Este lunes, 4 de mayo, los trabajadores de Nissan iniciaban una huelga indefinida contra el cierre de la empresa, que supondrá la destrucción de más de 3.000 puestos de trabajo directos y alrededor de 25.000 entre empleos directos e indirectos. La huelga está convocada por los cuatro sindicatos representados en el comité de empresa: USOC, CCOO, UGT y CGT y en este momento los trabajadores mantienen ocupada por grupos durante las 24 horas del día la factoría de Moncada i Reixac (Barcelona), para evitar que la empresa pueda cerrar la misma y llevarse la maquinaria.
La multinacional japonesa ya aplicó un ERTE el pasado 19 de marzo aduciendo pérdidas millonarias a causa del coronavirus. Pero la realidad es que, tras acumular beneficios durante décadas, lo que estos parásitos pretenden, cerrando centros de trabajo y despidiendo trabajadores es maximizar aún más sus ganancias.
El cinismo de Nissan no tiene límites. Exigían a los trabajadores volver al trabajo a partir del 4 de mayo exclusivamente para terminar las unidades de la furgoneta Mercedes pendientes e inmediatamente después proceder al cierre y echarlos a todos. Una vez que los trabajadores han rechazado esta maniobra escandalosa e iniciado la huelga, están planteando otro ERTE de fuerza mayor con la excusa de la propia huelga. Estamos ante un cierre patronal encubierto.
Una actuación por parte de la multinacional que pone en evidencia la política de los dirigentes de CCOO y UGT a nivel estatal. Justamente esta semana llegaban a un acuerdo con la patronal para seguir facilitando los ERTEs y las medidas patronales de ajuste. Todo ello, desgraciadamente, avalado por el Gobierno del PSOE-UP. Si no se rectifica este camino, vendrán más ERTEs, más EREs y más cierres. Patronal y multinacionales no tienen reparos ni límites en sus ansias de beneficio.
La declaraciones del secretario general de la UGT Zona Franca señalando que "lo único que pedimos es saber qué va a suceder para empezar a buscarnos la vida", son realmente lamentables, y demuestran el grado de degeneración al que han llegado ciertos dirigentes sindicales. En vez de plantear un plan de lucha contundente y dar confianza a la plantilla, se prepara a las y los trabajadores para aceptar el cierre. Necesitamos dirigentes sindicales dispuestos a luchar y a dar la cara.
Por eso mismo, los sindicatos presentes en Nissan deben exigir al Gobierno PSOE-UP y la Generalitat que intervengan inmediatamente, pero no solo para paralizar este ERTE sino para nacionalizar la empresa, asegurando el mantenimiento de todos los puestos de trabajo y riqueza que genera la empresa. Para ello hay que organizar ya un plan firme de combate, exigir a CCOO y UGT Catalunya que pongan todos sus delegados y delegadas al servicio de esta pelea, incluyendo paros de solidaridad en el resto de industrias de la automoción, generando una ola de apoyo a las reivindicaciones de los trabajadores que obligue a la Generalitat y al Gobierno central a frenar los planes de la empresa.
Nissan concentra producción y destruye empleo para maximizar beneficios
Como consecuencia de la crisis económica mundial, el sector automovilístico sufre una intensa concentración de capital y la lucha entre las diferentes multinacionales por los mercados se recrudece. Nissan ha sellado una alianza estratégica con Renault para repartirse cuotas de mercado, concentrando la multinacional japonesa su producción en Asia y América mientras busca reducir costos, quedando la producción para el mercado europeo en manos de su aliada francesa.
En 2019 la empresa recortó la producción de sus factorías en el Estado español un 51%. Antes de estallar la crisis del coronavirus, los sindicatos denunciaban que la factoría barcelonesa de Zona Franca trabajaba solo a un 20% de su capacidad y Nissan ya había presentado planes para un recorte productivo del 40% tras la Semana Santa - lo que significaba en la práctica el desmantelamiento de la empresa -.
Nissan lleva años aplicando una política de desinversión, recortando paulatinamente producción y empleo y atacando los derechos de los trabajadores - tanto en sus centros de trabajo catalanes como en los de Ávila y Cantabria -. Esta actuación se ha justificado repitiendo machaconamente el "argumento" de que resultaba imprescindible para mejorar la competitividad y garantizar el futuro, y ha contado con la complicidad de los diferentes Gobiernos centrales de PP y PSOE y de la Generalitat de Catalunya. Tanto unos como otros han cedido reiteradamente a las exigencias de la multinacional, facilitando todas sus medidas contra los trabajadores y concediéndole todo tipo de ayudas a fondo perdido con cargo a las arcas públicas.
Generalitat y el Gobierno avalan los despidos y más dinero público para la multinacional
En febrero de este mismo año, cuando ya eran evidentes los planes de cierre de Nissan, tanto el Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, como la Conseller de Industria de la Generalitat, Àngels Chacón - tras reunirse con la empresa y comprometerse a nuevas ayudas - declaraban que "la continuidad de Nissan está garantizada".
Un ejemplo escandaloso de la actuación de Nissan y la complicidad de la Generalitat fue el ERE aprobado en junio de 2019 como parte del plan de viabilidad presentado por la empresa. Ha quedado en evidencia que dicho plan fue una estafa propia de auténticos timadores. A cambio de la difusa, y finalmente nunca concretada, promesa de acometer nuevas inversiones y fabricar nuevos modelos en las factorías de Moncada y Zona Franca, Nissan exigió -hace ahora un año - la firma de un ERE que suponía reducir 620 puestos de trabajo mediante prejubilaciones y otros retrocesos para los trabajadores.
