Basta ya de salarios de miseria y de precariedad laboral ¡Por un convenio digno para el sector!

El pasado domingo 1 de diciembre, los trabajadores y trabajadoras del sector del comercio minorista (supermercados como Alimerka, Masymas, El  Arco , La Plaza de Día, etc), en una asamblea masiva decidieron ir a la huelga los días 21, 22, 23, 24, 28, 29,30 y 31 de diciembre.

En esta asamblea los sindicatos (CCOO, UGT y USO, presentes en la mesa de negociación del convenio) preguntaron a los presentes por el margen que les concedían para negociar. La respuesta fue clara y contundente: “no hay ningún margen, lo queremos todo, hay que exigir o todo o nada”.

Una patronal  con beneficios millonarios  y una plantilla con condiciones miserables

Los beneficios de las principales empresas del sector son cuantiosos. Por ejemplo, en 2014, las dos grandes empresas, Alimerka y Másymás, obtuvieron doce millones de beneficio neto, en 2015 los beneficios subieron a 14,7 millones de euros, en 2016 a 21,4 millones. En 2017 crecieron un 3,5% con respecto al año anterior y en el 2018  estas dos cadenas de supermercados, que ocupan el puesto 8 y 20 de las empresas asturianas por facturación, subieron su nivel de ventas, en conjunto, un 7,38% y obtuvieron un beneficio neto de 12.614.000 euros. (Datos extraídos de la  entrevista de www.mundoobrero.es  a  Maria Jose Santano,  miembro de CCOO y Secretaria del Comité de Empresa de Alimerka, el  13/12/2018  y de ranking de empresas de eleconomista.es).

Del otro lado las condiciones de las plantillas son salarios que no permiten vivir dignamente y la ausencia total de derechos laborales. Así queda plasmado en las  reivindicaciones básicas para  el convenio:

- Llegar a 2020 con un salario mínimo de 14.000 euros anuales y subida salarial automática a los tres años, reconociendo la antigüedad.

- Conseguir que los descansos para desayuno o merienda sean considerados tiempo efectivo de trabajo.

- Dos días más de vacaciones.

- Reconocimiento de categorías profesionales por antigüedad.

- Un segundo día de libre disposición.

- Derecho a utilizar de los festivos otro día cuando coincidan en vacaciones o descansos, para poder disfrutar de todos los festivos.

- Aumento de los días del permiso de lactancia.

- Plan de rejuvenecimiento de la plantilla.

- Introducción de cláusulas contra la externalización de los servicios y por la subrogación.

Las lecciones del año pasado, hay que mantener la huelga hasta ganar

En esta asamblea del pasado 1 de diciembre, los dirigentes sindicales han recibido duras críticas por parte de los trabajadores por su actuación el año pasado por estas mismas fechas.

Los salarios que no llegan a los mil euros, los horarios que no permiten la conciliación familiar más básica en plantillas en las que las mujeres son abrumadora mayoría, donde las categorías no se reconocen, donde se encadenan contratos sin parar y se evita el reconocimiento de la antigüedad, motivaron la convocatoria en 2018 de seis jornadas de huelga durante las navidades.

El ambiente era tremendo y el hartazgo máximo. Sin embargo, el 14 de diciembre, unos días antes de la fecha marcada para el inicio de la huelga esta fue desconvocada por los sindicatos tras ofrecer la patronal una subida lineal de 50 euros y el «compromiso» de sentarse a negociar el convenio a lo largo de 2019. Como era de prever, las empresas incumplieron el punto central del compromiso que adquirieron con los dirigentes sindicales: no ha habido negociación del convenio.

Lo único que la patronal quería era que la huelga se desconvocase en navidad que es el momento del año que más daño hace, y después seguir mareando la perdiz ofreciendo subidas salarias ridículas de 10 euros.

Por eso un año después los ánimos están caldeados y los y las trabajadoras exigieron claramente a los sindicatos en la última asamblea que no cedan ante la patronal y  que los comités de empresa no firmen convenios de empresa.

