La reforma laboral del PP NO ha sido derogada. Las palabras de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, hace unos meses, planteando que se derogaría la ley del PP de 2012, tal y como recogía el Acuerdo de Gobierno entre el PSOE y UP, han quedado en papel mojado.

El entusiasmo de la CEOE con el acuerdo, las celebraciones indisimuladas de los poderes económicos y de la derecha ante el mantenimiento de los aspectos fundamentales de la reforma de Rajoy, los llamamientos de Aznar y Fátima Báñez, la ministra de Trabajo que impulsó la reforma laboral del 2012, para que el PP se abstenga y garantizar su aprobación, y ahora, el posible apoyo parlamentario de Ciudadanos a la misma, ponen completamente en evidencia la campaña de propaganda y mentiras impulsada por el Gobierno, y especialmente por los dirigentes del UP.

El hecho de que estén implicados en el Acuerdo las cúpulas de CCOO y UGT, que ya nos tienen acostumbrados a sus constantes renuncias para apuntalar la paz social, no hace sino poner aún más en evidencia este fraude. Ni siquiera entre la mayoría de sus delegados y afiliados, a los que nada se ha consultado, se defiende este nuevo acuerdo podrido con la patronal.

Sin duda nos encontramos ante uno de los peores incumplimientos por parte de UP y del Gobierno “progresista”, y así es percibido por miles de activistas y sindicalistas que hemos tenido que sufrir una salvaje reforma laboral que ha hundido nuestros salarios y cronificado la precariedad.

En su deriva para justificar lo injustificable, hemos escuchado a portavoces de UP como Jaume Asens argumentar que es necesario evitar cualquier enmienda o cambio en el Acuerdo para evitar que la CEOE no “se salga del acuerdo”, ya que se ha conseguido “que la CEOE deje de ser una correa de transmisión de la derecha”. Entonces, ¿se han convertido en una correa de trasmisión de la izquierda? ¿O más bien han asumido UP y Yolanda Díaz los postulados de la patronal? La respuesta es obvia.

Por la convocatoria de una huelga general en Euskadi, Galicia y Catalunya

Es necesario denunciar alto y claro esta nueva capitulación y plantear desde el sindicalismo de clase y combativo nuestra completa oposición al mismo.

La convocatoria de movilizaciones en Euskal Herria, Galiza y Catalunya contra esta reforma laboral a medida de la patronal, y la celebración de una concentración unitaria ante el parlamento el 3 de febrero, son un paso adelante para frenar este atropello. Pero es necesario que la lucha contra esta ley adquiera la dimensión y contundencia necesaria.

Hay que impulsar ya una amplia campaña de asambleas en las empresas y fábricas para denunciar lo que se ha cocinado a espaldas de los trabajadores, y en aquellos territorios donde existen fuerzas sindicales que se han opuesto frontalmente a esta reforma, es el momento de dar un puñetazo en la mesa y convocar a la huelga general.

ELA y LAB en Euskal Herria, CIG en Galicia o IAC, CGT, CSC y la COS en Catalunya, tienen la oportunidad de impulsar una alternativa sindical combativa contra esta reforma y contra el sindicalismo de despachos y moqueta de CCOO y UGT. La convocatoria de huelgas generales en dichos territorios para exigir que se derogue totalmente la reforma laboral del PP, tendrían un seguimiento muy amplio y supondría una referencia de lucha para la clase trabajadora de todo el Estado.

Necesitamos construir un sindicalismo alternativo de clase, democrático y combativo. Tal y como hemos visto en Cádiz, a pesar de las dificultades, existe una enorme rabia y disposición a luchar entre la clase obrera cuando se pone en marcha.  Es hora de seguir organizándonos y plantar cara a la patronal en las calles.

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