, la entrada de las ETTs y las dobles escalas salariales. Estas son las consecuencias de una estrategia sindical errática que ha puesto en la negociación todas las esperanzas renunciando a la lucha cuando el momento era el más propicio. Ahora las espadas vuelven a ponerse en alto, pero es necesario rectificar el rumbo y organizar un plan contundente de movilizaciones y huelgas para ir a por todas.
Los dirigentes sindicales han declarado que llamaran a paros parciales para los días 5, 7 y 9 de junio, y hablan de organizar huelgas de 48 horas para las semanas siguientes. Pero hay que sacar lecciones de lo ocurrido si de verdad se quiere obtener una victoria, algo que todavía es posible.
Balance de una estrategia equivocada
Cuando parecía que el conflicto de la estiba se había desactivado con la firma de un acuerdo que, en nuestra opinión, era lesivo para los trabajadores, este vuelve a estallar de nuevo. Según ANESCO, antes de hablar sobre subrogación sería necesario hacer un estudio de las necesidades “puerto a puerto” para conocer la cifra concreta y las condiciones laborales de los trabajadores que conservarán su puesto de trabajo. Eso sí, siempre y cuando se garantice por parte de éstos su compromiso a la bajada salarial del 10%, pactada en el principio de acuerdo.
Antolin Goya, portavoz de la Coordinadora de Trabajadores del Mar, el sindicato mayoritario, declaraba que los empresarios están ahora “en una posición de poder con la nueva ley”, en alusión al Real Decreto de liberalización de la estiba aprobado por el gobierno el pasado 18 de mayo. Evidentemente esto es así, y uno de los objetivos de ese Real Decreto era precisamente dotar a las empresas de un mayor poder frente a los trabajadores y facilitar la precarización de las condiciones laborales en los puertos. En nuestra opinión, el que finalmente el RD se aprobara sin ninguna jornada de huelga y movilización masiva, justamente cuando el gobierno del PP se encuentra más débil, Unidos Podemos ha presentado una moción de censura, y Pedro Sánchez ha ganado las primarias, refleja el grave error que han cometido las direcciones sindicales. Es más, la situación llegó al punto que todo el calendario de lucha previsto fue desconvocado la semana pasada. Estas señales de debilidad no han pasado desapercibidas ni para el gobierno ni para la patronal, que llenos de confianza y nuevos bríos han visto una oportunidad de oro para asestar un golpe definitivo al colectivo de los estibadores.
El objetivo de ANESCO es acabar, de una vez por todas, con las condiciones económicas y laborales del sector, y hacerlo además mediante el desgaste y la atomización del colectivo de estibadores. A buen seguro, el resultado de ese “estudio” que reclaman para cuantificar los puestos de trabajo que pueden “asumir” no será el mismo en unos puertos que en otros, ni tampoco las condiciones que se ofrezcan a los trabajadores en cada uno. Comenzará así el “divide y vencerás” que tantas veces hemos visto en los procesos de reconversión industrial.
Hay que ir a por todas y poner en pie de guerra al sector
Romper la estrategia patronal y del gobierno solo será posible recurriendo a la movilización más contundente, masiva y sostenida en el tiempo, y apelando a la unidad y solidaridad más amplia posible. Los estibadores tienen a su favor el importante papel que ocupan en la cadena de distribución de toda clase de mercancías, y el impacto inmediato que una huelga suya tendría en el conjunto de la economía.
Como señalábamos en el anterior artículo, la mayoría de las importaciones y exportaciones españolas se producen vía marítima, y el sector mueve al año un importe equivalente al 20% del PIB. La paralización de la actividad portuaria supone pérdidas millonarias para la patronal del sector y para el conjunto de los capitalistas.
Si tras las anunciadas convocatorias de paros la patronal ANESCO continua sin ceder, hay que endurecer la lucha extendiendo el calendario de huelgas e impulsando la solidaridad internacional para que los estibadores de los puertos alternativos, en Portugal, Marruecos o Francia, paralicen la carga de mercancías con destino al Estado español. La posibilidad de obtener una victoria en estos términos es totalmente viable. Lo que sería un grave error es amagar de nuevo para, a continuación, desconvocar los paros por alguna promesa inconcreta. Esta estrategia sería más de lo mismo e inevitablemente conllevaría revisar el acuerdo —ya de por sí lesivo para los trabajadores— a la baja. A esto parecen apuntar las declaraciones realizadas el viernes 2 de junio por Miguel Rodríguez, presidente del comité de empresa del puerto de las Palmas y miembro de la Coordinadora: “…es necesario que afrontemos la negociación con los principios básicos de la negociación… y del resultado de la negociación se desprenderá lo que fuese: que sobran la mitad o que es necesario aumentar las plantillas…”
Planteada así la cuestión, el mensaje que se lanza a la patronal y a los propios trabajadores no es precisamente la disposición a luchar por la subrogación del 100% de los puestos de trabajo sino todo lo contrario; es decir, que a fecha de hoy estarían dispuestos a aceptar la eliminación, negociada, de puestos de trabajo. Esto encajaría más con la pretensión de la patronal del sector de reducir los costes laborales un 30%, mediante la reducción de las plantillas. Pero, indudablemente, el golpe para los trabajadores seria demoledor, y el principio del fin de sus actuales condiciones laborales.
En todo caso no se ha dicho aún la última palabra en el conflicto de los estibadores. Desde Izquierda revolucionaria estamos convencidos de que el colectivo tiene la fuerza suficiente para derrotar las pretensiones de la patronal y el gobierno, a condición de que confíen sólo en sus propias fuerzas. No se puede conseguir en la mesa de negociación lo que no se ha conquistado en la calle a través de la movilización y la lucha. Los ejemplos de los compañeros de la fábrica de Coca Cola en Fuenlabrada que han mantenido una guerra sin cuartel con la patronal para defender todos los puestos de trabajo y han ganado, el de los trabajadores de la limpieza viaria en Madrid que pararon un ERE de extinción de 1.500 empleos, o los compañeros del Sindicato de Estudiantes que han derrotado las reválidas franquistas con decenas de huelgas generales, señalan el camino. Los estibadores lo saben muy bien, pues sus condiciones laborales y salariales —muy dignas en comparación a la de otros sectores— fueron conquistadas en batallas muy duras. Es necesario que el conjunto de los trabajadores del colectivo recuerden su propia historia y sobre todo la recuerden a sus representantes sindicales en este momento decisivo.
Para consultar los detalles del acuerdo alcanzado con la patronal y que hemos criticado se puede consultar nuestro anterior artículo Acuerdo de la estiba: las direcciones sindicales renuncian sin lucha a derechos históricos http://www.izquierdarevolucionaria.net/index.php/estado-espanol/movimiento-obrero/10635-acuerdo-de-la-estiba-las-direcciones-sindicales-renuncian-sin-lucha-a-derechos-historicos