En un sector, en el que una empresa, Alimerka, representa el 55%, con 6.000 trabajadores, el riesgo de  dividir a las plantillas para desactivar la huelga es evidente y los trabajadores conscientes de que la patronal intentaría jugar la baza de los acuerdos por empresa, lanzaban la advertencia a los dirigentes sindicales para que no entraran en el juego de los empresarios.

Cómo si de una premonición se tratara, solo unos días después, el 4 de diciembre, la dirección de Alimerka convocaba al comité de empresa para proponerle un convenio propio, ofreciendo sentarse a «negociar»  algunas demandas sociales  a cambio de que aceptasen una subida salarial para el 2019 del 1,3%, equivalente a 10,70 euros, la misma propuesta que ya había sido rechazada previamente en la mesa de negociación del sector. El comité de empresa rechazó en esta reunión esta «oferta» de la dirección de Alimerka.

Hay fuerza para conseguir un convenio digno, con determinación y sin aceptar más chantajes

Por si esta maniobra por parte de Alimerka fuese poco, las declaraciones de la patronal, ASUPA (Asociación de Supermercados de Asturias) y la campaña en los medios de comunicación desde el anuncio de la huelga están siendo salvajes, dejando en evidencia cuáles son sus intenciones. Tienen una actitud muy beligerante contra la huelga a la que ha tildado de “absolutamente desproporcionada”, criticando “la reivindicación permanente, sin límites razonables y ajena a la realidad presente y previsible del sector“.

Esta burda maniobra en Alimerka y las declaraciones de ASUPA muestran a una patronal que quiere aparentar fortaleza ante los trabajadores. La realidad es que estos señores y señoras, con beneficios millonarios, que no tienen que vivir con 800 euros al mes, tienen auténtico terror a que la huelga se lleve a cabo.

La actitud latiguera de las empresas del sector es de sobra conocida por los trabajadores. La respuesta no puede ser otra que la denuncia pública y la movilización de un sector con una plantilla poderosa y fuerte que está cansada de aguantar humillaciones, represión y condiciones laborales más propias de otro siglo.

Negociar con la huelga convocada, la única forma de arrancar un convenio digno

Las direcciones de los sindicatos han supeditado el mantenimiento de la huelga a que la patronal acceda a la negociación del convenio.

Desconvocar la huelga para iniciar la negociación solo beneficiaría a la estrategia de la patronal. Si los dirigentes sindicales hicieran esto repetirían su nefasta actuación del año pasado. La fuerza en la negociación la otorga la movilización de las plantillas, esto es elemental para cualquier sindicalista que realmente pretenda arrancar concesiones serias a los empresarios.

Los llamamientos por parte de las plantillas a no aceptar chantajes han quedado claros, y las pretensiones de la patronal en los días posteriores a la asamblea también. Quieren romper la huelga, dividir a las plantillas proponiendo convenios de empresa y criminalizar la protesta, enfrentando a trabajadores y trabajadores con clientes. La única forma de responder a esta actitud es con la contundencia, manteniendo la convocatoria de la huelga hasta conseguir todas las exigencias de la tabla reivindicativa y preparándola en las mejores condiciones, haciendo un llamamiento claro y concreto a participar en movilizaciones de apoyo en un horario en el que el resto de la clase trabajadora pueda acudir y solidarizarse de manera activa.

Las condiciones en los supermercados son muy similares a las de otros sectores, por tanto la situación es favorable para que otros sectores se incorporen a la lucha por un trabajo digno. En una Comunidad Autónoma diezmada por la reconversión industrial, donde en muchas casas se sobrevive mes a mes gracias al colchón de las jubilaciones o prejubilaciones de familiares, mantener estas condiciones laborales es condenar el futuro de generaciones enteras. ¡Así no se puede vivir! Hay que plantar cara a esta patronal con firmeza y determinación y con un sindicalismo combativo a la altura de las necesidades de la clase obrera, sin aceptar ningún chantaje más ni dilación en las mejoras. ¡A la huelga!

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