¡En defensa de los puestos de trabajo y de nuestros derechos!
El 10 de marzo está convocada una huelga general de 24 horas en las comarcas de Ferrol, Eume y Ortegal, convocada por CIG, CCOO y UGT ante “la situación de emergencia social y económica” que vivimos. La CGT nos hemos sumado y estamos convocándola con todas nuestras fuerzas, muy especialmente en los astilleros de Navantia Ferrol. Nuestra sección sindical está haciendo asambleas y propaganda, contribuyendo a que esta jornada sea un éxito y un paso al frente en la defensa de nuestros empleos y derechos. La lucha tiene que continuar.
El cierre de empresas que está golpeando a la clase obrera a lo largo y ancho del Estado español también se sufre con crudeza en nuestras comarcas, muy especialmente este último año. La lista de empresas cerradas, que han anunciado el cierre o que han despedido a una gran parte de sus plantillas es tremenda. Tan solo en Navantia, motor económico de la zona, en los últimos dos años se han destruido más de 3.000 empleos. La central térmica de As Pontes, la planta de producción de aerogeneradores de Siemens-Gamesa en As Somozas, Noa o Poligal han anunciado o cerrado ya definitivamente. Otras muchas recurren a los despidos colectivos, como Galicia Textil que a finales de enero anunciaba el despido de 20 de sus 36 trabajadores. Y en las comarcas limítrofes de A Coruña y A Mariña también se amenaza con el cierre de Alu Ibérica o Alcoa, solo la dura lucha de la plantilla lo ha evitado por el momento.
Beneficios astronómicos para los capitalistas, miseria para los trabajadores
Ferrolterra lleva muchos años siendo la zona más azotada por el desempleo en Galicia. En el cuarto trimestre de 2020 la tasa de paro gallega era del 11,7%, mientras en Ferrol alcanzaba el 20,8%. En el tercer trimestre del año pasado, su tasa de ocupación era del 35,7%, es decir, prácticamente dos de cada tres personas en edad de trabajar no lo hacían, frente al 48,4% de media estatal. Desde las reconversiones de los años 80 hasta la crisis de 2008 el proceso de empobrecimiento de estas comarcas y la ausencia de futuro para la juventud se ha ido profundizando. Ni siquiera la emigración es hoy una alternativa, la nueva crisis económica azota en todas partes.
En paralelo a este drama, las empresas que cierran no hacen más que amasar ganancias millonarias a costa de nuestro sufrimiento. Los empresarios de la Industria Auxiliar de Navantia obtienen cada año muchas decenas de millones de euros, algunos de ellos —como los hermanos Entrecanales o Florentino Pérez— se encuentran entre las mayores fortunas del Estado español. Siemens-Gamesa en 2019 duplicó sus beneficios mientras anunciaba el despido de 600 trabajadores. Endesa, dueña de la central térmica de As Pontes, anunció unos beneficios de más de 1.500 millones en los tres primeros trimestres de 2020. Sin duda, tras el robo en la factura de la luz durante la reciente ola de frío estos se habrán disparado. Es especialmente indignante que estas dos empresas, que van a recibir un chorro de dinero público a cuenta de los fondos europeos New Generation, decidan despedir a sus trabajadores: aquí vemos la falacia capitalista de que ese dinero servirá para invertir en la modernización y adaptación de sus instalaciones, mantener los empleos y salir “todos juntos de la crisis”.
Y unido a todo esto, asistimos a un colapso completo del sistema de salud público durante esta tercera ola de la pandemia. Solo un ejemplo, entre tantos, para ilustrarlo: tras habilitar tres plantas específicas para la covid 19 en el hospital público de Ferrol y una adicional en el hospital Naval, las 150 camas utilizables están ya saturadas siendo necesario derivar pacientes a otras provincias como Lugo o Pontevedra.
Es la consecuencia directa de los recortes de los Gobiernos de Feijóo y de la decisión del actual Gobierno del PSOE y Unidas Podemos, claudicando ante los grandes poderes económicos, de mantener en funcionamiento los sectores no esenciales, anteponiendo los intereses de las grandes empresas y la banca a la vida de los trabajadores, especialmente la de los más explotados.
La lucha es el único camino. Hay que organizar una gran huelga general en Galicia y en todo el Estado
Esta realidad es la que ha empujado a CIG, CCOO y UGT a convocar huelga general en la comarca. Su estrategia basada en la paz social solo ha servido para proteger y aumentar los sacrosantos beneficios capitalistas a costa del sufrimiento y la miseria de nuestra clase. Necesitamos dar un golpe, recuperar las calles y la huelga del 10 de marzo tiene que servir para ello. Las asambleas en los centros de trabajo, las pegadas de carteles y los repartos de octavillas por las calles deben sustituir al sindicalismo de moqueta.
La clase obrera tenemos toda la fuerza para imponer un cambio radical en esta situación. Los miles de trabajadores despedidos o amenazados de quedar en la calle, los trabajadores de la sanidad pública que están arriesgando su vida cada día, la juventud abocada a la precariedad y el paro, los sectores más explotados de nuestra clase nos tenemos que unir en la lucha por conquistar unos servicios públicos de calidad que antepongan nuestras necesidades a los beneficios privados. ¡Hay que exigir la nacionalización de la sanidad privada ya! Hay que impulsar un proceso masivo de ocupaciones de fábricas defendiendo así cada puesto de trabajo amenazado por la avaricia capitalista y exigiendo su nacionalización sin indemnización —empezando por el caso de Alcoa— para ponerlas a funcionar bajo control obrero.
Hay que exigir la derogación inmediata de las contrarreformas laborales del PSOE y del PP, la reducción de la edad de jubilación con contratos de relevo, un salario mínimo de 1.200 euros mensuales, ninguna pensión por debajo de esa cantidad, un puesto de trabajo digno para todos y todas o, en su caso, un subsidio de desempleo igual al SMI.
La huelga comarcal del 10 de marzo debe ser el punto de partida para la convocatoria de una huelga general en toda Galiza y en todo el Estado antes del verano. Extendiendo la lucha a toda la clase obrera podremos golpear mucho más fuerte.