Inicialmente, los dirigentes de USOC, CC.OO y UGT aceptaron. CGT se opuso. Finalmente, maniobras de la empresa de última hora, empeorando las condiciones de las prejubilaciones, llevaron a los sindicatos inicialmente dispuestos a firma el ERE a rechazarlo. Sin embargo este fue aceptado por la Generalitat, que actuaba como mediadora, garantizando así los despidos y recortes.
Los sindicatos deben rectificar. Para salvar el empleo ¡Nacionalización ya!
En lugar de sacar conclusiones de todas estas maniobras, ataques y engaños de Nissan y exigir su nacionalización como única manera de garantizar el mantenimiento de la producción y el empleo, la posición de los dirigentes de CCOO, UGT y USOC durante el último año ha sido reclamar nuevas ayudas por parte del Estado y hacer más concesiones a la empresa.
Esto es lo que ocurrió con el proyecto de la planta de pintura: Nissan dijo que la inversión costaría 70 millones, la Generalitat adelantó 3 millones y ahora la empresa se prepara para cerrar tras hacer caja - una vez más, engañando a los trabajadores y llevándose dinero público- .
En este mismo momento Javier Pacheco, secretario general de CCOO de Catalunya, procedente de Nissan, sigue defendiendo "un frente común de las administraciones públicas y el sector privado" para salvar la empresa. Esto solo significa una cosa: seguir regalando dinero público a estos parásitos, o cualquier otra multinacional, para que sigan aplicando las mismas políticas que Nissan ha desarrollado durante años.
La situación que hoy viven los trabajadores de Nissan es un ejemplo indignante de cómo los capitalistas utilizan el contexto trágico de la pandemia para cargar las consecuencias de la crisis económica sobre los trabajadores. Pero también de los efectos desastrosos de un sindicalismo que renuncia a la defensa clara y decidida de lo que necesitamos los trabajadores y busca el "mal menor" y el pacto a toda costa.
¡Sí que hay alternativa! Por un plan de lucha contundente que tumbe los planes de la multinacional
Las decenas de miles de puestos de trabajo directos e indirectos que hoy están amenazados por el cierre de Nissan pueden ser salvados. Pero solo hay un modo de hacerlo. Con un plan de lucha claro y decidido, que vaya hasta el final y busque la movilización continuada y unificada hasta vencer, manteniendo y extendiendo la huelga indefinida a toda la plantilla y extendiendo además la lucha al resto de trabajadores afectados de las empresas que dependen de Nissan. Además, hay que buscar la solidaridad y apoyo activo del conjunto de la clase obrera y la población, empezando por las comarcas y municipios donde se encuentran los centros de trabajo amenazados de cierre.
Por otro lado, hay que buscar el apoyo del conjunto de las y los trabajadores del sector de la automoción, comenzando por los de la Renault - que reciben las piezas de la factoría de Moncada i Reixac, habiéndose visto afectados en los suministros por la huelga -. Como vemos, las distintas multinacionales se coordinan en su lucha por cuotas de mercado. Eso mismo tienen que hacer las y los trabajadores del sector en defensa de los salarios y el empleo. CCOO y UGT deben movilizar a sus delegados en todas las factorías de la automoción, conformar una caja de resistencia solidaria con las y los trabajadores de la Nissan, y establecer un plan ascendente de lucha en todo el sector.
Los sindicatos en Nissan deben organizar de manera inmediata la ocupación de todos los centros de trabajo para evitar que la empresa pueda cerrarlos y llevarse la maquinaria. Junto a ello, hay que exigir a la Generalitat y el Gobierno PSOE-UP la nacionalización inmediata de la empresa bajo control de los trabajadores.
Esta consigna es más actual y necesaria que nunca, y puede tener un gran apoyo. La crisis del coronavirus ha mostrado la necesidad de defender el carácter público no solo de la sanidad sino de los sectores clave de la economía. La industria automovilística podría producir vehículos eléctricos, y no solo para el uso individual, sino para garantizar un transporte público no contaminante y eficiente a precios asequibles, tractores y maquinaria para la agricultura, además de otros muchos bienes socialmente necesarios (respiradores, etc.) como ha mostrado la lucha contra el Covid 19.
De la mano de multinacionales capitalistas y empresarios privados que solo buscan el máximo beneficio esto resulta imposible. Sin embargo, nacionalizando las empresas que Nissan quiere cerrar, llevando a cabo un plan de inversiones por parte del Estado y poniéndolas bajo control de los trabajadores sería totalmente factible.
Si los dirigentes de CCOO y UGT - a causa de su aceptación del sistema capitalista y su siniestra lógica - se niegan a defender esta alternativa que es la única que garantiza el mantenimiento de todos los centros y puestos de trabajo, los delegados de CGT deben plantear y someter a votación esta propuesta a las asambleas de trabajadores y un plan de lucha para conseguirla.
El único camino, en Nissan y en todas las demás empresas amenazadas de cierre y despidos, es presentar batalla. Levantar la consigna de la nacionalización y ocupar las factorías presentando un plan continuado de lucha serviría de punto de referencia para otros muchos sectores amenazados por cierres y despidos y despertaría un apoyo masivo.